El presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy (i), y el primer ministro italiano, Mario Monti, antes de la foto de familia de una cumbre europea celebrada en Bruselas. EFE



La derecha no tiene la fórmula para salir de esta crisis económica, a pesar de su halo de buen hacedor de la economía. Mario Monti lo ha dicho ahora, un año después de su gestión en Italia. No es un hombre "de la Providencia" y no puede solucionar cosas que otros no han podido, advirtió ayer, después de confirmar que no se presentará como candidato a las elecciones de febrero de 2013. Su aviso ha recordado a las palabras que Mariano Rajoy, quien tuvo la precaución de decir incluso antes de llegar a la Presidencia: “No tengo una varita mágica” para solucionar la situación de España “en un breve periodo de tiempo” y a continuación mencionó “la herencia” de Zapatero, el argumento del que todavía hoy, 12 meses después, sigue valiéndose.

Las fuerzas políticas que le apoyan
Monti se reunió ayer con la prensa tras una jornada de intensos contactos con los dirigentes de las fuerzas políticas de centro que se han mostrado dispuestos a seguir adelante con la agenda que él ha propuesto. Él se ofrece a guiarles. El primer ministro en funciones afirmó que ha hablado con el líder del partido Unión de Demócratas de Centro (UDC), Pierferdinando Casini; miembros de Futuro y Libertad (FLI), liderado por el presidente de la Cámara de los Diputados, Gianfranco Fini, quien se encuentra en Líbano; y con otros parlamentarios de centro y algunos de sus ministros. También se encontraban representantes del movimiento Italia Futura, creado por Luca Cordero di Montezemolo, presidente de Ferrari, que han sido, junto a Casini, otro de los paladines de la posibilidad de un nuevo gobierno dirigido por Monti.

Agenda Monti, pero sin Monti
Según explicó Monti, en el Senado se presentará una lista única que contará con su apoyo y a la que se ha dado el nombre provisional de "Agenda Monti para Italia", mientras que para la Cámara de los Diputados existirá una coalición de diferentes listas. Se trata de "una operación de renovación de la política italiana" para lograr que la mayoría de los italianos se reconozcan en "la política de los hechos".

El olvidado "crecimiento"
"Creo que la emergencia no ha acabado, está acabada la emergencia financiera, pero hay una emergencia tan grave y quizás más importante: la del paro, sobre todo el juvenil, y la falta de crecimiento", reconoció el primer ministro saliente.

La bendición del Vaticano
Aparte de los mencionados apoyos políticos, Monti cuenta con el apoyo expreso del Vaticano. Su diario oficial, "L'Osservatore Romano", publicó este viernes un artículo titulado "La entrada en política del senador Monti", firmado por Marco Bellizi, en el que expresa su apoyo al jefe del Gobierno tecnócrata en funciones y considera que se trata de "una llamada a recuperar el sentido más alto y noble de la política".

Berlusconi, al otro lado de la derecha
Quien no está en la misma cuerda es el ex primer ministro Silvio Berlusconi, que no pierde ocasión de cargar contra la actuación de su sucesor en el Gobierno. En su opinión, las medidas económicas adoptadas por Monti han sido "un tratamiento propio de la Edad Media, cuando los enfermos se curaban mediante una sangría tras otra hasta que al final morían", según dijo en una intervención en un programa televisivo.

El político conservador insistió, además, en su línea de ataque de las últimas semanas al asegurar que bajo "el Gobierno técnico no existe un solo indicador económico que no haya empeorado”. Pero tampoco el conservador Berlusconi fue capaz de parar la crisis. Cuando Monti le sucedió, Italia se encontraba en una situación más que delicada, en el punto de mira de los tiburones financieros, con la prima de riesgo en máximos históricos de los 575 puntos básicos. El también conservador Monti tampoco ha podido alejar el país del peligro.

La receta de la izquierda
Tal vez la respuesta esté en que la apuesta de la derecha por la austeridad no basta. El primer ministro italiano lo ha admitido: “falta crecimiento". Al final, la ‘varita mágica’ la va a tener la izquierda, y la defensa de líderes socialistas y progresistas, como Hollande, Rubalcaba y Dilma Rousseff, de control de déficit, pero acompañado de medidas de crecimiento, no va a resultar un disparate.