Pedro Sánchez comenzó la escritura del Manual de Resistencia: Capítulo II al filo de la medianoche del pasado 23 de julio. Con todos los votos escrutados, la calle de Ferraz se llenó de una multitud enfervorecida y espoleada por unos sorprendentes resultados. El PSOE frenó el tsunami “involucionista” de la derecha, provocando que PP y Vox tuvieran que desechar el caldo de cultivo que habían cocinado. Ya en los días siguientes, en el cuartel general de los socialistas se impuso la reflexión y del análisis, esbozando un diagnóstico del por qué -una vez más- el jefe del Ejecutivo había aguantado los embates del ticket Feijóo-Abascal. Cataluña y especialmente Euskadi son puntos clave en la puesta en común de sensaciones en la reunión de la Ejecutiva federal.

Ferraz era el lunes una “balsa de aceite”. Quedaban algunos restos de la gran fiesta improvisada de la madrugada. Aún era tiempo de ibuprofeno para algunos, aunque otros estaban inmersos en una reflexión y análisis profundo. Eso sí, con la tranquilidad relativa que aporta ser la única formación política a la que le salen las cuentas para, en este caso, revalidar el Gobierno. La victoria electoral se fue de visita a Génova 13, pero el verdadero triunfo se quedó en el corazón del cuartel general del Partido Socialista, con el líder decretando el estado de euforia.

Una atmósfera que nada tiene que ver a la del 28 de mayo y que llevó al propio Sánchez a aceptar el reto de las derechas. Asumió el plebiscito y, de nuevo, le salió cara cuando todo parecía indicar que esta vez sí saldría cruz. Sin embargo, en una campaña de resistencia y errores, hubo quien cometió menos. En el PSOE, pese a perjurar que no hubo cambios sustanciales en el diseño de campaña más allá del enfoque que imprimen unas generales, supieron aprovechar los momentos para sobreponerse a un cara a cara que frenó sus expectativas de remontada. A partir de ahí, el bastón de mando del relato lo empezó a perder Feijóo.

Bildu y Txapote

En el análisis de situación, un destacado miembro de la Ejecutiva Federal apunta específicamente a Cataluña y al País Vasco. De hecho, remarcan que el PSC ha obtenido más votos en tierras catalanas que “todas las marcas independentistas juntas”. “Ya no te digo si contamos Sumar”, apostillan voces de la dirección socialista, al tiempo que enfatizan que se trata de un hito que se ha hecho a expensas del Partido Popular. Dirigentes de la formación esgrimen que esto no es sino fruto de la estrategia de Sánchez en la región. “Refrenda lo que dice el presidente. Esto es integrar España”, rematan.

"Si das más miedo que Abascal dejas el camino del centro abierto para nosotros y lo hemos aprovechado"

En clave independentista se haya también la ecuación de Euskadi. En el País Vasco, el PSE también se ha alzado con el triunfo, con 289.826 votos y un total de cinco escaños. Hay que desplazarse hasta la cuarta posición para encontrar a un PP al que los socialistas sacan 159.000 votos. De aquí se extrae la lectura principal del diagnóstico que hacen en el entorno del secretario general del PSOE. “Lo de colocarnos al lado de Bildu y el ‘que te vote Txapote’ les ha dejado tocados”, verbalizan miembros de la dirección. En otras palabras, Feijóo dejó el camino despejado al asumir la línea dura retórica en territorios con fuertes sensibilidades soberanistas. “Si das más miedo que Abascal dejas el camino del centro abierto para nosotros y lo hemos aprovechado”, resumen.

Pactos con Vox

No podía faltar en este análisis la fusión total con Vox tras las elecciones municipales y autonómicas. El desembarco de la ultraderecha en Ayuntamientos y Comunidades Autónomas, con mando en plaza y áreas de gobierno relevantes en lo social, ha perjudicado sobremanera las expectativas del Partido Popular. He aquí una de las principales diferencias con el 28M, porque “hasta que no ves las orejas al lobo” y se analizan las políticas que está implantando la coalición de extrema derecha, no se toma partido. “Ya no son especulaciones, sino hechos tangibles. Muchos territorios han votado en reacción a lo que ha pasado en sus gobiernos”, subrayan.

Por este motivo, en el Partido Socialista creen que estas elecciones han dejado un mensaje para multitud de fuerzas políticas, en especial para la derecha. El primero de ellos, según fuentes de la ejecutiva, es que España penaliza las políticas regresivas en materia de derechos. “Es un resultado que evidencia que hay una España plural, no monolítica. Esto lo tienen que entender, que sigue hablando como si fuese otra cosa y minimizando los votos de españoles a según que fuerzas”, rematan.

Génova culpa a Vox de la superviviencia de Sánchez

Para la cúpula popular, en el manual de resistencia del secretario general del PSOE se merecen un capítulo especial los de Abascal fechado a 2023. Concretamente a lo que ha durado la campaña electoral. Y es que en Génova hacen un tibio autoanálisis y reconocen de soslayo que los pactos con Vox han podido perjudicar su rebaja en los resultados en comparación con sus expectativas pero sin dejar de mencionar al papel de la ultraderecha en los últimos días previos al 23 de julio.

Según aseguran fuentes populares, parte de la superviviencia demostrada por Sánchez reside en Cataluña, donde el PSC ha logrado resultados históricos en las urnas estas elecciones generales, y se debe en buena parte al órdago lanzado por los ultraderechistas contra la región. Solo cinco días antes de la cita con las urnas, el propio Abascal aseguró no tener "ninguna duda" de que iban a recrudecerse las "tensiones" en la región catalana si ascendían al gobierno central la coalición ultraconservadora.

"Los últimos mensajes de alarmismo de Abascal sobre que va a arder Cataluña nos han pasado factura y han movilizado voto a su favor", sostienen voces muy cercanas a Feijóo, que admiten de forma tenue no haber conseguido en las urnas lo que esperaban. Por su parte, los ultras acusan directamente a Feijóo de "truncar" las perspectivas de la derecha por sus continuas llamadas al voto útil al tiempo que ha lanzado ofertas de pactos a Sánchez.