El escenario político de España amenaza no sólo con no cambiar en los próximos años, sino que, además, se acentuaría el bloqueo bajo la sombra de un colapso total. Una encuesta elaborada por IMOP para El Confidencial elabora el boceto de una España imposible e ingobernable. PSOE y Partido Popular prácticamente firmarían un empate técnico y las diferencias entre bloques se acotarían hasta las tablas.

Según este sondeo, El PSOE aventajaría en dos décimas al Partido Popular en porcentaje de votos. Sin embargo, la situación se revierte si estos sufragios se traducen a escaños. Ahí los de Pablo Casado cobrarían una tenue ventaja. La formación conservadora sentaría en el Congreso de los Diputados a 113 parlamentarios, mientras que los socialistas ocuparían hasta 108 sillones. ´

La igualdad entre las dos fuerzas tradicionales no hace sino augurar – de materializarse – una legislatura enfangada, una Cámara tensionada y fragmentada y en la que habría que hacer esfuerzos ímprobos por avanzar en el marco legislativo. Además, ante la hipertrofia de los partidos del bipartidismo, se debilitan el resto de formaciones que otrora hacían las labores de bastón en el Gobierno.

En tercer lugar aparece Vox, que si bien mejora los resultados del 10 de noviembre de 2019, no coloca su granito de arena en el momento de articular mayorías parlamentarias. Los ultraderechistas pasarían de 52 escaños a 56, engordando en casi un punto su porcentaje de votos.

Unidas Podemos, inmerso en su proceso de resignificación del proyecto tras el hiperliderazgo de Pablo Iglesias, mantiene los pronósticos que la demoscopia le concede en los últimos tiempos. Los morados se sitúan en la frontera con el 10% de los sufragios, aún seis décimas por encima del unidígito. Asimismo, sentarían a 26 diputados en la Cámara Baja, casi diez menos que actualmente.

Mientras Ciudadanos coquetea con su desaparición debido al proceso de fagocitación al que le ha sometido el Partido Popular, las formaciones independentistas y regionalistas mantienen sus guarismos, contribuyendo a la fragmentación del Parlamento y a la composición de un país prácticamente ingobernable, en el que ninguno de los dos bloques es capaz de superar la barrera que marca la mayoría absoluta.