Vox es un partido cuya raíz se basa en la unidad nacional. Sin embargo, es una formación desunida. Y la crisis con Macarena Olona ha evidenciado un secreto a voces. Vox está roto. Estamos bajo la oscuridad de una noche de los cuchillos largos versión cañí y la exdiputada ha sido la primera víctima.

En la formación de Santiago Abascal existen dos facciones: la liberal, encarnada por Iván Espinosa de los Monteros y Rocío Monasterio; y la falangista, basada en el binomio Javier Ortega Smith y Jorge Buxadé. Y los segundos quieren purgar a los primeros. De hecho, han tomado el control del partido. El hecho de que fuera Espinosa de los Monteros el encargado de cerrar de forma definitiva la puerta a Olona no fue casual. El portavoz en el Congreso de los Diputados era el máximo apoyo de Olona. Un amigo. Al ser justo él, la rotundidad es mayor. De haber sido Ortega Smith el verdugo público, se evidenciaría dicho enfrentamiento y podría verse como una venganza personal. Espinosa de los Monteros legitima la salida. Además, sirve para demostrar quién es el que manda. 

“El bando Falangista - Opus Dei ha tomado el control de Vox y la limpieza es total dentro de la formación. Una milicia bien organizada ya patrulla la formación en busca de ‘flojos’ no afines a la secretaria general”, comenta una fuente cercana de Vox. El secretario general, Ortega Smith, personaliza el férreo control de sus filas y es el encargado de decir quién vive o quién no. Un boina verde que concibe a su formación como una milicia. O estás conmigo o estás contra mí. “El siguiente es Iván”, avisa la misma fuente, "ya que Buxadé ansía la portavocía".

Es conocido que Ortega Smith atisba el falangismo con cierto romanticismo. Así lo dejó plasmado en un artículo de 1986 titulado No olvidar y publicado en el  Boletín Asi (Ciudad Lineal. FE-JONS): "No podemos olvidar el pasado de la Falange, no podemos olvidarnos de aquellos momentos de elaboración de nuestra doctrina, momentos en los que nuestros mejores José Antonio, Onesimo, Ramiro, Julio, crearon la doctrina más joven y grande de Europa". También expresó que dicha ideología "será reconocida por el pueblo español y su juventud hasta ganar España". Por su parte, Jorge Buxadé se presentó a las elecciones europeas de 1995 por Falange Española de las JONS y en las generales de 1996 por Falange Auténtica por Barcelona. Dos falangistas mandan en Vox. 

La expulsión del matrimonio es tarea dificultosa. Espinosa de los Monteros y Monasterio tienen poder y buena imagen. Y más en Madrid, cuna de Vox. Además, son vistos con cierta simpatía por su perfil más moderado. Sobre todo el de Espinosa. Como una especie de ultraderecha aseada, conciliadora y bien educada. Es verosímil imaginarse al actual portavoz de Vox como un ministro del PP. No desentonaría por su corte liberal. Un hombre con un gran currículum en la empresa privada. Culto y con gran manejo de varios idiomas. 

La podemización de Vox resulta bastante evidente. Macarena Olona ha anunciado que no hará nada antes de las municipales. Sin embargo, ha habido ciertas acusaciones bastante duras para Vox: "Linchamiento", "máquina de triturar carne", “egos personales” o “falta de democracia interna”, son algunos términos dirigidos a su ya antiguo partido. De aquí a las municipales, Olona seguirá construyendo su imagen pública. Tiene que recabar fondos para una posible nueva formación. Buscar apoyos políticos. Un equipo competitivo con el que luchar en unas elecciones. Dar un golpe de efecto. Político y de imagen. Crear una estructura de partido no es fácil. Una cosa está clara: no va a ser un año político aburrido.