Una portada de ‘ABC’ corre como la pólvora por redes sociales, grupos de Whatsapp e importantes despachos en los que se cuece la actualidad política y el camino a una investidura que al presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, cada vez se le hace más larga. Apenas 24 horas después de que Feijóo renunciase a reunirse con Junts per Catalunya en su ronda de contactos, tras ofrecerle al PSOE, eso sí, una nueva reunión para buscar “un nuevo encaje territorial para Cataluña”, las miradas retroceden hasta el 19 de octubre de 2017, cuando el diario conservador ‘ABC’ llevaba hasta su portada un ofrecimiento de Rajoy al independentismo catalán que en el PP tratan de esconder.

Recorte de la portada de ABC del 19 de octubre de 2017.

Eran tiempos de bullicio en Cataluña, apenas dos semanas después del referéndum ilegal que colapsó las calles de la comunidad autónoma el día 1 del mismo mes. Las negociaciones de alto nivel se sucedían, con Rajoy en el Gobierno y altos cargos tanto del empresariado como de diversos partidos tratando de parar una espiral destructiva, y ‘ABC’, entonces, ilustraba así el ofrecimiento del entonces presidente del Gobierno: “Desafío soberanista. Rajoy ofrece amnistía a cambio de elecciones legales”, rotulaba, y apostillaba en la entradilla que el líder del Ejecutivo había tenido conversaciones con Carles Puigdemont para dejar sin efecto, a través de una amnistía, el 155, además de prometer a los principales implicados políticos del procés salir “indemnes políticamente” si ese mismo día aceptaba “no declarar la independencia”.

“El Ejecutivo deslizó en el Congreso de los Diputados una posible salida que permitiría a Puigdemont quedar indemne, al menos desde el punto de vista político, de su golpe a la democracia: si convoca elecciones autonómicas de forma legal y al amparo de la ley Orgánica del Régimen Electoral General y siempre que no haya declaración unilateral de independencia, el Gobierno podría suspender la aplicación del artículo 155 dela Constitución”, indicaba el artículo escrito por el periodista Mariano Calleja.

En aquel momento, el de la publicación de la portada de ‘ABC’, ningún medio conservador ni opinador de especial relevancia condenó que el presidente Rajoy ofreciese la amnistía como moneda de cambio frente al chantaje soberanista. Ahora, seis años después, con el independentismo dormido y la situación catalana estabilizada, condenan con furor a Pedro Sánchez por estar dispuesto a abrir vías de diálogo con Junts per Catalunya, quien, a través del prófugo Puigdemont, anunció este mismo martes las exigencias del independentismo catalán para hablar sobre la investidura. Una hipocresía reflejada, como vemos, en la hemeroteca, y de la que el PP trata de escapar especialmente después de que a Feijóo se le escapase que el PP está dispuesto a hablar con el PSOE de un “nuevo encaje territorial para Catalunya” -¿un nuevo Estatut?-.

Referéndum, independencia y huida

El resultado que dejó el pulso soberanista en 2017 es por todos conocido: Cataluña celebró un referéndum ilegal el 1 de octubre, Puigdemont declaró la independencia unilateral de Cataluña el día 10 de octubre, el 155 no se anuló, hubo cargas, el sentimiento soberanista creció y los populares no pudieron hacer nada por frenar una ola independentista que, ahora, seis años después, se sitúa en mínimos históricos según los datos que ofrece el último barómetro del Centre d’Estudis d’Opinió (CEO) -el CIS catalán-.

Además, cabe recordar dos detalles más de los que el PP trata de huir cuando convierte la unidad indisoluble del Estado español en una de sus banderas electorales: el primero es que, en 2014, el Gobierno de Rajoy ya había permitido una consulta popular no referendaria sobre el futuro político de Cataluña -que posteriormente, en 2015, sería anulada por la Corte Constitucional-; el siguiente, es que Puigdemont, prófugo de la Justicia, consiguió escapar de España durante el mandato de Mariano Rajoy. Concretamente, el expresident catalán y hoy eurodiputado de Junts per Catalunya cruzó la frontera española escondido en el maletero de un coche el 30 de octubre de 2017.

Independentismo vs no
Grafíca sobre el posicionamiento de los ciudadanos de Cataluña sobre la independencia. CEO

¿Qué se votó en ambas consultas?

En la primera, la de 2014 -popularmente conocida como la consulta del 9N-, los catalanes tuvieron que contestar a dos preguntas: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado? Y, en caso afirmativo, ¿quiere que sea un Estado independiente”. El 80% de los llamados a votar en este proceso consultivo votaron afirmativamente a ambas cuestiones.

Tres años más tarde, en un proceso mucho más tortuoso para la política, la convivencia y los tribunales españoles, el referéndum reflejaba este interrogante en sus papeletas: “¿Quiere que Cataluña sea un Estado independiente en forma de república?”. En aquel proceso, en el que el Gobierno de España se mostró incapaz de retener al independentismo, que se burló del Estado consiguiendo introducir las urnas y las papeletas burlando a la Policía, el nacionalismo se anotó una victoria moral con una participación de más del 42% y un resultado abrumador en favor de la independencia: el 90% voto sí.

Un “nuevo encaje para Cataluña”

Fue desde Canarias, donde el presidente del PP se acercó para hablar con el presidente regional y líder de CC, Fernando Clavijo, cuando Feijóo soltó la bomba: “Un nuevo encaje para Cataluña”. Eso es lo que el candidato a la investidura ofreció al PSOE, con quien pidió volver a reunirse para entablar conversaciones sobre la nueva realidad catalana. No tardó Génova en matizar a su jefe: solo hablaba del Senado, dijeron. Tarde. Los barones han recogido el guante, la enmienda de Feijóo a los últimos 20 años de discurso del PP se había hecho palpable y el ala dura de los conservadores observaba desde fuera con perplejidad.

No era la primera vez que Feijóo había metido la pata con Cataluña. En mayo de 2022, en un acto celebrado en el Cercle d’Economía en Barcelona, Feijóo habló de “nacionalidad” catalana. Lo hizo en estos términos: “Para una nacionalidad, como la catalana, la opción más acorde con la preservación de la estabilidad y de su identidad es la recuperación de su liderazgo en España”, aseguraba. 

Aquello no fue bien recibido en partidos como el ya extinto Ciudadanos o Vox, que criticaron que el PP estaba comprando el lenguaje al independentismo, legitimando, de esta forma, sus actuaciones. Sin embargo, los pesos pesados de Génova insistieron. De hecho, Bendodo, mano derecha de Feijóo, aseguró lo siguiente en una entrevista concedida al diario El Mundo: “He oído a Aznar afirmar públicamente que España era un Estado plurinacional, pluricultural y plurilingüístico. Eso es una realidad”.

Y no le faltaba razón. Pese a que el PP, y sus sucursales mediáticas, traten ahora de incendiar el debate público, el expresidente Aznar reconoció en 1996 en una entrevista con Catalunya Ràdio que no tenía ningún inconveniente en hablar de España como “estado plurinacional”.

Aznar, Rajoy, Feijóo. Cataluña ha sido desde hace años un auténtico quebradero de cabeza para el PP. Ahora, con Junts ejerciendo de condición sine qua non para lograr la investidura -sus votos son necesarios para ambos bloques-, los populares se rompen la cabeza por tratar de volver a ser atractivos en una España plural que se les escapa, impidiéndoles, como se vio en las elecciones del 23J, gobernarla.