A pocas horas de que abran los colegios electorales de Cataluña, las cartas ya están echadas. Las diferentes formaciones llegan a la cita electoral, marcada por la pandemia del coronavirus, con escenarios muy diferentes. En este sentido, hasta tres partidos se presentan a los comicios con opciones de victoria: PSC, ERC y Junts. Se prevé tal igualdad, que podría darse la situación de que el partido más votado no sea el que obtenga más escaños.

PP y PSC, la noche y el día

En el caso de los socialistas, según ha podido saber ElPlural.com, afrontan las elecciones con un gran optimismo, convencidos de que los resultados electorales supondrán un espaldarazo en su política de diálogo como forma de atajar el conflicto catalán. Además, dentro de las filas del PSC se muestran convencidos de que la campaña de la derecha y del independentismo para intentar desprestigiar a Salvador Illa ha naufragado.

Un optimismo del PSC que choca radicalmente con el miedo del Partido Popular, que incluso podría quedarse fuera del Parlament, lo que supondría un batacazo histórico. Según las encuestas, en el mejor de los casos, la formación que lidera Alejandro Fernández conseguiría entre cuatro y cinco escaños, igualando el pobre resultado cosechado en 2017 y perdiendo votos tanto por la izquierda (Cs), como por la derecha (Vox).

Los populares han ido preparando la caída en las últimas semanas y culpan de su fracaso electoral al juicio a Luis Bárcenas por la caja b del PP. Sin embargo, de puertas para dentro el mensaje es diferente, y el entorno de Pablo Casado teme que el batacazo suponga una proliferación de voces críticas, como la de Cayetana Álvarez de Toledo, contra la actual dirección de Génova 13.

Respecto a Ciudadanos, la formación naranja se presentaba a las elecciones siendo conscientes de la inevitable caída (no hay que olvidar que fueron el partido más votado en 2017), y con el objetivo claro de resistir frente al acoso del PP –escenificado en la marcha de Lorena Roldán- y evitar una absorción por parte de los de Casado. Una meta que, todo parece indicar, lograrán, confiando en sea un punto de inflexión en la estrategia de los de Inés Arrimadas para enderezar el rumbo de un Cs que parecía destinada a colapsar tras la deriva de la anterior dirección encabezada por Rivera.

Una derrota de PP y Ciudadanos que volverían a aprovechar en Vox. Salvo sorpresa mayúscula, la formación ultra logrará irrumpir también en el Parlament, e incluso podrían hacerlo como el partido más votado de ese trío de Colón.

Además, en Vox están seguros de que los resultados de las elecciones les dará el impulso que habían perdido en los últimos meses, especialmente tras la fallida moción de censura promovida contra Pedro Sánchez. De hecho, la formación ultra compara el subidón que esperan obtener tras los comicios, con el que experimentaron tras las elecciones autonómicas andaluzas del pasado 2 de diciembre de 2018.

El independentismo y el fantasma del 155

En cuanto a las formaciones independentistas, ERC, Junts, CUP y PDeCAT (que no tienen la representación asegurada) han decidido en los últimos días focalizar sus críticas contra Illa, en pos de la independencia y contra el “bloque del 155”.

Por último, En Comú Podem llega a la cita electoral con el recuerdo todavía muy reciente del hundimiento de los morados en las autonómicas gallegas. Por ello, Jéssica Albiach ha pedido concentrar el voto en los comuns, asegurando que es la única opción para poder hacer posible un Govern de izquierdas.

La encrucijada para formar un Gobierno

Sobre la mesa hay varias opciones de gobierno: repetir un Govern de Junts y ERC, incluso sumando a la CUP; un tripartito entre ERC, PSC y comuns --tanto republicanos como socialistas lo han descartado--; un gobierno sin independentistas liderado por el PSC, aunque los socialistas han dicho que no aceptarán los votos de Vox; el Govern amplio que plantea ERC con Junts, comuns, CUP y PDeCAT --aunque hay vetos mutuos entre ellos--, e incluso un Ejecutivo en solitario o en minoría, aunque se antoja difícil.

Los vetos cruzados complican que cualquiera de estas alianzas se acabe llevando a cabo y, pese a que la aritmética parlamentaria que deje el 14F podría acercar alguno de los escenarios, la repetición electoral puede convertirse en un horizonte probable en las semanas posteriores los comicios.

El interrogante de la participación

Uno de los factores que puede decantar los resultados a un lado u otro es la participación, ya que se augura un descenso importante de la movilización de los electores, después de que en las últimas elecciones de 2017 se alcanzara el máximo histórico en Cataluña (79,04%).

El miedo al contagio de coronavirus, la desafección entre la ciudadanía tras la última legislatura y la gestión del Covid-19, y la distensión del proceso independentista respecto a 2017, pueden provocar una alta abstención, aunque no se podrá interpretar cuál de estas causas provocará más abstención y es impredecible adelantar si afectará más a unos partidos que a otros.