El PP ha vivido el fin de semana con la inquietud de que este lunes 7 de septiembre se destape la caja de los truenos. Es así porque está previsto que se levante el secreto del sumario de la pieza 7 del caso Villarejo, denominada operación Kitchen, que investiga la operación de un colectivo de policías, ligado a este comisario, para evitar que se investigara la caja B del Partido Popular.

La Fiscalía Anticorrupción ha solicitado que comparezcan como investigados en esta causa, el exministro de Interior durante el gobierno de Mariano Rajoy Brey, Jorge Fernández Díaz, y la que fue secretaria general del PP de 2008 a 2018, María Dolores de Cospedal, que también ejerció de Ministra de Defensa.

Se trata de aclarar el espionaje al tesorero popular, supuestamente encargado a ese colectivo. Esos intentos motivaron la confesión de Luis Bárcenas que relató desde sobresueldos a miembros del PP, apuntando a Mariano Rajoy Brey, hasta el sistema de financiación que durante veinte años mantuvo la formación para sus campañas electorales, incluyendo donaciones de grandes empresas a cambio de contratos públicos.

Cospedal se vio obligada a cesar en su actividad política cuando salieron a la luz las conversaciones con Villarejo, en las que participó también su marido López del Hierro, y en las que se referían al intento de evitar que tales chanchullos se conocieran.

A continuación aparece el piadoso ministro Jorge Fernández Díaz como supuesto conocedor principal de tal operación tras el análisis de mensajes de su móvil. El PP se juega en esta pieza del caso Gürtel la credibilidad de muchos años de gobierno, si se confirma que la cúpula policial trabajó para que desaparecieran las pruebas de cualquier posible corrupción protagonizada por el partido.

Esta brigada política se habría hecho cargo también de la llamada Operación Catalunya, para desacreditar a dirigentes independentistas, y de las acciones realizadas contra Podemos. Si todo ello se confirmara judicialmente se pondrían en evidencia los desesperados esfuerzos del partido que lidera Pablo Casado para evitar el desastre.

O los intentos de eliminar jueces molestos como Baltasar Garzón que destapó inicialmente el asunto, o los esfuerzos tenaces de difamar a los magistrados de la sentencia que condenó al PP en el primer juicio del caso Gürtel. Se entiende así cada vez mejor la negativa de Casado a renovar un Consejo General del Poder Judicial mayoritariamente favorable al PP en el nombramiento de puestos judiciales. Veremos se consiguen salvar los muebles en este incendio.