Nicolás Maduro y el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. EFE



La escalada de tensión que se vive en Venezuela con la detención de opositores como Antonio Ledezma por presunta conspiración y la vuelta de algaradas en las calles ha provocado numerosas reacciones internacionales de preocupación. El pasado jueves, el mismo día de la detención del alcalde de Caracas, el presidente venezolano Nicolás Maduro denunciaba un eje Madrid-Bogotá-Miami de "conspiración permanente" con la ayuda de la derecha de su país en contra de su Gobierno. El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, aseguró que tal afirmación carecía de "absoluto de fundamento".

Aznar y "la presión" desde Miami
A pesar de las palabras de Margallo, este fin de semana el presidente de honor del PP y presidente de la fundación ideológica del partido, José María Aznar, concedía una entrevista al Diario Las Américas de Miami en la que avisaba que insistirá ante las instancias internacionales para que "la presión sobre Venezuela se incremente hasta que respeten las reglas y los mecanismos democráticos". Aznar, que siempre fue acusado por Hugo Chávez de haber promovido el golpe de 2002 contra él, ha organizado abiertamente actos de oposición a Maduro en Venezuela a través de la FAES, a veces en los momentos de mayor tensión y desde luego mucho antes de la detención de Ledezma. En su entrevista al diario de Miami, Aznar también conectaba el "rancio marxismo" de Pablo Iglesias con el "régimen de Chávez".

El PP se mueve en la Eurocámara
El pasado lunes durante su entrevista en Tele 5 Pablo Iglesias fue preguntado por las informaciones de El Mundo que advertían de posibles expropiaciones de empresas españoles en Venezuela y el de Podemos instó a ambos Gobiernos a rebajar el tono. Pero la escalada de tensión continúa en Venezuela y a este lado del Atlántico. El Parlamento Europeo acordó hoy modificar su orden del día para incluir un debate sobre la situación en Venezuela a petición del español Luis De Grandes, en nombre del Partido Popular Europeo, con el fin de que la UE "actúe en aras de frenar la persecución de la oposición venezolana". En contra de la celebración del nuevo debate se pronunció ante el hemiciclo la eurodiputada de IU Marina Albiol, que dijo que "algunos partidos de la Eurocámara buscan alinearse con la derecha venezolana y con EEUU para derrocar a un Gobierno elegido democráticamente por el pueblo".

Recurso de política nacional y regional
Pero es obvio que el PP no solo ve Venezuela como un problema a tratar internacionalmente sino que también utilizan ese país para el debate nacional desde hace meses con el 'discurso' del miedo. La secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, lo explicitó hace meses cuando aseguró que el "modelo" de Podemos es Venezuela, y que es "muy peligroso para el sistema, para la democracia, la libertad de prensa y todo lo conseguido en este país". Y la propia vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, tan reacia a usar el Consejo de Ministros para hablar de los problemas de su partido, el pasado viernes usó la rueda de prensa de Moncloa para reclamar a Venezuela que respete la democracia y avisar a los ciudadanos de que ese es el modelo de Podemos.

Pero este miércoles los populares han dado un paso más cuando el presidente de la Xunta ha sacado sin venir a cuento a Venezuela para defenderse de las críticas que estaba recibiendo de la oposición en el parlamento gallego por la falta de medicinas para los enfermos de hepatitis C por su alto coste. "Esto no es Venezuela, aquí hay una buena sanidad pública para todos", espetó el presidente Alberto Núñez-Feijóo. En este año electoral Venezuela se configura como uno de los temas estrella del PP y a buen seguro que lo repetirán reiteradamente.