Los españoles reconocen así la talla democrática de Carrillo, quien fue capaz de anteponer la reconciliación a sus propios ideales, los cuales sacrificó al aceptar la Monarquía constitucional, la bandera tricolor y la Marcha Real. Él mismo reconoció en múltiples ocasiones el papel del Rey a favor del mantenimiento de la democracia durante el golpe militar del 23-F.

El 76% de simpatizantes del PP valoran a Carrillo
El 82% de los ciudadanos consideran que Carrillo fue una de las figuras decisivas para hacer posible la transición pacífica a la democracia. De ese porcentaje el 94% son simpatizantes del PSOE y el 76% del Partido Popular. Como se ve, no ha conseguido hacer mella en los ciudadanos la campaña de descrédito de ciertos sectores que se han empecinado en responsabilizarle de la matanza de Paracuellos. Unas acusaciones que historiadores como Ian Gibson y Paul Preston han desmentido a partir de sus investigaciones sobre la Guerra Civil. De acuerdo con sus conclusiones, Carrillo no fue inductor ni responsable de esos hechos.

La derecha mediática despidió con insultoa a Carrillo
Sectores políticos de la derecha y medios de comunicación afines han insistido, sin embargo, en calificarle de asesino y antidemócrata. También tras su muerte. Algunas firmas representativas de la caverna mediática no han dejado de tildarle de asesino y antidemócrata, negando su papel en la Transición. Como ejemplo de ello, los artículos firmados por César Vidal en Libertad Digital y La Razón, donde tildó de Carrillo de “fantasma, contertulio de radios y engañador en memorias, que, en la época de ZP, llegó a soñar con contemplar rediviva la revolución que había fracasado en los años treinta”.

Como Franco
Fue aun más lejos Emilio Campmany, quien equiparó a Carrillo con el dictador Franco: “Cogieron a Carrillo y lo pasearon como encarnación de esa izquierda que levanta monumentos a Largo Caballero y desplaza las estatuas de Franco, como si ambos no fueran igual de culpables de lo que pasó.