Veinte años han pasado desde aquella mañana fatídica del 11 de marzo de 2004, cuando cientos de personas perdieron la vida a manos del terrorismo yihadista. Dos décadas después, múltiples heridas siguen abiertas y debates generados por los gobernantes del momento aún dan que hablar. “Me preocupa que no hayamos aprendido y vivamos en el Estado permanente de crispación”, ha lamentado Fernando Grande-Marlaska, que aquel día se dirigía a los juzgados de instrucción de Plaza Castilla donde estaba destinado como juez. Las horas posteriores a las explosiones fueron dramáticas y el uso partidista tardó poco en aparecer.

Por aquel entonces, Jose María Aznar estaba al frente del país y preparaba el terreno para las elecciones generales que se celebraría tres días después y a las que se presentaría su sucesor, Mariano RajoyEl bulo de la autoría de ETA marcó el discurso de un Gobierno que, para el actual ministro del interior, “no estuvo a la altura, no fue lo transparente que debería ser ni nos informó cono tenía que hacerlo”. Aquella táctica respondió, según ha reconocido Marlaska a RNE, a una estrategia electoral y a la negación de unos resultados previsibles en los comicios.

“La línea de investigación era más clara a la que hacía el Gobierno”, ha denunciado Marlaska, que ha querido traer aquella lógica política a la actualidad, para lamentar que no hayamos conseguido avanzar en este sentido. “Me preocupa que no hayamos aprendido y vivamos en el Estado permanente de crispación. El PP todavía no ha aceptado el resultado de las urnas del 23 de julio y eso es algo difícil de entender en una democracia plena”, ha afeado. “Me gustaría decir que ya no hay aquella fractura partidista”, ha continuado, dejando un silencio que evidencia su perspectiva.

Los miles de heridos continúan sufriendo secuelas y los familiares de los fallecidos tienen que sumar a su duelo los recuerdos de aquel engaño que sufrieron y que, hoy en día, nadie ha pagado. “Los difusores de la teoría de la conspiración no han asumido las responsabilidades debidas o necesarias. Quedó muy clara cuál era la naturaleza de los hechos y esa teoría viene de la no aceptación del resultado electoral”, ha incidido Marlaska. “Poner la duda en el desarrollo de una democracia” es, para el ministro, el objetivo claro que perseguía el Ejecutivo de Aznar.

El procedimiento judicial lo dejó todo muy claro, pero todavía en algunas personas anida esa duda de la intervención de otras personas o grupos”, coincide el ministro con la Asociación de 11M, que todavía siente que no se ha cumplido con las víctimas. "La reparación puede ser una reparación económica, que eso más o menos se ha conseguido. Pero hay otro tipo de reparación, que es la originada a raíz del surgimiento de esas teorías de la conspiración, que nos han hecho tanto daño a las víctimas, porque en el fondo se ha creado una doble victimización", denuncia su presidente, Eulogio Paz Fernández.  

“Con las víctimas del terrorismo siempre se puede hacer mucho más porque son nuestro referente ético, quienes han dado todo por mantener que el resto de la ciudadanía podamos vivir en un Estado en el que nuestros derechos y libertades estén salvaguardados”, ha zanjado Marlaska lo referente a las víctimas, dejando claro que, como país, “siempre tendremos una deuda con ellas” que nunca podrá ser saldada.

Preparación y legislación

Tres Gobierno, de dos legislaturas cada uno de ellos (la última en curso), se han sucedido desde entonces y se continúa avanzando en la salvaguarda de los ciudadanos. Las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado “ya eran un referente en la lucha contra el terrorismo” por aquel entonces y Marlaska aseguran que “han aprendido mucho”. “El terrorismo ha sufrido unas modificaciones sustanciales desde aquel momento y nuestras fuerzas están diciendo siempre que el riesgo cero no existe, pero están totalmente formadas y preparadas. No obviando la cooperación internacional”, ha explicado.

Nadie quiere pensar que una masacre como la de hace veinte años podría volver a repetirse y los diferentes cuerpos del Estado velan porque así sea. El actual contexto internacional preocupa a occidente, impasible ante el genocidio que está sufriendo Palestina. “La guerra en Oriente Próximo es un elemento que determina el conjunto de posibles activistas, que lo vemos y analizamos en redes sociales”, ha reconocido el ministro. “El nivel de alerta antiterrorista actual es 4 de 5, reforzado para la protección de los objetivos más específicos y muy interrelacionados con el conflicto en Gaza”, ha zanjado Marlaska.