“Es un escenario de abstención similar a Francia, Pontón [Ana, BNG] y Caballero [Gonzalo, PSdeG], rozarían la presidencia”. Este fue el mensaje que lanzó Electomanía el pasado 30 de junio, señalando que si se produce una fuerte baja de participación como consecuencia de la pandemia del coronavirus en las elecciones gallegas de este domingo 12 de julio, Alberto Núñez Feijóo podría perder el poder de la Xunta de Galicia.
En concreto, la empresa demoscópica señala que el debate electoral a siete del pasado 29 de junio favoreció sobre todo al BNG y que la participación estimada para los comicios es de un 59,9%, pero si la abstención sube como ha ocurrido en las elecciones municipales francesas y la participación se queda en torno al 40%, esa fuerte caída la notaría el Partido Popular, puesto que Feijóo perdería fuelle y una suma del bloque de izquierdas (BNG, PSdeG y En Marea) podría gobernar la Xunta.
Estas cábalas las maneja Feijóo, y por ello él y la oposición han chocado por las medidas de seguridad en las elecciones. El presidente de la Xunta, sabedor de que una baja participación podría poner en problemas su mayoría absoluta, ha pedido a los ciudadanos que se movilicen en las urnas asegurando que se cumplirán todos los protocolos de seguridad exigibles para que la cita no suponga ningún riesgo.
Este mismo jueves la Xunta ha informado de que se han distribuido entre los 2.395 locales electorales de Galicia los materiales de prevención y protección necesarios para que la jornada electoral se realice de forma segura en base a unas pautas “del protocolo elaborado por el Gobierno gallego”.
Por su parte, los ocho alcaldes del PSOE y dos del BNG de A Mariña luguesa, comarca con un cierre de cinco días decretado desde el lunes debido a un brote de COVID-19 con más de 130 casos, han acordado pedir el "retraso" de las elecciones autonómicas de este domingo en sus municipios hasta "garantizar el ejercicio del voto en condiciones seguras y legales".