Pedro Sánchez ha vuelto a tumbar todo pronóstico. Contra viento y marea, el PSOE ha remontado en la campaña electoral, tras cuatro años marcados por la pandemia y la guerra de Ucrania, y mejorar el resultado electoral respecto a los comicios de 2019, aunque el ganador de este plebiscito haya sido el Partido Popular. No obstante, la izquierda podría revalidar el gobierno de coalición si llegan a un acuerdo con Junts para que se abstenga.

En el marco de la resaca electoral, el PSOE ha reunido a su Ejecutiva Federal a primera hora de este lunes y, a la salida de la reunión, diferentes rostros socialistas han parado ante los medios de comunicación para valorar el resultado electoral. Así, Guillermo Fernández Vara, líder del PSOE de Extremadura, ha dicho “hay que permitir que la democracia funcione y ya se verá en las próximas semanas y meses”.

El ambiente de la Ejecutiva ha sido de alegría por el trabajo realizado, porque creemos que han sido cuatro años de esfuerzo para hacer de España un país mejor, en el que cabemos todos”. En el mismo sentido, Vara ha remarcado que “descarta el bloqueo político”: “Ya llegará el momento en el que el PSOE actúe y hable, pero vamos a dejar descansar un poco a los ciudadanos”.

Preguntado sobre si al Partido Popular le ha afectado el pacto que selló en Extremadura con Vox, Vara ha sido rotundo: “Estoy convencido de que sí, obviamente”.

Y es que lo que sucedió en Extremadura fue un duro golpe para aquellos que confiaron en María Guardiola como candidata para presidir la Junta de Extremadura, ya que en un primer momento fue muy rotunda contra la ultraderecha, asegurando que nunca pactaría con Vox por ser un partido racista, homófobo y que niega la violencia de género. Después, tras presiones desde Génova, la popular extremeña tuvo que retraerse de sus declaraciones y firmar un pacto con los ultras.

Pacto PP-Vox en Extremadura

Extremadura fue testigo, tras varias semanas de incertidumbre, de cómo se culminaba el acuerdo de Gobierno entre el Partido Popular y Vox. Lo que comenzó como una negativa rotunda y firme a subyugarse a los postulados reaccionarios de la extrema derecha por parte de la dirigente ‘popular’ en la región, María Guardiola, terminó convirtiéndose en un infame acuerdo de gobierno orquestado desde la dirección nacional del partido. 

“No pactaré con los que niegan la violencia machista, los que desprecian a los inmigrantes y los que dañan los derechos del colectivo LGTBI”, llegó a pronunciar María Guardiola en esa primera defensa a ultranza. Una perspectiva que fue cambiando progresivamente, por una parte, por la incongruencia que suponía este discurso cuando los ‘populares’ habían pactado ya con la ultraderecha en otros territorios, y por otra, por la influencia de la dirección central del partido, para no afectar las opciones de Alberto Núñez Feijóo de cara a las generales. 

Finalmente, y ya con el giro de 180 grados culminado, el acuerdo entregaba a los ultras la consejería de Gestión Forestal y Mundo Rural, y la posibilidad de elegir el senador por designación autonómica que corresponde al PP. A su vez, acordaron una modificación del reglamento de la Asamblea para que todos los partidos tengan representación en la Mesa de la Cámara regional

Asimismo, el pacto suscribió la creación de un órgano de control y seguimiento del pacto, presidido por el consejero designado por Vox, con el objetivo de controlar que las líneas de la extrema derecha queden aplicadas en la acción del gobierno autonómico.