Vox y Hazte Oír consuman su divorcio. El colectivo ha sido el motor que ha impulsado a los ultras durante mucho tiempo. Pero esa relación tan estrecha pasó a mejor vida. Ya no hay fotos conjuntas entre risas y, para la entidad que lidera Ignacio Arsuaga, el partido de extrema derecha ha dejado de ser ese socio cómplice que peleaba a capa y espada por extender sus premisas. ¿El motivo? El candidato de Vox en Castilla y León, Juan García-Gallardo, no ha respondido a las peticiones por escrito que remitió la organización tanto a PP como a la formación de Santiago Abascal, por lo que los ultracatólicos han activado su maquinaria propagandística contra sus otrora socios.

El matrimonio llegaba a este 2022 muy desgastado. Los desencuentros se reproducían por doquier y los ultraderechistas cada vez se alejaban más de Hazte Oír. La campaña electoral de Castilla y León no ha hecho sino confirmar la ruptura que venía meses fraguándose. El lobby ultracatólico no ha podido soportar que los que consideraba aliados no solo desoyesen sus pretensiones, sino que ni siquiera ofrecieran una respuesta.

El ‘pecado’ de Vox

La gota que ha colmado el rebosante vaso ha sido el caso omiso de Vox a un escrito remitido por el lobby ultracatólico. Hazte Oír envió un formulario a los candidatos de Partido Popular de la fuerza que dirige Santiago Abascal. Ninguna de las dos formaciones devolvió un cuestionario en el que se les pedía su posición sobre asuntos como el aborto, la familia o el “adoctrinamiento ideológico”.

La idea de Arsuaga es que, tras analizar las respuestas que le remitiesen ambos, recomendaría el voto hacia una u otra fuerza. Sin embargo, ninguno de los dos partidos colmó las ansias de saber del presidente del colectivo. Ni PP ni Vox respondieron al llamamiento de los ultracatólicos. Un agravio que ha consumado el divorcio con la extrema derecha y que ha motivado la activación de la maquinaria propagandística contra sendas formaciones.

En pie de guerra

Arsuaga no ha encajado bien que los dos representantes del espectro conservador ignorasen su escrito, por lo que ha preparado una ofensiva frontal contra el PP y Vox. Hazte Oír ha sacado a la calle los ya habituales camiones, aunque esta vez el mensaje que portan es una daga clavada en la espalda de los ultraderechistas, incluyéndoles entre la “derechita cobarde”.

“Vox, como el PP, comienza a dar señales de no querer comprometerse con los valores que dicen defender”, destaca el colectivo ultracatólico en la campaña online que ya han activado. Hazte Oír exige a Abascal que su candidato responda al cuestionario.

Sucesión de Cismas

Los desencuentros entre Hazte Oír y Vox no han dejado de aumentar tras las elecciones de 2019. Federico Jiménez Losantos fue el ‘culpable’ de los primeros roces. De hecho, Ignacio Arsuaga publicó un tuit en el que lamentaba que sus ‘socios’ cediesen a las presiones del locutor de EsRadio y de PP y Ciudadanos, por “entregar las llaves de la Comunidad de Madrid” a Isabel Díaz Ayuso y al defenestrado Ignacio Aguado. El enfado de los ultras se explica porque el tándem conservador mantendría las “totalitarias” Leyes LGTBI en la región.

Los textos para combatir la homofobia han supuesto siempre un cisma en la relación, aunque tan sólo quedaban en tiranteces y toques de atención vía redes sociales. Pero la tensión pasó a una escala mayor cuando el portavoz parlamentario de Vox, Iván Espinosa de los Monteros, dejó de seguir en Twitter a la cuenta del lobby ultracatólico.

Este primer revés rimaría con las quejas posteriores de Hazte Oír, verbalizadas a través de su presidente en redes sociales. La acción de Espinosa de los Monteros no fue sino el preámbulo de una afrenta aún más hiriente. Y es que el Grupo Parlamentario de Vox en Madrid, comandado por Rocío Monasterio, esposa del portavoz ultra en el Congreso, dio su visto bueno a los Presupuestos de la Comunidad de Madrid.

Arsuaga reprochó a Vox que su apoyo a las cuentas de Ayuso no implicó cambio alguno en la normativa LGTBI. El enfado de Hazte Oír creció e iniciaron una campaña en redes sociales para reclamarle a Monasterio que cumpliese con sus promesas y revisase los textos.

Un matrimonio de conveniencia

Lo cierto es que todos estos desencuentros hunden sus raíces en los inicios de la relación. Las organizaciones ultracatólicas Hazte Oír y CitizenGo percibieron notables inyecciones de dinero de las grandes fortunas españolas. Según desvelaron WikiLeaks y Público, magnates como Isidoro Álvarez (El Corte Inglés) contribuyeron a engordar las cuentas de estos colectivos, que a su vez ayudaron a impulsar a Vox.

Las aportaciones de la jet set española transformaron al lobby ultracatólico en una lanzadera de partidos y organizaciones de extrema derecha como Vox. El impulso del partido de Abascal fortaleció la relación, hasta que los resultados electorales de 2018 y 2019 hipertrofiaron la estructura de la fuerza ultraderechista.