El rey Felipe VI ha comunicado a la presidenta del Congreso, Meritxell Batet, que se convocará reuniones con los distintos partidos del arco parlamentario para los días 16 y 17 de septiembre a fin y efecto de sondear si existe posibilidad alguna de proponer un candidato para una hipotética investidura o si por el contrario da por agotada la legislatura y oficializa la disolución de las Cortes el 23 de septiembre.

Este viernes, Batet remitirá a la Casa Real una relación de los grupos políticos con representación parlamentaria y ese mismo día los representantes de los mismos conocerán la fecha y hora a la que serán recibidos por el Rey.

En caso de que el jefe del Estado considere que no hay un candidato plausible, se procederá a la disolución de las Cortes; sino, la presidenta del Congreso convocará un pleno de investidura. Por el momento, la Cámara Baja mantendrá su actividad ordinaria para la semana que viene, por lo que la junta de portavoces y la sesión de control permanecen en agenda.

La propia Casa Real ha informado que el objetivo del rey es conocer si existe un candidato "que cuente con los apoyos necesarios”. Tras las elecciones del 28A, este encargo fue recibido por el presidente en funciones, Pedro Sánchez, que se sometió a la investidura el pasado julio y fracasó.

Ante este primer intento fallido, el rey optó por permanecer inmóvil para que las negociaciones entre socialistas y morados siguieran su curso de manera natural. Sánchez suspendió el diálogo con Unidas Podemos y agendó una serie de reuniones con asociaciones y colectivos para articular un programa con el que presionar a los morados y forzar el ‘sí’ de Pablo Iglesias.

Relaciones rotas

Evitar una cita con las urnas fechada a 10 de noviembre se antoja harto complicado. Este miércoles, Sánchez compareció ante el Congreso antes de la sesión de control para informar sobre el estado del Brexit y las asuntos abordados por los consejos europeos celebrados los días 20, 21 y 30 del pasado junio. Pero el debate transcurrió por derroteros bien distintos.

La formación de Gobierno y el fantasma de la repetición electoral coparon la centralidad de la discusión. Sánchez e Iglesias entraron en el cuerpo a cuerpo y no hicieron sino ahondar en la fractura.

El líder socialista pidió una vez más a Partido Popular y Ciudadanos su apoyo para que la legislatura echara a andar. Entretanto, Iglesias lamentaba que tendiera la mano a la derecha y le emplaza a una reunión para desbloquear la situación.

"Le hago una propuesta, sentémonos usted y yo. Usted me vetó. Ese era el escollo. Y yo me retiré. Asumo que ese veto permanece. Sigo en la misma posición. Si usted y yo partimos de lo que dijimos creo que hay una posibilidad de no llevar a este país a elecciones".

No obstante, Sánchez rehusó y le instó a trasladar su propuesta a los equipos negociadores.

Ninguno de los dos parece dispuesto a dar su brazo a torcer. El PSOE quiere gobernar en solitario con un acuerdo programático con Podemos, pero éstos insisten en entrar en el Gobierno. La última oferta de Iglesias fue trabajar tomando como punto de partida las posturas de julio, pero su propuesta fue rechazada.

Ahora, varias son las dudas que sobrevuelan: si el rey propondrá a Sánchez acudir a un segundo intento antes de disolver las Cortes aunque no tenga los votos necesarios, si éste aceptará y si Podemos cederá en el último momento.