Esperanza Aguirre se ha paseado por televisiones y emisoras de radio poniendo a caer de un burro al extesorero del PP, Luís Bárcenas, que había declarado en la Audiencia Nacional ante el juez del caso Púnica, Manuel García Castellón, que entre 2007 y 2008 le habían entregado a ella un sobre con 60.000 euros. Dijo además que el dinero procedía de la constructora Ploder y el objetivo era financiar la campaña electoral de entonces.

Bárcenas no recordaba si había una adjudicación pública concreta y precisa vinculada a esa entrega, pero aseguró que esas donaciones no solían ser altruistas. La expresidenta, de inmediato, bramó diciendo que “eso es falso de toda falsedad”​. En su opinión, Bárcenas busca beneficios penitenciarios para él y su mujer, ambos en prisión por asuntos irregulares que afectan también al PP, partido que fue condenado en la sentencia de la pieza 1 de Gürtel como partícipe a título lucrativo. 

La expresidenta argumenta las causas de tales acusaciones con ribetes de culebrón televisivo. La mujer de Bárcenas conoció en prisión a Isabel Jordán, esposa del abogado que ahora lleva el caso del ex tesorero. Jordán, que también cumple condena por esos asuntos, ha conseguido el tercer grado penitenciario. Y por  la misma vía quiere transitar Bárcenas para lo que está dispuesto a contar lo que sea necesario. Eso lo explicaría todo, según Esperanza Aguirre, que se va a querellar contra él. Pero Bárcenas ha anunciado que también se querellará contra ella. Semejante cruce de anuncios veremos en qué quedan. Igual, al final no se querellará ninguno contra otro, o ambas querellas quedan en nada.

En medio de esta conmoción, Esperanza Aguirre debe haber olvidado que  figura como investigada desde septiembre de 2019 en el macrosumario del caso Púnica. En el auto inicial, el juez buscaba averiguar su papel en el contubernio que lideraba el exconsejero de su gobierno, Francisco Granados, así como en lo relativo a la financiación irregular entre 2003 y 2011. Consideraba García Castellón que Aguirre podría haber ejercido la supervisión de la supuesta caja B del PP en la Comunidad de Madrid. 

La verdad es que Aguirre ha tenido poca suerte con los hombres que incorporó a su vida política. Ha sido la responsable principal de los candidatos que el PP ha llevado en sus listas electorales. En 2015, una decena de políticos se veían imputados entre los que se presentaron entre 2007 y 2011 para la Comunidad de Madrid bajo su presidencia, y ocho alcaldes estaban por esas fechas tocados por las tramas Gürtel y Púnica. Como Ignacio González, que le sucedió al frente de la presidencia de la Comunidad, a quien el caso Lezo le llevó a la cárcel. Ella ha restado importancia a la situación: “De 400 cargos que nombré sólo han salido rana dos”, llegó a afirmar. 

El enfado descomunal que ahora expresa, da que pensar que con el antiguo tesorero Bárcenas podemos estar entrando en aguas procelosas. ¿Tiene miedo Aguirre? A ver si vamos ahora a descubrir que, al revés del cuento, cuando la lideresa besaba a príncipes, los convertía en sapos.