"Mis primeras palabras en esta Nochebuena quiero dedicarlas a quienes vivía en la isla de La Palma", estas han sido las primeras palabras del rey Felipe VI en su tradicional discurso de Nochebuena. 

El jefe del Estado reconoce que los vecinos de la isla canaria están pasando tres meses muy difíciles: "El volcán os ha dejado a muchos sin hogar, sin medio de vida y a todos nos ha llenado de tristeza", lamenta.

En una noche tan especial, en la víspera del día de Navidad, el rey remarca el potente mensaje de unidad con el pueblo de La Palma cuando el volcán, por fin, ha dejado de rugir: "Hoy nuestro corazón y nuestro pensamiento siguen con vosotros", asegura esperanzado. 

"Nos sentimos muy cerca y sabéis que tenéis nuestra solidaridad y que contáis con el trabajo y el compromiso de todas las Administraciones para que podáis reconstruir, cuanto antes, vuestras vidas, vuestra economía, y rehacer así vuestros proyectos con ilusión", concluía.

Tres meses de angustia 

La erupción del volcán Cumbre Vieja de La Palma ha sido uno de los acontecimientos más destacados del año. Con la llamada de atención de los expertos días antes, el volcán empezó a cobrar vida el 19 de septiembre y, superando las predicciones arrojadas hasta el momento, durante las siguientes semanas varias coladas de lava arrasaron con varias localidades de la isla, sepultando así hogares enteros bajo un extenso manto de ceniza negra.

La solidaridad del pueblo español y las consiguientes medidas de actuación del Gobierno de España fueron la principal fuente de alivio de los palmeros en unos momentos de tanto terror e incertidumbre. Sin embargo, cabe recordar que el peligro no estaba en los ríos de lava, sino en los numerosos temblores que se sucedieron en la zona y la emisión de dióxido de azufre que, junto con la pandemia de coronavirus, hacía peligrar la salud de las personas.

Casi tres meses después, el 13 de diciembre, un silencio repentino por fin reinaba en La Palma, señal clave por la que los expertos arrancaron la cuenta atrás, que terminará este 25 de diciembre, para marcar el fin definitivo de la actividad volcánica. A partir de este punto, el plan de recuperación y reconstrucción de las zonas afectadas tomará todo el protagonismo hasta la vuelta a la normalidad.