Este miércoles 26 de febrero, un mes y medio después de que Pedro Sánchez fuera investido presidente con la ayuda en forma de abstención de ERC, ha tenido lugar la primera reunión del Ejecutivo nacional con el Gobierno de la Generalitat de Cataluña. Tras varios anuncios y cambios de fecha, Sánchez y Quim Torra han posado a las puertas del Palacio de la Moncloa antes de dar inicio al encuentro, condición sine qua non de los liderados por Gabriel Rufián para facilitar que acabara el bloqueo parlamentario y arrancara la XIV legislatura de nuestra democracia.

Sonrientes al inicio, se ha podido ver a los integrantes de sendas comitivas. Sánchez se ha rodeado de su núcleo duro, con la única excepción de Pablo Iglesias, que no ha podido asistir por una fuerte amigdalitis. Así las cosas, junto al presidente han asistido la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y los ministros de Hacienda, María Jesús Montero; Transportes, José Luis Ábalos; Sanidad, Salvador Illa; Política Territorial, Carolina Darías; y Universidades, Manuel Castells.

Por la parte catalana, se ha desplazado a Madrid la delegación al completo, formada, además de por Torra, por el vicepresidente Pere Aragonés, los consellers Jordi Puigneró y Alfred Bosch, los diputados Elsa Artadi, Marta Vilalta y Josep Maria Jové, y el exjefe de gabinete de Torra y el expresidente Carles Puigdemont, Josep Rius.

Pese a que el Gobierno advertía de que iba con pocas esperanzas de llegar a un acuerdo, sosteniendo que este era un viaje largo que debería tener más capítulos, los negociadores han estado más de tres horas reunidos. Pese a que Gobierno y Govern han realizado un comunicado conjunto en el que rubricaban que "esta primera reunión ha servido para sentar las bases del diálogo, abordando algunos aspectos metodológicos, y para constatar la naturaleza política del conflicto", Quim Torra se ha esforzado en mostrar la distancia existente entre sendos grupos: "Hemos insistido en la propuesta del referéndum de autodeterminación. Hemos insistido en que no nos levantaremos de la mesa. En el resto de reuniones deberemos profundizar en la voluntad de la ciudadanía, ya que hay una distancia existente y una discrepancia tanto en el origen como en las vías de solución del conflicto", ha sostenido el president, antes de añadir que "habrá que ver qué grado de democracia está dispuesto a adquirir cada uno de los gobiernos". 

Posteriormente, María Jesús Montero, ministra y portavoz del Gobierno, ha calificado este encuentro como “la construcción de un nuevo clima que debe sustentar las bases de lo que hemos denominado como la agenda del reencuentro”. “Somos conscientes de las cosas que nos separan. No esperamos fruto en el corto plazo, debemos avanzar y encontrando los puntos de encuentro”, ha indicado Montero, que tiende la mano a sus homólogos para “superar este bloqueo que solo lleva a la frustración”. "La opción de no hacer nada ya se probó, y fue contraproducente enquistando la situación hasta extremos inaudito. Debemos reconstruir los puentes entre Cataluña y el resto de España", ha sentenciado, animando a sendas delegaciones a "crear las condiciones para un clima de convivencia".

Acuerdos alcanzados

Los dos ejecutivos han valorado positivamente este primer encuentro. Una prueba que han considerado como "franca y sincera", aunque queden muchos flecos por limar. Especialmente incisivo ha sido el president de la Generalitat, Quim Torra, en que esta mesa de diálogo debe abordar el tema del referéndum de autodeterminación, así como "el reconocimiento del exilio y los presos". 

Sin embargo, tal y como se desprende del documento común rubricado por sendos equipos negociadores tras la culminación de la reunión, los gobiernos han sellado cuatro compromisos compartidos: la celebración de un encuentro mensual, que las reuniones se celebren alternativamente en Madrid y Barcelona, que se habilite a partir de este momento un grupo de trabajo integrado por una delegación por cada parte y que cualquier acuerdo que se adopte en el seno de la mesa se formule en el marco de la seguridad jurídica.