El PP no aplicará ningún tipo de sanción a los cuatro miembros de Nuevas Generaciones que el año pasado difundieron imágenes suyas en las redes sociales haciendo el saludo nazi o posando con simbología ultras. Según revela el diario Levante, las juventudes del PP han cerrado el expediente abierto a sus militantes sin ningún tipo de castigo. Han dado por buenas las explicaciones de los cuatro jóvenes expedientados, que se excusaron diciendo que no eran conscientes de la simbología fascista o que las fotografías eran anteriores a su militancia en el PP.

Un sospechoso retraso
El retraso con que el Comité de Derechos y Garantías de NNGG ha llevado este asunto ya apuntaba a que podía ocurrir algo así, pese a la promesa de la dirección nacional del PP de ser inflexible con este tipo de actitudes. "Quien se fotografía con símbolos fascistas no merece estar en el PP", dijo Esteban González Pons cuando saltó el escándalo. Sin embargo, todo esa contundencia ha quedado en papel mojado y el único expulsado lo ha sido no por hacer apología del fascismo sino por militar en varias formaciones.

Incompatible con los estatutos del PP
El perdón también es incompatible con el artículo 9 de los estatutos del PP que recoge que se perderá la condición de afiliado, entre otras causas, "por declaración o actitud de no acatamiento del orden constitucional o Estado de Autonomía", o "por manifestación pública de discrepancia grave con la ideología, principios o fines del partido, realizada en actos de propaganda, reuniones públicas o a través de cualquier medio de comunicación escrito o audiovisual o de cualquier medio de difusión que garantice la publicidad del hecho".

Todos los casos tuvieron una amplia repercusión en internet. Las imágenes mostraron a un miembro de la ejecutiva de Nuevas Generaciones de Xàtiva Jorge Roca tras una bandera nazi; en otra, el secretario general de la organización en Gandía, Daniel Terrades, haciendo el saludo fascista junto a un monolito por los caídos. También se pudo ver al presidente de Nuevas Generaciones en Xàtiva, Xesco Sáez, y la concejala popular en Canals Carmen Melissa Ferrer posando junto a una bandera preconstitucional.

La débil respuesta del NNGG
En su momento, la presidenta de NNGG, en una rueda de prensa sobre el asunto se dedicó a cargar contra los que critican estos gestos y no contra quienes los han llevado a cabo. Pilar Jurado calificó de “bochornoso e indignante” a los críticos y aseguró que hay una campaña contra su formación, con la que se pretende generalizar la “actitud reprochable de tres o cuatro personas de una organización con más de 100.000 afiliados”.

Bromas…chiquilladas
También hubo dirigentes del PP que disculparon la mala cabeza de sus cachorros. Es el caso del presidente del PP de Valencia, Alfonso Rus, uno de los primeros en referirse a estos casos, consideró que se trataba de “chiquilladas”. El alcalde de Gandía, Arturo Torró, habló de “bromas tolerables” para la juventud. Esto, sin olvidar al portavoz popular adjunto en el Congreso, Rafael Hernando, que no encontró otra manera de defender a su partido que afirmar que “la República llevó a un millón de muertos”.

Epidemia nacional
Los cuatro casos investigados no fueron los únicos. El hijo de una concejala del PP de Bétera, en Valencia, publicó un artículo en el programa de fiestas de esa localidad en la que aparecía como Capitán España, envuelto en la bandera rojigualda y anunciando que era el encargado de rescatar a una joven secuestrada por “guerrillas de rojos”.

Cargos institucionales a favor del franquismo
Tampoco los ejemplos se circunscriben a Nuevas Generaciones. Cargos institucionales del PP también han sido denunciados por sus gestos o declaraciones a favor del franquismo. Es el caso del responsable de Turismo de la Diputación de Guadalajara y teniente de alcalde de la localidad alcarreña de Atienza, Jesús Parra, que se fotografió en Cuelgamuros con el brazo en alto. También del alcalde de Beade, en Ourense, Senén Pousa, que presume de tener en su móvil como sintonía principal el Cara al sol y tiene en su despacho un retrato de Franco, o del regidor de Baralla (Lugo) Manuel González Capón, que aseguró en un pleno municipal que “quienes fueron condenados a muerte” durante el régimen de Franco “sería porque lo merecían”.