Ni sedición ni Ley del ‘solo sí es sí’. A Felipe González no le ha gustado la reforma del Código Penal para suprimir este delito. Tampoco defiende la normativa de Garantía Integral de Libertad Sexual. De hecho, el ex presidente del Gobierno se refiere al texto del Ministerio Igualdad como “defectuoso” y ha urgido al Ejecutivo que lo corrijan al entender que no está correctamente diseñada. Lo ha hecho con una crítica velada -y directa- a Irene Montero, a quien emplaza a pulir las equivocaciones y “no pedir a los demás que corrijan lo que hace mal”.

La conversación con Susanna Griso se iniciaba, como no podía ser de otro modo, recordando la efeméride de la victoria socialista en las urnas hace 40 años y la posterior investidura de González. El expresidente del Gobierno ha ensalzado la altura de miras de la clase política en aquellos años de Transición, sirviéndole como paradigma para constatar la “polarización propia del bibloquismo”.

Durante toda esta legislatura y especialmente en estas últimas semanas, la tensión se ha apoderado del Congreso de los Diputados, con calificativos gruesos alejados de la pura discrepancia política. Ataques personales e insultos que a ojos de González resultan inasumibles para la institución que los cobija. Por ello, el ex presidente del Gobierno apostaría por un llamamiento a la política para “recuperar la convivencia ciudadana” y abandonar la polarización. “No permitan que se estropee la convivencia y mantengan firme la idea de convivir respetándose mutuamente, que se está perdiendo”, ha advertido.

El histórico dirigente socialista considera que esta polarización no se traslada del pueblo a las Cortes, sino al revés. “Baja de la política a la ciudadanía”, ha deslizado un González que explica que el secreto de los “buenos acuerdos” reside en que ninguna de las partes quede plenamente satisfecha. “La gente lo que quiere es que se pongan de acuerdo”, ha acotado, basándose en su propia experiencia para ejemplificarlo.

De hecho, atribuye al “bibloquismo” esta situación de exacerbada tensión parlamentaria. Entiende que en un arco parlamentario fragmentado, el “ruido” procede del extremo de cada bloque, lo que condiciona a las fuerzas más “centradas y moderadas” tanto de la izquierda como de la derecha. González sostiene que Feijóo se ha visto “influido” por Vox, así como otros dirigentes del Partido Popular, como la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

“La situación era de un altísimo nivel de tensión, pero las fuerzas políticas éramos conscientes de que había que preservar la convivencia, respetar la Constitución y llegar a pactos de país”, ha sentenciado el ex presidente del Gobierno, al tiempo aconsejaba a la clase política que para rebajar el clima de tensión hay que hacer un uso “adecuado” de la palabra y ello pasa por el destierro del debate político de adjetivos como “filoetarra” o “fascista”. González sostiene que el Parlamento no puede convertirse en un “espectáculo”, dado que la ciudadanía busca “explicaciones a las cosas” y no descalificaciones al adversario. “No les aporta nada”, ha resuelto.

Ley “defectuosa”

Todo este clima de tensión se ha disparado tras la entrada en vigor de la Ley del ‘solo sí es sí’, con Vox empuñando la espada del improperio pleno sí y pleno también. La semana pasada la diputada ultra Carla Toscano ya blandió el arma de la descalificación personal para afear a Irene Montero las lagunas de su articulado. Lo hizo, además aludiendo expresamente a su relación con Pablo Iglesias, otrora líder de Unidas Podemos.

Sin embargo, descalificativos aparte, Felipe González ha cuestionado la arquitectura normativa del articulado de Igualdad. Considera que Irene Montero tiene que rectificar. “Cuando uno se equivoca, que tiene derecho a hacerlo, tiene que corregir y no pedir a los demás que corrijan lo que hace mal”, ha abundado el ex presidente del Gobierno.

Estas declaraciones no solo envuelven a los vacíos legales que puedan emanar de la Ley del ‘solo sí es sí’, sino que incide en el argumento de Unidas Podemos contra la judicatura: “los jueces son machistas”. González se planta ante esta estrategia, considerándola una “generalización bastante inútil”. A su parecer, puede haber magistrados machistas, pero lo que aflora de esta figura no es sino una “factura muy defectuosa” gestada tras una concatenación de decisiones que no atañen a los jueces, sino a los fabricantes del texto. Por ello, aboga por rediseñar la Ley de Garantía Integral de la Libertad Sexual.

La reforma de la sedición

La Ley del ‘solo sí es sí’ no convence a Felipe González y tampoco lo hace la reforma del delito de sedición. De hecho, el ex presidente del Gobierno se ha opuesto frontalmente a la iniciativa de la coalición. Si bien ha admitido que la situación se ha calmado y no tiene nada que ver con la rigidez de aquel 2017, cree que es difícil de asumir esa “homologación” del tipo penal en cuestión con las democracias europeas.

En primer término, ha resaltado precisamente este hecho, que a su juicio no se equipara al delito de sedición en otros países del entorno comunitario porque considera como “desórdenes públicos” las leyes de desconexión emanadas del Parlament de Cataluña en septiembre de 2017.

Esto no son desórdenes públicos. Por tanto, si han pretendido tipificar lo que ocurrió, entonces la tipificación no se reajusta a la realidad ni tiene comparación con otras legislaciones”, ha explicado el que fuera jefe del Ejecutivo, defendiendo la existencia y aplicación, en caso de ser necesario, del artículo 155 de la Constitución Española.