Siguen saliendo a la luz informaciones en torno a fortuna de Juan Carlos I. Después de que se revelase que el antiguo Jefe de Estado habría fraguado gran parte de su dinero con la venta de armas, una exclusiva del diario Público señala que el Rey emérito se embolsó 52 millones de euros por la venta de Banco Zaragozano, propiedad de Los Albertos (Alberto Cortina y Alberto Alcocer), al banco británico Barclays Bank. Ahí comienza una nueva etapa de blanqueos de esos fondos hacia la creación de nuevas fundaciones y sociedades.

Una de esas mal llamadas fundaciones es Zagatka, donde van a parar el medio centenar de millones que el monarca necesita derivar a un lugar seguro. Situada en el paraíso fiscal de Liechtenstein, esta sociedad 'guarda' las comisiones que el Rey emérito había recibido por conseguir vender el Banco Zaragozano, un proyecto que se sabía fallido. Prueba de esto último es que doce años después la entidad británica tuvo que venderlo a La Caixa por 820 millones de euros. 

La fundación Zagatka ha estado presente en otros escándalos que rodean a Juan Carlos I. Por ejemplo, desde ella se hizo la transferencia que destapó su cuenta oculta en Andorra. El movimiento lo ordenó uno de los testaferros del Rey, Arturo Fasana, vinculado tras los Papeles de Panamá con 107 sociedades instrumentales registradas en el país.

Por su parte, la entidad serviría más tarde a Juan Carlos I para cobrar presuntas comisiones millonarias y pagar vuelos privados. El escándalo relacionado con Zagatka aumenta cuando en The Telegraph revela, el 14 de marzo de 2020, que Felipe VI es el último beneficiario de otra fundación: la fundación Lucum -ya lo era, junto a sus dos hermanas, de Zagatka, según reglamento-.Esta última se creó como tapadera de un presunto regalo de 100 millones de euros del rey de Arabia Saudí a Juan Carlos I.

Para llevar a cabo los trámites correspondientes a la creación de la polémica fundación se elige a Álvaro d'Orleans-Borbón, primo lejano del rey y a quien veía en contadas ocasiones. No obstante, éste asegura que no jugó ningún papel en la venta del banco y que su presencia en el documento bancario de la entidad Credit Suisse se desprende de un error bancario o del gestor de la cuenta. Asimismo, el uso de la fundación por su parte, asume, fue únicamente el de gestionar su patrimonio y poner a disposición del rey Juan Carlos de manera voluntaria ayuda financiera para la atención de gastos de viaje.