La Casa del Pueblo del PSOE en Vera (Almería) ha vuelto a ser atacada. La mañana de este domingo ha amanecido con nuevas pintadas ofensivas en su fachada, con mensajes como “corruptos”, “puteros”, “cocainómanos” y “traidores”. Insultos de extrema gravedad que, según el partido, se enmarcan en una escalada de violencia política creciente desde noviembre de 2023 y que ya suma más de 180 agresiones a sedes socialistas en toda España.
Esta es la tercera vez que la sede del PSOE de Vera sufre un ataque similar, lo que convierte este nuevo acto vandálico no en un hecho aislado, sino en un patrón de hostigamiento sostenido. Desde el Partido Socialista denuncian que se trata de un “nuevo episodio de odio político” contra quienes defienden “la democracia, la convivencia y los derechos de todos y todas”.
Las imágenes, compartidas por miembros del PSOE andaluz en redes sociales, han generado una oleada de solidaridad hacia los socialistas de Vera. Pero también han reabierto un debate que sigue vigente: el silencio de parte de la derecha ante este tipo de ataques. En concreto, desde el PSOE exigen al Partido Popular y a su líder, Alberto Núñez Feijóo, una condena “clara, expresa y sin matices” de lo ocurrido.
“El PP no puede seguir mirando para otro lado”, denuncian fuentes socialistas. “Callar es permitir y mirar para otro lado es justificar. Porque en democracia la violencia política no se tolera, no se blanquea y no se ignora: se condena”. Una exigencia directa a los populares que, al cierre de esta edición, no habían emitido ningún comunicado ni mensaje público condenando lo sucedido en Vera.
El PSOE vincula este tipo de agresiones al clima de crispación que, denuncian, alimentan tanto el Partido Popular como la extrema derecha desde instituciones, tribunas mediáticas y redes sociales. “No es una coincidencia que hayan aumentado estos ataques al mismo ritmo que se elevan los discursos incendiarios en los parlamentos o los platós de televisión”, explican desde la dirección socialista.
La reiteración de estas acciones vandálicas - que incluyen desde amenazas, insultos y pintadas hasta intentos de asalto o rotura de cristales - ha convertido la violencia contra sedes socialistas en un fenómeno preocupante. Más aún cuando desde la derecha se responde, según denuncian, con silencio o relativismo.
En ese contexto, el PSOE vuelve a hacer un llamamiento a todas las fuerzas democráticas para “cerrar filas frente a quienes pretenden imponer el miedo, el odio o el señalamiento como forma de hacer política”. A su juicio, la democracia no se defiende solo en los discursos institucionales, sino también condenando sin ambigüedades los ataques que sufren sus representantes y organizaciones.
“Hoy ha sido en Vera, pero podría ser mañana en cualquier otra sede, en cualquier otro pueblo o ciudad. Quien calla, otorga. Y quien no condena, consiente”, concluyen desde el PSOE. Mientras tanto, en Vera, la Casa del Pueblo vuelve a limpiar sus muros. Pero lo que no se borra tan fácilmente es la amenaza que suponen estos ataques para la convivencia democrática.