CiU no sólo piede un 3% de los votos (entre 4 y 5 escaños menos), también su puesto como tercera fuerza política, que pasaría a manos de IU. La coalición izquierdista sube espectacularmente (15,6%), y consigue entre 48 y 50 escaños (entre 37 y 39 diputados más). También sube UPyD (12%), que se traduce entre 31 y 33 diputados y el cuarto puesto como fuerza política. Por su parte, ERC consigue entre 7 y 9 diputados, lo que supone una subida de un 2,1% en votos.
Aunque las cosas pintan mal para los dos principales partidos, el PSOE ganaría en intención directa de voto, con un 17,2%, casi dos puntos por encima del PP, que obtendría un 15,5%. Aunque mayoritariamente los ciudadanos rechazan tanto a Rajoy como Rubalcaba, éste gana al actual presidente del Gobierno: un 30,4% le prefiere frente al 22,7%.
Los tres grandes perdedores, PP, PSOE y CiU, presentan una fidelidad de voto inferior al 50%. Sólo uno de cada cinco votantes del PP repetiría ahora su decisión de noviembre de 2011. La mitad de ellos pasaría a votar a Rosa Díez mientras que la otra mitad está indecisa. Una vez más se demuestra, por mucho que ambos se empeñen en negarlo, al coincidencia entre PP y UPyD.
En el caso del PSOE hay un poquito más de fidelidad (uno de cada cuatro) pero el trasvase de votos se produce a IU.
En este panorama IU y UPyD tendrían la llave de la gobernabilidad pero su apoyo no sería suficiente por lo que sería necesario alcanzar acuerdos con otras formaciones políticas.