Primero fue Bildu y ETA. Ahora, a menos de 72 horas para la apertura de los colegios electorales, la derecha agita el fantasma del fraude. La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, adopta un lenguaje trumpista ante la proliferación de informaciones de presunta compra de votos en la semana previa a las elecciones municipales y autonómicas. El líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, rompió su silencio tras la pauta marcada desde la Puerta del Sol, lo que a ojos del PSOE evidencia su debilidad orgánica una vez más. Así lo transmiten en privado voces autorizadas de la Ejecutiva Federal socialista, que asisten con preocupación a la deriva que ha tomado la campaña electoral.

El terremoto de la presunta compra de votos en Melilla se ha resentido en numerosos territorios de la península, con ecos de fraude similares. En un primer momento, PSOE y Partido Popular mantuvieron en un segundo plano los escándalos, hasta que la proliferación de casos ha enturbiado el ambiente de la campaña para convertir estas ilegalidades en un arma arrojadiza. De hecho, en las primeras horas tras la escalada de publicaciones al respecto, ni Sánchez ni Feijóo se aferraron al argumento en público, pero no hizo lo propio la presidenta de la Comunidad de Madrid y baronesa conservadora, Isabel Díaz Ayuso.

La Puerta del Sol ha llevado la delantera a Génova, convirtiéndose en el centro neurálgico del argumentario del Partido Popular. Ayuso ha marcado la pauta a toda la formación, incluyendo al líder de la fuerza conservadora y, a la postre, jefe de la oposición. Feijóo se vio forzado a mover ficha y contribuir a la guerra instaurada desde el Kilómetro 0 contra el presidente del Gobierno. De nuevo, como ya ocurriera con el caso de EH Bildu, la presidenta madrileña arrastró al fango a un todo un jefe de filas.

Conspiranoia en Sol

Este pasado jueves, desde los micrófonos de la Cadena COPE, Ayuso sentaba las bases de la nueva estrategia de todo el Partido Popular. La jefa del Ejecutivo madrileño dirigió sus ataques hacia Moncloa, entre acusaciones directas a Sánchez de trampear el resultado electoral. “Hago un llamamiento a votar de forma masiva para proteger las instituciones como el CNI, la Policía Nacional y algunos jueces, que son de las pocas que no están al servicio de Moncloa y del presidente del Gobierno”, espetó.

Ayuso, siguiendo las líneas argumentales de Donald Trump en 2019, abrió un nuevo campo en España: el de la teoría del pucherazo electoral. La presidenta madrileña dio pie a la ultraderecha, encabezada por Santiago Abascal, quien incluso reclamaba la detención de Sánchez “por comprar votos”. “¿Dónde está la Junta Electoral?”, se preguntaba en un acto de campaña.

Estas afirmaciones no contagiaron solo a Vox, sino que también infectaron al propio Feijóo, que horas después señalaba de manera al PSOE: “Hay que exigir responsabilidad máxima a los partidos que estén detrás”. En paralelo, Esteban González Pons se ponía a sí mismo una enmienda a la totalidad, al defender el “sistema electoral español” y elevarlo a los primeros puestos a escala mundial, tras airear una presunta "trama de compra de votos que beneficia al PSOE y a sus socios". “Es el mejor del mundo”, puntualizaba este viernes, ante las preguntas de los periodistas. Es más, acusaciones al PSOE mediante, aseguró que en ningún caso estos escándalos no solo “no ponen en duda el resultado” de las elecciones, sino que prueban el pleno funcionamiento del “Estado de Derecho”.

El exceso de decibelios en Génova y Sol contrasta, sin embargo, con la tibieza o incluso el silencio mayoritario ante los presuntos fraudes electorales que también asolan al Partido Popular y que son esquivos para la presidenta de la Comunidad de Madrid. De hecho, más de un 60% de las denuncias afectan a los conservadores, que recogen acusaciones hasta en ocho municipios. Precisamente sobre estos casos orbita la réplica del PSOE, aunque no sin ocultar su desazón ante la deriva trumpista de Ayuso, de la que subyace una “manifiesta debilidad” de Feijóo al validar su argumentario.

Preocupación en Ferraz

A pesar de que el nivel de decibelios en el debate público no sorprende en el cuartel general del PSOE, se percibe un alto nivel de preocupación ante el rosario de mensajes antisistema de estas últimas horas. Fuentes de la dirección federal socialista consultadas por ElPlural.com entienden que esta es la “deriva habitual de la derecha en campañas electorales”. Subrayan en privado que, ante la ausencia de un mensaje que contrarreste el escudo social de Moncloa, se encargan de resucitar a ETA –con las listas de EH Bildu- y ahora con los “problemas en el voto por correo”. “Es un asunto que nos corresponde a todos los partidos solventar”, explican.

Sin embargo, estas voces sitúan a Feijóo como el principal responsable de esta situación, al “poner en cuestión todo el sistema”. “Es el Pablo Casado de Hacendado. Cuando acierta a no equivocarse, suelta un insulto o un bulo”, lamentan destacados dirigentes del PSOE. La comparativa no es baladí, pues en el cuartel general socialista auguran al gallego un destino similar al de su predecesor. Entienden que estos mensajes se adhieren a la línea dura “más cercana a la ultraderecha”, personificada en la figura de Ayuso; lo que a sus ojos evidencia la “endeblez” del jefe de la oposición. “No manda dentro y aspira a gobernar el país”, ironiza otro dirigente socialista.