La diputada de Vox Rocío de Meer destaca por sus intervenciones en el Congreso de los Diputados donde, desde la tribuna, se convierte, una y otra vez, en el reflejo del sector más radical de la ultraderecha; pero para entender sus vínculos con el extremismo, quizás haya que ahondar un poco en su persona.

Para los lectores que no la conozcan, seguramente les suene la polémica sobre la presunta pedrada durante un mitin de Vox en el País Vasco, que muchos pusieron en duda pero que la formación siempre defendió como real, o las distintas referencias que la parlamentaria ha hecho a grupos neonazis.

Pero vayamos por partes, Rocío de Meer nace en Madrid en 1989 y actualmente es diputada por Almería. Se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y estudió Filosofía en la UNED. Opositó también al cuerpo diplomático, pero abandonó sus aspiraciones laborales para dedicarse de lleno a cuidar a sus hijos, uno de ellos con Síndrome Down.

Intervenciones bochornosas

Centrado en el apartado estrictamente político, la diputada de Vox ha realizado algunas de las declaraciones más bochornosas que se han escuchado en la presente legislatura. Así, ha centrado varias de sus intervenciones, por ejemplo, en la cuestión del aborto, sobre el que Vox se muestra abiertamente en contra.

Ya no es solamente la opinión de la formación, sino que muchas veces esta (sobre todo, en el caso concreto de de Meer) llega de la peor manera posible. En la materia que concierne, la interrupción voluntaria del embarazo, la diputada lo comparó con los bebés robados durante el franquismo en un debate de la Cámara Baja sobre esta cuestión.

Hace ahora justo un año sentenció que “el 85% de los bebés con síndrome de Down no nacen en este país por su condición genética” y que esos bebés “sí que son robados”. En el mismo día había negado la evidencia sobre el robo de bebés durante la dictadura y la catalogaba como un “invento” de la “izquierda social-comunista”. Defendía, con ello, que no existió una “trama” con este propósito, pese a los numerosos archivos que existen sobre el hecho histórico.

La política de Vox es también una férrea defensora en contra de la inmigración o, si se prefiere, a favor de lo que en el partido llaman “inmigración ordenada”. Sin ir más lejos, esta semana ha vuelto a referirse a ello, llevándose respuestas brillantes por parte de otros parlamentarios como el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, o el de Más País, Íñigo Errejón.

En una máxima que ha repetido en innumerables ocasiones. “Los separatistas echasteis a tiros a vuestros vecinos porque no los considerabais lo suficientemente vascos y en unos años tendréis a un califa en lugar de un lehendakari”, ha llegado a decir. O “si dejan desamparadas las fronteras, dejan desamparados a los españoles. España debe ser respetada, es una de las naciones más antiguas de España” ha sido otra de sus frases estrella sobre la cuestión en el tiempo que lleva representando a Almería. Una más de sus joyas tiene que ver con el momento en que se refirió a los barrios humildes como "estercoleros multiculturales".

Referencias neonazis

De nuevo, la manera de defender su postura no ha estado exenta de polémica; ya que en ocasiones ha apelado para ello incluso a grupos fascistas. Tanto es así, que incluso el grupo neonazi y antisemita de Polonia Amanece Europa le reclamó los derechos de autor después de que esta insistiera en compartir un vídeo su propaganda. El vídeo, además, era una traducción realizada por otro partido ultranacionalista polaco (ONR o Campo Radical Nacional).

Ante la oleada de críticas, no solamente en el escenario político sino también en el conjunto de la sociedad, la diputada eliminó el vídeo, pero subió otro tuit con la bandera polaca con un discurso ultranacionalista de la también ultraconservadora Justyna Helcyk: “Polonia no alimentará extranjeros mientras nuestros hijos pasan hambre”.

 

El lío de la pedrada

Entre las polémicas en las que se vio envuelta destacan la de la pedrada que recibió durante una visita de Vox al País Vasco. Según desliza Maldita.es la herida es real, aunque el partido de Santiago Abascal la utilizó para hacer política.

 La propia de Meer reconoció que no acudió al hospital y que le curó la herida “alguien de seguridad”. La formación de extrema derecha bebió de la polémica como suele hacer cuando acude a lugares donde prevén que no serán bien recibidos, como Vallecas; mientras que algunos miembros de la izquierda, como Pablo Echenique, acusó al partido de montaje.

La denuncia del partido, por su parte, quedó archivada al considerar el juez que “no se sostiene” que los participantes en los altercados fueran “incitados por Sare Antifaxista a cometer hechos delictivos en base a motivos de discriminación ideológica”

En cualquier caso, la pedrada fue real, así lo confirmó la Ertzaintza; pero es cierto también que la política alargó la polémica para intentar sacar rédito político.

La diputada de Vox Rocío de Meer tras presuntamente recibir una pedrada antes del mitin del partido en Sestao (Vizcaya)
Rocío de Meer en un acto de Vox en el País Vasco. EP
 

Linaje franquista

Con todo, no parece casual que la diputada de Vox niegue evidencias del franquismo. No, al menos, si se obedece a su linaje familiar.

No siempre uno guarda relación con lo que piensa su familia, eso está claro; pero aquí no parece el caso. Sea como fuere, el abuelo de la diputada de Vox, Carlos de Meer, fue un conocido militar del franquismo. En concreto, coronel de Caballería del Ejército, director de Gabinete del Gobierno de Carrero Blanco y Gobernador Civil de Baleares entre 1974 y 1976. También defendió férreamente el Golpe de Estado del 23-F.

Ya en la década de los 80, él mismo fue acusado de un delito de conspiración para la rebelión por reunirse con el dictador libio Muamar el Gadafi, aunque después de no encontrar pruebas definitorias, la Justicia le condenó solo a un delito de abandono de residencia. Su padre es igualmente militar, lo mismo que su pareja, quien estuvo destinado en Irak.