El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha protagonizado este viernes el que probablemente haya sido el discurso más infame de la 80ª Asamblea General de la ONU. La tensión se ha apoderado del ambiente a su llegada, con un mar de gritos y abucheos siendo la banda sonora que le ha dado paso. En su intervención, el líder sionista ha mentido abiertamente, ha justificado la ofensiva de su Ejército, ha planteado preguntas capciosas para minimizar la matanza, ha culpabilizado a Hamás del genocidio y ha lanzado ataques y advertencias al resto de naciones que están reconociendo el Estado de Palestina y señalando las atrocidades que están teniendo lugar en la Franja de Gaza.

"Israel debe acabar el trabajo en Gaza tan pronto como sea posible", ha arrancado, ya con una retórica de guerra sin lugar a equívoco: Israel debe seguir matando en los territorios ocupados para finalizar su misión de controlar todo el territorio y limpiarlo de palestinos. En la misma línea, no ha tenido problema en justificar el asesinato de más de 65.000 palestinos en dos años: "Se nos acusa de atacar deliberadamente a los civiles. Señores y señoras, es lo contrario. Estamos adoptando más medidas para minimizar las bajas civiles que cualquier otro ejército en la historia y Hamás, además, utiliza a los civiles como escudo". "Quiero también desprenderme de las falsas acusaciones de genocidio. El único genocida es Hamás con su matanza del 7 de octubre de 2023, y lo que queremos evitar es que se repita aquel día una y otra vez", ha argumentado.

"¿Un país que comete genocidio le pediría a la población civil que se vaya a zonas seguras? ¿Los nazis decían a los judíos que se fueran?", ha cuestionado al aire, para responder que Israel quiere "que se vayan para que estén seguros, y Hamás quiere que se queden". Sobre la marcha a lugares seguros que alega el primer ministro israelí, dos puntalizaciones: la primera, que Gaza se encuentra completamente sitiada. Todas las salidas están bloqueadas y es imposible salir por la militarización de las fronteras (ni siquiera la ayuda humanitaria puede entrar por el mismo motivo), y la segunda, que la población está completamente hacinada: la densidad de población de Palestina es de casi 1.000 personas por kilómetro cuadrado en un territorio casi completamente arrasado por los bombardeos y en el que el hambre y las enfermedades también están empezando a cobrarse vidas. Estos factores hacen imposible "irse" a ningún sitio, como dice el primer ministro israelí.

Del mismo modo, Netanyahu ha negado la hambruna en Gaza y ha asegurado que si hay hambre, es por culpa de Hamás. "Los que generan hambruna y genocidio en Gaza no son mejores que los que defienden y hablan de genocidio y hambruna en Gaza, no son mejores que los que abogaban por ello en la Edad Media para los judíos. De hecho, el antisemitismo vuelve y vuelve, no muere nunca, se realimenta, crece una vez más”, ha señalado.

Advertencias a quien se atreva a señalar la atrocidad

El líder sionista también ha amenazado a los Gobiernos internacionales que están señalando el genocidio y pidiendo el cese de las hostilidades israelíes. "Israel no les permitirá que saboteen nuestro estado. No vamos a cometer un suicidio nacional porque ustedes no tienen las agallas de enfrentar a medios de comunicación hostiles que exigen nuestra sangre". Además, siguiendo con la carta del antisemitismo, ha acusado a los líderes mundiales que han reconocido el Estado palestino de enviar un mensaje antisemita: "Asesinar judíos tiene recompensa".

Sobre la solución de los dos Estados, una vía de acuerdo por la que muchos países han abogado, ha vuelto a manipular la realidad para manifestarse en su contra. Ha acusado a Palestina de no quererla y de atacar constantemente a Israel, pasando por alto que el ente sionista ha ido ocupando durante décadas el territorio palestino, haciéndolo desaparecer poco a poco. "Solo hay un problema: los palestinos, que no creen en la solución de los dos Estados, solo quieren un Estado palestino en lugar de Israel. Siempre que se les ha ofrecido un Estado palestino, lo han rechazado", ha señalado. Curiosa forma de ofrecer un Estado palestino la de Israel, basada en apropiarse durante décadas del territorio que les pertenece originalmente a los palestinos y masacrar a más de 65.000 personas en los últimos dos años.

Cuando Netanyahu se disponía a pronunciar su discurso, muchas delegaciones presentes en la Asamblea se han levantado y marchado a modo de protesta.

El líder palestino, vetado de la entrada a Estados Unidos

Por otra parte, cabe recordar que Netanyahu ha podido hablar en la Asamblea de la ONU en Nueva York porque se le ha dado el espacio para hacerlo. No ha tenido la misma suerte el presidente palestino, Mahammud Abbas, a quien Estados Unidos le vetó la entrada a finales de agosto, lo que ha provocado que tenga que intervenir de manera telemática, con un mensaje grabado en vídeo.

El discurso de Abbas ha estado marcado por su carácter descriptivo sobre la situación de los palestinos en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Este desde que empezó la agresión israelí. "Una agresión que ya dura décadas", recordó el líder palestino, que también ha tendido la mano al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para avanzar en la misma solución de dos Estados que Netanyahu asegura que los palestinos no desean.

Del mismo modo, Abbas ha reitrado que Hamás no tendrá papel alguno en Gaza cuando acabe la guerra, y ha pedido a Tel Aviv que deje de utilizar el hambre como arma de guerra y permita la entrada de ayuda humanitaria de las agencias de la ONU. "Hemos afirmado y seguiremos afirmando que la franja de Gaza es parte integrante del Estado de Palestina y que estamos dispuestos a asumir toda la responsabilidad del gobierno y la seguridad en ese territorio. Hamás no tendrá ningún papel que desempeñar en el gobierno. Hamás y otras facciones tendrán que entregar sus armas a la Autoridad Nacional Palestina como parte del proceso de creación de las instituciones de un Estado, una ley y unas fuerzas de seguridad únicas", ha argumentado.

"Es un crimen de guerra y contra la humanidad"

"No es una agresión, es un crimen de guerra y contra la humanidad bien documentado, uno de los más terribles capítulos de la historia del siglo XXI", ha asegurado, poniendo el punto de origen en 1948, cuando se produjo una Nakba (catástrofe en árabe) desde la que siete millones de palestinos han sido expulsados. "Ya son muchos años de opresión, privaciones y protección del ocupante, favoreciéndolo en lugar de proteger al pueblo bajo ocupación, y más violaciones de los derechos de nuestro pueblo palestino a la autodeterminación, la libertad, la dignidad, la independencia y la soberanía en el territorio del Estado ocupado, en el territorio del Estado de Palestina ocupado desde 1967, incluida Jerusalén Oriental", ha denunciado.

Sobre las múltiples iniciativas internacionales, Abbas ha lamentado su no implementación. Ha recordado esfuerzos pacificadores como los Acuerdos de Oslo de 1993, cuando "reconocimos al Estado de Israel y este reconoció a la OLP (formación palestina) como único representante legítimo del pueblo palestino". "No obstante, Israel ha trabajado sistemáticamente para socavarlos", ha contrapuesto. En la recta final de su intervención, agradeció el apoyo internacional y a los Estados que han reconocido a Palestina, que son 157 de los 193 que integran la ONU.

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