España sigue conmocionada con el asesinato de Samuel, el joven de 24 años que el pasado 4 de julio fue víctima de una paliza en grupo en A Coruña que acabó con su vida al grito de ''maricón''. Pero esta agresión homófoba no es la única. En los últimos años, las calles españolas están siendo testigo de un aumento de los ataques por la condición sexual.

El informe 'Evolución de los delitos de odio en España' recoge que, entre 2016 y 2019, las agresiones homófobas han aumentado de 169 a 278. Según el Observatorio Madrileño contra la LGTBIfobia, en lo que va de 2021, solo en la capital se han contabilizado 80.

Para ponerle cara a estos casos, ElPlural.com ha hablado con 21 jóvenes que, como Samuel, han sido víctimas en los últimos años de los ataques de los más intolerantes.

Javier, 26 años

''La última fue el sábado del Orgullo de este año. Volvía del centro porque había ido a la manifestación a luchar por mis derechos. Estaba en una calle oscura y aparecieron dos chicos con patinete y empezaron a decirme: ''¿Guapa, a dónde vas tan sola esta noche?'', ''¡Anda maricón, no nos ignores!'', ''¡Habla con nosotros un rato!''. Acto seguido solo pensé en correr y buscar dónde ocultarme mientras ellos me seguían y me gritaban cosas. Por suerte apareció un taxi y me metí en él. El taxista me dijo que no me preocupara y me quedara en el coche hasta que se fueran. Volví a casa con miedo, con miedo a ser quien soy y dándome cuenta de que cualquier noche igual no llegaba a casa''.

Eloy, 26 años

''Estaba sentado en un banco con otro chico y un tío que pasaba por ahí, con un palo de madera bastante grande en las manos, nos dijo: ''¡No me gustan los maricones!''.

Adrián, 26 años

''Hace cuatro o cinco años, estaba en el intercambiador de Príncipe Pío con mi exnovio. Me di un abrazo con él y vino una mujer de unos 50 años y nos dijo: ''Los hay de hecho y los hay de vicio, así que tened mucho cuidado de lo que hacéis''. Esta mujer viajó en el mismo autobús que yo y estaba muy intranquilo. Antes de bajarme me acerqué a ella y le dije que no tenía que meterse en lo que hacía con mi pareja. Se puso muy violenta y me dijo que éramos unos degenerados y que eso no se podía hacer en la calle. En el autobús hubo gente que me apoyó, gente que se calló y otros que me dijeron que era mejor dejarlo pasar''.

Javier, 33 años

''He sufrido unas tres, si bien ninguna llegó a las manos. La primera de ellas fue hace unos años, estaba en la piscina de la urbanización con mi exnovio. Un señor vino y se puso a gritarnos, que era una vergüenza, que la próxima vez iba a coger la escopeta y nos íbamos a enterar. Lo único que estábamos haciendo era estar juntos en el agua''.

''Algo más reciente ocurrió en un viaje tanto a Galicia como a Madrid. Por ir de la mano con mi pareja nos gritaron ''maricones'' unos adolescentes. La última ocurrió hace dos meses en un hotel. Estábamos en la piscina juntos y un huésped se puso a gritarnos desde su ventana, que si no nos daba vergüenza, que dábamos asco''.

Manuel, 28 años

''Puedo contar varias ocasiones, como los numerosos compañeros de instituto de 18 años que me intentaban tirar por las escaleras cuando yo tenía 14 o una vez visitando unos amigos en Córdoba cuando unos chicos cerca de la estación del ave me increparon al grito de ''maricón''.

Prefiero contarte una donde me puse especialmente nervioso en un pueblo de Alicante, donde veraneé hace unos años. Empezó a llover una mañana y mis amigos y yo aprovechamos para salir a la terraza del apartamento donde nos alojábamos. Vimos pasar a un chico que estaba paseando a un perro y nos quedamos mirando unos instantes, a lo que él respondió acercándose directamente hacia nosotros e increpándonos directamente: "¿Qué miráis, maricones? ¡Qué asco dais, a ver si entro y os quito la tontería a golpes!", mientras hacia el ademán de entrar. Por suerte cerramos la puerta a tiempo para que no pudiera hacerlo, pero iba directo hacia nosotros. Nos pusimos bastante nerviosos y durante esa semana íbamos con mil ojos por si nos lo cruzábamos de nuevo y quería acabar lo que nos amenazó y no pudo cumplir''.

Arnau, 21 años

''Yo estaba en un banco en la calle en Badalona a las siete tarde hace un año con mi novio. Estando en la calle pasaron dos muchachos con un patinete por delante gritando “maricón”. Pasaron varias veces haciendo lo mismo y les dijimos que ya vale. Al cabo de un rato vivieron ocho personas y nos rodearon, nos empezaron a dar patadas, uno de ellos nos acorraló y nos sacó una navaja. Nos dijeron que dábamos asco, que nos iban a matar por maricones y que teníamos SIDA. En un momento dado pudimos salir y correr''.

Christian, 27 años

''En Palencia estaba besándome con mi novio y vino una chica con dos amigos como una energúmena a decirnos que qué coño hacíamos y que éramos “putos maricones de mierda”. Yo me encaré y le dije que se callará que me dejará en paz, y vino mucho más agresiva y se me puso literalmente a un centímetro de la cara gritándome de todo y empujándome por los hombros, gritando como si estuviera poseída. A esa distancia me caían hasta sus babas. Estaba enajenada. Tuvieron que separarla sus amigos''.

Christian, 22 años

''Al lado de la estación de Sants hay un parque con unas gradas que descienden hacia un pequeño lago. Mi novio y yo a veces quedábamos ahí después de clases para comer y hablar de nuestra semana. Un día que estábamos comiendo y yo le abracé, sentí un golpe en el ojo. En un primer momento no sabía qué había pasado, pero miré al suelo y vi que me habían tirado una piedra. El agresor nos lanzó una piedra desde la vía pública y no pudimos identificarlo. Debido a esto, fuimos a la estación porque la policía vigila los accesos y queríamos ver qué hacer en esta situación. En resumidas cuentas, sin ningún testigo de la agresión o cámaras por la zona, la denuncia no iba a llegar a nada. Es por eso que no me quise hacer ningún parte de la agresión, preferimos dejarlo estar''.

NBG, 29 años

''La primera fue como a diez años. Yo estaba con unas amigas y un amigo y un señor salió de la nada y nos dio una patada, nos llamó ''maricones'' y se fue. La segunda fue con mi novio en el metro. Estábamos hablando y en un grupo de tres hombres uno de ellos nos dijo con una cara de odio que si nos bajábamos en la misma parada que él nos mataba por ''maricones''. En ese momento te quedas helado porque, que una persona que no conoces de nada te diga eso, hace que te quedes descolocado. Luego reaccionas a los quince minutos y da rabia porque no puedes hacer nada''.

Pere, 39 años

''Ocurrió en las Fallas de 2001. Salimos de fiesta un grupo de gays y heteros y conocimos a unos chicos de Madrid y Barcelona y fuimos a un bar gay. De golpe veo que empiezan a picarme los ojos, la gente empieza a gritar y empieza a toser todo el mundo. Nos habían echado una bomba de gas lacrimógeno. Habían intentado atrancar la puerta, pero no pudieron y abrieron una de emergencia. Quedó en unas risas pero da cosita''.

''Hay otra que no me pasó a mí, pero sí a una que conozco. Era en 2002. Un amigo del instituto estaba en las fiestas de Girona y sin venir a cuento un Mosso le pegó un porrazo en las piernas, el mosso les pidió identificarse y les empezó a gritar ''maricón'' hasta que vino una compañera suya y le redujo. Atiendieron al novio de mi amigo y apuntó el número de placa. Cuando intentó denunciar descubrió que no había parte a pesar de que la chica denunció''.

Fernando, 32 años

''Fue durante una paliza en Salamanca en la Nochevieja universitaria de 2009. Iba caminando con mi ex, hablando como dos amigos y nos paran dos personas para pedirnos papel de fumar. Les decimos que no y seguimos andando. Justo al empezar a andar nos increpan y nos dicen que si estamos mirando mal a su primo, y comenzaron los empujones. Mi ex salió corriendo por una calle y yo por otra. A mí me hicieron la zancadilla y caí al lado de un coche. Empezaron a darme patadas entre siete personas, me arrinconaron contra un bordillo y yo metí la cabeza bajo la rueda. El resultado fue una fisura en el cráneo y todo lleno de contusiones. El policía se negó a poner en la denuncia que había sido al grito de ''maricón'' ''.

Manuel, 25 años

''Ha sido este mismo miércoles volviendo a casa sobre las 23:50 en Sevilla. Sé la hora porque justamente iba hablando por teléfono y acababa de empezar la llamada. Iba hablando tan tranquilo y de repente pasaron tres hombres en el mismo patinete y me han gritado '''maricón''. He estado tranquilo porque había bastante gente en la calle en ese momento, y gracias a eso no he tenido miedo a un problema mayor. Me ha dado bastante rabia, y más estando como estamos''.

Santi, 42 años

''Fue hace unos seis años mientras estaba de fiesta con unos amigos. Estábamos de copas celebrando que había venido una amiga de Barcelona a Salamanca a vernos. En un momento de efusividad, ella me subió a bailar a una tarima de un pub salmantino y al rato me dio un beso en la mejilla que pudo ver la gente que estaba en el local. Ella tenía el pelo muy corto y podía parecer desde lejos un chico. Al salir del local de madrugada vino un desconocido a hablar con nosotros y nos dijo en tono amigable: “¿Estabáis vosotros bailando hace un rato?”. Al contestarle que sí nos dijo que nos acercáramos, que nos iba a contar una cosa. Cuando estábamos los tres muy cerca nos agarró la cabeza y nos chocó a mi amiga y a mí el uno contra el otro. Nos gritó “maricones” y salió corriendo.

Nos dimos cuenta de que había hecho eso porque se pensaba que éramos dos chicos. Nos dejó doloridos y confundidos. Fue una agresión homófoba en toda regla''.

Daniel, 26 años.

''Las he sufrido y más de una vez. Rara vez son los conocidos los que te insultan por la calle o se ríen de ti por el hecho de ser gay o por ir cogido de la mano de tu pareja. Y no, no preguntan antes. La última agresión que recibí fue hace un mes, aproximadamente, cuando un niñato me dijo que los gays dábamos asco y que ojalá nos mataran a todos.

Empezó porque me estaba despidiendo de mi pareja, y ya vimos que nos estaban mirando un grupo de chicos. Por precaución, mi pareja y yo no nos besamos y simplemente nos abrazamos. Cuando se fue mi pareja se acercó uno de ellos y me dijo esto. Me quedé sin saber cómo reaccionar. Me metí en el coche y, al ver que no se iba, llamé a la policía. No les pareció motivo de peso para poner una denuncia ya que no iba a servir para nada. Así es como el propio sistema hace que se sientan impunes de soltar semejantes barbaridades con el silencio cómplice -cuando no explícito- de la propia policía''.

Pablo, 25 años

''Desde la infancia había un grupo de chicos que me miraban para reírse y hacer comentarios en voz baja. Siempre me sentía inseguro. Un día, siendo preadolescente, fui a un baño que parecía estar vacío, pero de pronto recibí una bolsa de agua hirviendo sobre mi cabeza con un adornado “maricón” como colofón. Salí quemado y perdido. No sabía si contarlo o no mientras me temblaban las piernas. Quizás, al contarlo, iba a sufrir daños mayores.

Conté la “travesura”, pero omití el final, para no hacer sufrir a aquellos que me querían en un momento en el que ni yo mismo sabía cuál era mi orientación sexual. Desde ese momento, evitaba ir a baños públicos e ir solo por la calle. Si alguna vez me cruzaba al cabecilla del grupo, bajaba la cabeza mientras mi cuerpo se comportaba como un flan. Sentí miedo. Mucho''.

Nacho, 18 años

''Una vez bailando con mi novio en las fiestas de mi municipio varios chavales empezaron a llamarnos ''maricones'' y lanzarnos cigarros encendidos que nos provocaron alguna quemadura. También, en el metro, al llevar las uñas pintadas, dos hombres comenzaron a hablar de mí llamándome ''maricón''. Uno de ellos le dijo al otro “este te lo dejo para ti”, en referencia a darme una paliza''.

Pablo, 26 años

'' "Ojalá cojáis el sida cuando os petéis el culo maricones de mierda", y otras muchas maravillas, tuvimos que escuchar un amigo y yo volviendo del cine hace tres años. Los gritos salían de un taxi en un semáforo en Barcelona. Las berreaban un grupo de tíos y lo siguieron haciendo hasta que se cansaron. Ni el taxista ni ninguna otra persona de las que se encontraban sentadas en las terrazas nos ayudaron. Les pregunté si les pasaba algo, que si querían que llamásemos a los Mossos. Respondieron más risas e insultos a un volumen tan alto que lo recuerdo distorsionado. Uno llegó a hacer el amago de abrir la puerta. Le dije al taxista que tenía que hacer algo y que si lo veía normal. Pasó de mí.

Creo que llegué a ponerme delante y apuntar la matrícula. La gente nos miraba pero nadie nos preguntó si estábamos bien. Cuando llegamos a casa nos dimos cuenta de lo que realmente habíamos vivido. No denunciamos. A la mañana siguiente envié un mail a Delitos de odio (Mossos) que contestaron cuatro meses después debido a "un error involuntario".

Hay que dejar constancia y denunciar cualquier tipo de agresión. Si ese tío hubiera salido del taxi podríamos haber acabado como Samuel''.

Víctor, 24 años

''Fue hace unos pocos años, en 2016 o 2017. Estaba con el que era mi novio en el lago de Parquesur (un centro comercial de Leganés) de la mano y besándonos. De la nada, un grupo de seis o siete chavales que no tenían más 18 años nos tiraron un vaso lleno.

Nos movimos de sitio, sin decirles nada. Nos siguieron de lejos, y nos tiraron piedras pequeñas. Decidimos irnos de allí, pero vimos que nos seguían al metro. Hicimos varios cambios de parada para despistarles, hasta que desaparecieron y nos dejaron en paz. En ningún momento les plantamos cara y me arrepiento de ello. Teníamos 19 o 20 años'''.

Alex, 27 años

''A los 17 años me echaron de la Puerta del Sol (Madrid) cinco tíos que no conocía de nada por abrazar a mi novio de aquel entonces. Nos llamaron ''maricones'', nos escupieron y nos amenazaron porque no querían ''maricones'' en su barrio, decían''.

Jorge, 24 años

''Tenía 14 años, era un crío y estaba con mi prima a la que le quería contar que era gay. De repente nos pitan y al girarnos nos gritaron “maricón”. Me sentía sucio y me sentía mal. Me sentía triste y no mostraba nada de pluma porque me daba miedo, me ocultaba. Al final no salí del armario con ella''.

Miguel, 28 años

''Cuando estaba en primero o segundo de la ESO, iba con unos amigos a una plaza de mi ciudad para jugar al fútbol. Un día me llevé una mochilita cruzada, como un bolsito pequeño para llevar mis cosas, mi móvil, la cartera... lo típico. Ese día se nos juntaron tres chicos que no conocíamos de nada para jugar y cuando fui a coger mis cosas, se acercaron a decirme "qué bonito bolso, ¿Es de tu madre?" o "¿Qué hace un niño con un bolsito?".

A continuación, empezaron a rodearme y les empujé para que me dejaran en paz. Mis amigos tuvieron que cogerme para apartarme e hicieron como que nos íbamos a casa de uno de ellos. Finalmente, vino uno, montado en bici, me gritó “maricón” y me golpeó con una rama de un árbol en la cabeza''.