El PSOE sigue tratando de cerrar las heridas abiertas por el caso Salazar. Desde Ferraz, con el mismo Sánchez a la cabeza, han asumido errores y pedido disculpas por la gestión de las denuncias contra Francisco Salazar, quien fuera uno de los hombres fuertes del partido, por presunto acoso sexual y abuso de poder. Hace algunos días defendían que el proceso de investigación abierto contra el exasesor de Sánchez en La Moncloa seguía "en marcha" y que la pérdida de la condición de afiliado no suponía el fin del procedimiento. Ahora, nuevas informaciones señalan que la formación política trabaja a contrarreloj en un informe para cerrar el caso.
Este martes, 9 de diciembre, se produce el cese formal del segundo caído en combate, del que fuera la mano derecha de Paco Salazar en Moncloa, Antonio Hernández. Pero, además, en esta misma jornada -máxime este miércoles-, y tal y como informa El País, el PSOE tiene previsto dar por cerrado el expediente del caso Salazar "con un informe muy duro, contundente" en el que el comité antiacoso "dará toda la razón a las víctimas". Según declaran fuentes conocedoras de los trabajos internos en el PSOE al citado medio, el documento reconocerá los errores cometidos -siguiendo con la línea que ha encabezado el mismo Sánchez en los últimos días- y les ofrecerá "el apoyo total del partido; incluido el psicológico y jurídico, con posible pago de abogados si ellas deciden llevar la denuncia a los tribunales".
Estas mismas fuentes señalan que Salazar será señalado con dureza. Aunque desde Ferraz no pueden llevar a cabo ninguna medida jurídica o procedimiento interno dado que Salazar se dio de baja como militante socialista, sí que existe el debate en torno a la posibilidad de acudir directamente a la Fiscalía a denunciar el caso. No obstante, tanto la dirección como el equipo jurídico del PSOE consideran que este último movimiento no es viable porque la ley dicta que son las víctimas las que deciden si desean llevar el caso o no ante la Justicia.
Un acelerón en las últimas semanas
La tramitación del caso ha sufrido un acelerón en los últimos días, especialmente después de que Sánchez le reprochara a Rebeca Torró, la secretaria de Organización del PSOE, que el PSOE no haya hablado con las víctimas en más de cuatro meses. "El PSOE ha puesto en marcha un protocolo antiacoso. Ha habido un error que lamentamos en la interlocución con las denunciantes anónimas. Hay que reforzar los recursos para que esto no vuelva a suceder porque somos una organización comprometida con el feminismo", defendía el líder del Ejecutivo recientemente, al mismo tiempo que afirmaba que "asumiremos una reforma del código ético".
Tras las informaciones publicadas por elDiario.es, el comité antiacoso contactó con las víctimas la semana pasada por canal interno para poner en marcha la tramitación que estipula el protocolo antiacoso de los socialistas, pero ElPaís explica, basándose en fuentes gubernamentales, que "este grupo de mujeres feministas encargadas de tramitar este delicado asunto no informa absolutamente a nadie de sus movimientos porque así figura en el protocolo". Por ello, la formación del puño y la rosa desconocía que Antonio Hernández, número dos de Salazar en el Palacio de la Moncloa, también estaba siendo señalado por las víctimas como encubridor.
Después de que los medios publicaran esa parte de la denuncia, el líder del Ejecutivo ordenó la destitución inmediata de Hernández, quien asumía la dirección el departamento de Coordinación Política en el Gabinete de la Presidencia. Además, Sánchez también ordenaba su salida de la ejecutiva del PSOE de Andalucía, donde ostentaba la Secretaría de Datos, Análisis y Prospectiva.
Según desvelaba elDiario.es, una de las víctimas que denunció los comportamientos de Salazar, aseguró que la conducta de éste no hubiera sido posible sin la “colaboración especial de su leal” Antonio Hernández, a quien definió como un hombre que “se pasaba la vida haciendo pedagogía” para que no vieran a Paco y a su “comportamiento como lo que eran”. “Nos hacía luz de gas constante, haciéndonos dudar de nuestras percepciones y nuestra propia realidad. Nos repetía incansablemente que no valorábamos el sitio en el que estábamos, que cualquiera mataría por ser nosotras”, relataba la víctima.
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