La decisión de Alberto Núñez Feijóo de entregar a la jueza que investiga la DANA únicamente los mensajes de WhatsApp que recibió de Carlos Mazón, y no aquellos que él mismo envió, ha abierto una pregunta incómoda que sobrevuela desde hace días el debate político y judicial: ¿qué esconden los mensajes que Feijóo no ha hecho públicos?

El líder del Partido Popular ha defendido que se ha limitado a cumplir estrictamente con el requerimiento judicial, que - según su versión - solo solicitaba los mensajes recibidos. Sin embargo, esa explicación formal choca con una exigencia mucho más amplia: la de la transparencia política en una tragedia que costó la vida a cientos de personas y cuya gestión sigue bajo investigación.

Transparencia a medias en una tragedia total

Los mensajes conocidos hasta ahora muestran que la comunicación entre Feijóo y Mazón no comenzó hasta pasadas las 20:00 horas del 29 de octubre, cuando lo peor de la DANA ya había ocurrido. Ese dato, por sí solo, desmonta el relato inicial del dirigente popular, que aseguró haber estado informado “en tiempo real” y desde días antes del desastre.

Pero lo relevante no es solo cuándo se habló, sino qué se habló y, sobre todo, qué parte de esa conversación permanece oculta. Al no hacerse públicos los mensajes enviados por Feijóo, el relato queda incompleto, fragmentado y bajo control exclusivo de una de las partes interesadas.

En términos periodísticos, esto supone una asimetría informativa grave: se conoce el estado de ánimo, las dudas y el desconcierto de Mazón - que llega a describir la situación como “un puto desastre” -, pero se desconoce el papel real que jugó el líder nacional del PP en esas horas críticas. ¿Se limitó a ofrecer apoyo institucional? ¿Pidió información concreta? ¿Transmitió indicaciones políticas o estratégicas? ¿Mostró preocupación por las víctimas o por el impacto político?

El silencio como estrategia

La negativa de Feijóo a hacer públicos sus mensajes no es un gesto neutral. En política, no mostrar también comunica. Y en este caso, el silencio alimenta la sospecha de que los mensajes enviados podrían contradecir su discurso posterior o evidenciar una implicación mayor de la que ha reconocido.

No es la primera vez que el PP opta por una estrategia de control selectivo del relato en situaciones de crisis. La diferencia es que, en esta ocasión, existe una investigación judicial abierta y un elevado grado de sensibilidad social, especialmente entre las víctimas de la DANA, que reclaman verdad y responsabilidades.

La oposición: “¿Qué teme Feijóo?”

La oposición no ha tardado en criticar la actitud del líder del PP. El PSPV ha exigido que se entreguen todas las comunicaciones completas entre Feijóo y Mazón y ha acusado a Feijóo de ocultar información relevante que podría ayudar a esclarecer las responsabilidades políticas por la gestión de la DANA.

Alicia Andújar, portavoz de Emergencias en Les Corts Valencianes y secretaria de la comisión de investigación sobre la DANA, fue clara: “¿Por qué esconde sus mensajes? ¿De qué tiene miedo, Feijóo?”. Desde el PSPV-PSOE se sostiene que la decisión de Feijóo de enviar solamente los mensajes recibidos y no los completos responde a un interés político más que a una colaboración judicial sincera

Lo que sí revelan los mensajes de Mazón y un relato que se desmorona

Los mensajes de Mazón que sí han sido hechos públicos pintan un cuadro diferente al relato oficial de coordinación “en tiempo real” que Feijóo defendió tras la tragedia. El intercambio entre ambos confirmó que las comunicaciones no empezaron hasta después de las 20:00, cuando la mayoría de los fallecimientos ya se habían producido.

A lo largo de la noche, Mazón llegó a describir la situación como un “puto desastre”, reconociendo la gravedad de los hechos y la falta de claridad sobre la dimensión de la tragedia.

Además, estos mensajes contradicen otras declaraciones posteriores de Mazón y de miembros del PP que buscaban presentar una imagen de coordinación fluida entre la Generalitat y el Gobierno central o de que la información sobre víctimas y medios estaba llegando de forma ordenada y constante.

El caso de los WhatsApps no es un episodio aislado, sino parte de una cadena de rectificaciones y matices forzados en el discurso de Feijóo sobre la DANA. Primero aseguró que estaba informado desde el lunes; después, admitió que fue un error. Inicialmente habló de coordinación fluida; los mensajes conocidos muestran desconcierto y tardanza.

Cada nueva revelación ha ido erosionando la credibilidad del líder del PP, especialmente en su aspiración de presentarse como una alternativa sólida de gobierno. En ese contexto, los mensajes ocultos se convierten en una pieza clave para evaluar no solo lo ocurrido, sino la honestidad del relato posterior.

Las víctimas, las grandes olvidadas

Mientras el foco político se centra en los mensajes, las víctimas de la DANA siguen esperando respuestas. Para ellas, la pregunta no es solo qué esconden los mensajes de Feijóo, sino por qué la verdad llega siempre a cuentagotas y por qué la transparencia parece negociable incluso ante una tragedia de esta magnitud.

Las asociaciones de afectados han insistido en que conocer la totalidad de las comunicaciones es esencial para reconstruir lo sucedido y depurar responsabilidades. No se trata de un ajuste de cuentas político, sino de un ejercicio mínimo de rendición de cuentas democrática.

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