Isabel Díaz Ayuso insiste en culpabilizar al Gobierno central de la situación sanitaria que atraviesa Madrid con la crisis del coronavirus. La popular ha llegado a denunciar que el Ejecutivo está reteniendo en las fronteras el material necesario que requieren los sanitarios para atender debidamente y sin riesgo a las personas contagiadas.

Esta crisis sanitaria afecta sobremanera a la Comunidad de Madrid, principal foco de infección en toda España. Los contagiados se cuentan por miles y la cifra, fuera de recaer, sigue incrementándose diariamente poniendo en jaque al sistema y amenazando con colapsar, más si cabe, hospitales y centros sanitarios improvisados. Enfermeros, doctores, celadores, especialistas y sanitarios de toda índole insisten en la terrible situación que se atraviesa en los hospitales madrileños, recordando a la popular las políticas de recorte que han caracterizado al gobierno regional en los últimos años.

Mientras Ayuso pide a Pedro Sánchez que haga un ejercicio de autocrítica, aupada por el mensaje que también se desprende del argumentario personal de Pablo Casado, el PP delega sus responsabilidades y trata de expiar su culpa ante la falta de recursos de la sanidad madrileña. Los gurús de la privatización permanecen callados, y, ahora, como el resto de la ciudadanía, piden aplausos a los sanitarios cada tarde a las 20 horas. “Héroes” es el término escogido. “Héroes” que han sido despedidos u obligados a trabajar a destajo en condiciones paupérrimas.

En su momento no escucharon las manifestaciones en las calles. Ahora, obligados a atender sus demandas, no escuchan lo que les gusta. Pero fuera de mantener una posición responsable, huyen hacia adelante haciendo el máximo ruido posible, aunque sea a costa de mentir o estirar la verdad hasta límites impredecibles. Llegará el momento de repartir responsabilidades; ahora, con el país confinado e implorando medidas que acaben con esta situación, toca elaborar operativos de urgencia para hacer frente a una situación diferente, sin precedentes.

"Si es verdad que ello no bloquean nada, eso es que tengo luz verde para empezar a fabricar material desde Madrid, así que nos vamos a poner a todo tren y a no hacer otra cosa que fabricar material para proteger al personal sanitario, ya que están diciendo que nadie lo va a impedir", ha manifestado la presidenta de la Comunidad de Madrid. Una frase de la que se desprende que el Ministerio de Sanidad ha obligado al gobierno autonómico a no adoptar medidas o trabajar en pro del bienestar de su ciudadanía. Pero, ¿está el Gobierno limitando la capacidad de actuación de Isabel Díaz Ayuso en su equipo?

Castilla-La Mancha compró esta semana 40.000 mascarillas por su propia cuenta. Paralelamente, en el Centro Tecnológico de Confección de Talavera de la Reina (Toledo) se fabrican mascarillas en masa, con el objetivo de realizar, cortas y empaquetar 15.000 diarias. Una operación realizada en conjunto por la Junta de Castilla La-Mancha, el Gobierno de Asturias y las empresas que operan (la celulosa y el poliéster provienen de la comunidad del norte del España).

Las muestras de independencia y celeridad también son palpables en la Comunidad Valenciana. Pese a que el sistema todavía no está desbordado, el presidente Ximo Puig ha ordenado la construcción de tres hospitales de campaña con los que ofrecer 1.100 camas más: “Hay que planificar el peor escenario posible”, ha manifestado el presidente valenciano.

Esta práctica se suma a la restauración exprés del antiguo hospital de La Fe. Una obra que se realizará en 10 días para conseguir 76 casas más y aumentar los recursos disponibles en caso de ser necesarios para hacer frente al Covid-19: “La situación, en estos momentos, es de garantía asistencial hospitalaria y está funcionando adecuadamente el sistema de salud valenciano, que está demostrando su potencial sobre todo gracias a los profesionales sanitarios, que están trabajando intensamente”.

Mientras tanto, en Madrid, como ha denunciado ElPlural.com, la Torre 4 del hospital Infanta Sofía, ubicado en San Sebastián de los Reyes, continúa cerrada pese a prometer que las obras se realizarían en 2019. Ni siquiera el coronavirus ha provocado que la administración madrileña haya pensado en utilizar este espacio, con más de 3.600 metros cuadrados y que permanece cerrado y sin actividad desde 2008, año en el se construyó el centro.