El presidente de Junts per Catalunya, Carles Puigdemont, ha firmado una tribuna en el diario El País en la que habla de sus reuniones en Bruselas con los representantes del PSOE y aboga por acabar con el "antiguo régimen" y enterrar el hacha de guerra con los socialistas, de los que asegura que solo tienen la ruptura con los preceptos básicos de la transición como salida, a cambio de la autodeterminación de Cataluña, 

"La urticaria se hizo evidente desde el primer encuentro con una delegación del PSOE en nuestros despachos del Parlamento Europeo y la famosa imagen de la reunión presidida por una fotografía mural del día del referéndum. Al ver el texto del acuerdo, las aguas se agitaron excitadas por cuatro factores", arranca el político independentista en su texto, que menciona el relato, la historia y las responsabilidades contra el independentismo como primeros puntos a tener en cuenta en estos encuentros.

"La manera en que habíamos acordado conjuntamente describir los antecedentes que nos habían llevado hasta allí rompía la narrativa oficial que el poder español —mediático, económico, político y judicial— había intentado extender desde el inicio del proceso de independencia de Cataluña, con la participación acrítica del propio Partido Socialista. El segundo, la referencia a 1714 como origen del conflicto no resuelto, circunstancia que apelaba a la monarquía española heredera directa de aquel inefable Felipe V. El tercero, el acuerdo de depurar las responsabilidades de la guerra sucia contra el independentismo, con las comisiones de investigación y la mención explícita del término lawfare, que provocó la primera erupción cutánea en la piel del Estado profundo", continúa el líder independentista, que ubica el origen de su movimiento a hace más de 300 años y señala la guerra judicial contra los suyos.

El neoconvergente también se ha acordado de las primeras conversaciones sobre la ley de amnistía y ha lamentado que tuvieran que darse con un mediador internacional de por medio. "Hasta entonces había sido casi un tabú del que no se podía hablar. Recuerden la vehemencia con la que se expresaban líderes socialistas españoles como el actual presidente de la Generalitat, Salvador Illa, exclamando que “¡no habrá ni amnistía ni nada de eso!". Podemos añadir algunas incomodidades más, como el hecho de tener que negociar en Suiza ante un mediador/verificador internacional, la exigencia de hacer oficial el catalán en la UE y la aprobación de la oficialidad del catalán en el Congreso de los Diputados", enumera el político.

"Las costuras no se habían roto, pero se intuía el mar de fondo"

Recuerda Puigdemont que uno de los protagonistas de las negociaciones con los juntaires para la amnistía fue Santos Cerdán, entonces secretario de Organización del PSOE y actualmente fuera del partido y en prisión preventiva por corrupción ante el riesgo de destrucción de pruebas, además de los casos judiciales que han aflorado en el entorno de Sánchez y la condena al fiscal general, un perfil clave para la aplicación de la ley de amnistía. "Dos años después, el protagonista de aquella primera foto en el Parlamento ya ha pasado unos cuantos meses en prisión, acusado de corrupción, se han abierto procesos penales contra el entorno del presidente Pedro Sánchez y también directamente sobre su familia, y el fiscal general alineado con el Gobierno y pieza clave para garantizar el cumplimiento de la ley de amnistía acaba de ser condenado e inhabilitado para ejercer el cargo", enumera el catalán.

"Las costuras aún no se habían roto, solo las habíamos tensionado, pero se intuía el mar de fondo. [...] España hierve, la división social no puede disimularse y el clima se parece mucho al de otros períodos convulsos que tuvieron, todos, un final trágico (guerras y dictaduras) o tragicómico (el 23F). No sé si será el caso; no puedo decir que no me importe, porque sería mentira", agita el neoconvergente, con unos tambores de guerra que también han sido enarbolados desde la derecha tradicional española.

"Pero que nadie se confunda: no me siento interpelado como español porque solo lo soy por obligación y no por voluntad, identidad o sentimiento. Me interpela como demócrata europeo, y como independentista catalán en particular. Porque todo esto ocurre, en gran parte, por la negativa a aceptar la democracia radical como metodología para la resolución de los conflictos", opina Puigdemont, que valora que no se tuvo voluntad para aplicar procesos democráticos en Cataluña en el auge del independentismo.

De algún modo, Puigdemont se 'solidariza' con los socialistas y se acerca a ellos, pero impone unas condiciones y revisiones para que ese acercamiento pueda materializarse. "En octubre de 2017, el Partido Socialista se alineó con el PP. Una rendición incondicional que, pensaban, les sería recompensada el día de mañana con la misma comprensión que se dispensa a los abusos de la derecha, la politización del poder judicial y el discurso del rey del 3 de octubre de 2017. Hoy, a los socialistas los han enviado a la misma sastrería en la que se fabricaron los trajes a medida que prepararon para nosotros", señala, en referencia velada al lawfare judicial.

"Si el socialismo español quiere salir del abismo solo tiene una opción: emprender la ruptura que se negaron a hacer hace 50 años. Y la ruptura empieza por reconocer el derecho a la autodeterminación de los pueblos, que es un concepto que el Partido Socialista había defendido durante décadas. Con pactos con el antiguo régimen, como fue el pacto de la transición y la continuidad de la monarquía restaurada por Franco, solo perpetuarán el régimen, que es lo que han estado haciendo hasta ahora, aunque se pavoneen como unos gallos cuando evocan los cincuenta años de la muerte del dictador", sentencia el independentista, reivindicando de nuevo la autodeterminación.

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