La llegada del coronavirus ha supuesto un auténtico fenómeno sociológico. A los cambios obligados de conducta por la pandemia se le suman consecuencias económicas y sociales que acaban provocando la zozobra en buena parte de la sociedad. La concienciación y la paciencia son dos de las premisas más repetidas desde que el virus atacara las necesidades más primarias de la población española, ya de por sí más difícil de controlar por su idiosincrasia particular.

Y este hartazgo generalizado, creciente por la sensación de falta de cooperación entre las administraciones de una nación prácticamente federal por su descentralización del poder, ha acabado derivando en una escalada de tensión a la que hay que poner coto por la peligrosidad de sus componentes. Si este sábado ElPlural.com publicaba el primer reportaje de esta serie, explicando los motivos que pueden contextualizar el malestar general, ahora nos acercamos al verdadero peligro: una juventud maltrecha económicamente, influenciable, atraída por la violencia y en el punto de mira de la extrema derecha nacionalista.

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Para este reportaje hemos contactado con varios de los grupos que están participando en las manifestaciones. Justificando que ellos no son los causantes de los disturbios, reconocen que sus líderes están animando a la ciudadanía a movilizarse sirviendo así de portavoces de la causa. “Si solo se ve violencia puede tener un efecto contagio que permita que esto se extienda como la pólvora y acabe sumando a una parte muy importante de nuestra juventud, pero creo que no estamos todavía en ese momento de falta de cohesión y desintegración social”, explica Ana Sofía, profesora de Derecho y Ciencia Política de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) y profesora asociada en la Universitat Pompeu Fabra (UPF).

Una preocupación que comparte José Ramón Flecha, director de los criterios de impacto político y social del programa europeo de investigación científica ALLINTERACT: “Si los radicales tienen éxito, otros se les irán sumando”. Un problema que, según defiende Flecha, solo se puede solucionar restando poder a la erótica de la violencia: “Eso no se evita actuando solo desde el lenguaje de la ética como se está haciendo, tiene que actuarse conjuntamente desde el lenguaje de la ética y desde el lenguaje del deseo. Solo quien no hace social media analytics puede pensar que diciendo que son violentos, incívicos o malos no van a ser más deseados”.

Atracción de la violencia

Y es que para el director del programa ALLINTERACT, cuyo objetivo es la participación ciudadana en la ciencia, el verdadero problema es de una dimensión estructural. “Desde el punto de vista de las evidencias internacionales aportadas por las ciencias sociales, como la investigación europea Proton (la más importante y de más recursos realizada sobre radicalización de la juventud), hay una causa estructural que se está obviando. Esta causa es el fomento de la atracción a la violencia especialmente entre la juventud”, argumenta Flecha, añadiendo que “jóvenes que ejercen violencia y protagonizan altercados son considerados valientes e incluso héroes en sus entornos de muy diferentes opciones ideológicas”.

Según defiende el experto, “presumir de haber quemado contenedores o haberse enfrentado a la policía les convierte en más cotizados para relaciones personales e incluso sexuales”. Una popularidad cosechada a través de presentarse a la sociedad como un outsider fuera de las reglas socialmente aceptadas.

“Quienes no quieren ver la realidad intentan obviar o censurar las evidencias de que esos altercados tienen una causa social y lo solucionan buscando qué grupos manipulan para crearlos. Así no se logra superar la causa ni los altercados, sentencia Flecha, atribuyendo los disturbios a “grupos radicales de ideologías opuestas y otros ligados a la marcha nocturna”.

Detrás de los disturbios

62 detenidos. Ese fue el balance del fin de semana pasado. Especialmente virulentas fueron las revueltas en Madrid, donde los disturbios provocantes que los operativos desplegados tuvieran que proceder a la detención de 33 personas. Daños materiales, guerrillas urbanas e incluso trincheras en mitad de la Gran Vía fueron las imágenes que abrieron los telediarios cada mañana del puente de Todos los Santos.

Todos los expertos consultados lo tienen claro. La extrema derecha es la causante de los destrozos, y hay que separar su actuación de las reivindicaciones legítimas de la ciudadanía que se manifestó antes del toque de queda pidiendo medidas económicas, cooperación en la actuación, la apertura de negocios o la flexibilidad de las restricciones.

Desde ElPlural.com nos hemos puesto en contacto con algunos de los partidos extraparlamentarios que reconocen abiertamente estar participando en las convocatorias. Cautos, se desligan de los altercados: “Los falangistas apoyamos todas las protestas justas que se están produciendo en España contra las medidas restrictivas del gobierno criminal, que lejos de solucionar todo lo relacionado con la crisis del coronavirus parece que tienen como objetivo principal restringir las libertades de los españoles para cumplir sus siniestros objetivos políticos, económicos y sociales que están llevando a España a la ruina total”, explican desde Falange Española.

Pedro Chaparro, vocal del Comité Político de Democracia Nacional, también atiende las preguntas de este medio. Especialmente involucrados después de que el periodista Miquel Ramos informara de que Pablo Lucini, responsable de las juventudes del partido, estaba detrás de la convocatoria de las revueltas, Democracia Nacional se desmarca: “Democracia Nacional anima a participar en las convocatorias espontáneas contra las medidas restrictivas de control social que ha impuesto el gobierno social comunista pero como digo no tenemos nada que ver con ningún tipo de disturbios”, dice Chaparro, asegurando que su partido no tiene nada que ver con los disturbios provocados por Menas y grupos de extrema izquierda.

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Además, y reconociéndose abiertamente negacionistas, Chaparro asegura que Democracia Nacional está siendo estigmatizada porque es “el único movimiento de carácter político que se ha mostrado en contra del uso de mascarillas y confinamiento dictatorial con motivo del COVID-19 y ha denunciado públicamente una a una todas las medidas que el gobierno globalista ha aplicado desde que el 11 de marzo del presente año comenzó el plan pandémico contra el pueblo español”.

No son los únicos. La organización neonazi Alianza Nacional también deslegitima la pandemia y asegura que “detrás de toda esta farsa hay varios propósitos, pero el principal de ellos es hundir la economía de las naciones para aumentar su deuda, y, en consecuencia, ir perdiendo soberanía”. “Nosotros nos posicionamos en contra de cualquier confinamiento, así como del uso impositivo de la mascarilla.  Además, tenemos el convencimiento de que las cifras e informaciones difundidas por los medios oficiales son totalmente falsas, inventadas y no se ajustan a la verdad del problema”, asegura el dirigente de la formación Chema Quijada.

 

Este artículo es el segundo de una serie de reportajes sobre las protestas. Una radiografía que aúna los motivos sociológicos y el perfil de los difusores de las revueltas, así como la indagación numérica de la cantidad de los disturbios producidos, las detenciones y su posible solución. Este lunes, en ElPlural.com, la tercera y última parte: Educar, escuchar y ayudar: las tres recetas de los expertos para reducir la beligerancia y el impacto de las protestas (III)