5 de agosto de 1939. Trece mujeres, la mitad de ellas pertenecientes a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), ninguna de ellas mayor de 29 años e incluso algunas todavía por debajo de la mayoría de edad, son fusiladas por la dictadura franquista cuatro meses después del término de la Guerra Civil Española. Se les acusa de haber cometido delitos de adhesión a la rebelión. A 84 años de uno de los episodios de represión política más trascendentales de la historia, sus nombres todavía resuenan en las conciencias de muchos: Carmen Barrero Aguado, Martina Barroso García, Blanca Brisac Vázquez, Pilar Bueno Ibáñez, Julia Conesa Conesa, Adelina García Casillas, Elena Gil Olaya, Virtudes González García, Ana López Gallego, Joaquina López Laffite, Dionisia Manzanero Salas, Victoria Muñoz García y Luisa Rodríguez de la Fuente. Fueron catorce, si sumamos a Antonia Torre Yela, que correría la misma desgracia que sus compañeras el 19 de febrero de 1940. Un primer grupo al que hay que sumar otros 43 hombres que también fueron eliminados por el régimen, y que han pasado a la posteridad como los Claveles.

En el 84 aniversario de los fusilamientos, colectivos memorialistas y el Partido Comunista de España en Madrid han recordado este sábado a las Trece Rosas y los 43 Claveles en el Cementerio del Este. En el acto, se ha recordado "a los 56 luchadores por la libertad fusilados en el Cementerio del Este el 5 de agosto de 1939, una vez terminada la Guerra Civil, por su militancia en las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU)".

Un homenaje que ha comenzado a las 11:00 horas en la puerta O'Donnell del Cementerio del Este con la intervención de representantes del PCM, de la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE), de la Plataforma en Defensa del Memorial, la Plataforma Calles Dignas y del Colectivo Bebés Robados.

Recordar la historia siempre es útil para aprender de ella. El 27 de julio de 1939, el coche en el que viajaba el comandante Isaac Gabaldón Izurzún sufría un atentado cuando circulaba por la carretera de Extremadura. Gabaldón, muerto en el acto, desempeñaba un importante rol en la represión franquista, concretamente, en aquellos "casos relacionados con la masonería y el comunismo". En palabras más de andar por casa, Gabaldón suministraba información y archivos a los fiscales militares contra los partidarios de la República, lo que provocó que la dictadura interpretara su asesinato como un "desafío" del bando republicano. Aunque todo parecía indicar que el ataque contra Gabaldón había sido obra de algún grupo de antiguos soldados de la República o de algún huido, el régimen achacó el atentado a una supuesta macrored de militantes comunistas.​

La semana siguiente, concretamente el 4 de agosto de 1939, se celebra un consejo de guerra sumarísimo, donde son condenados a muerte sesenta y cinco de los sesenta y siete acusados de pertenencia a la mencionada red. De ellos, cincuenta y seis fueron fusilados en Madrid al día siguiente: las Trece Rosas y los Cuarenta y Tres Claveles. Nueve de las jóvenes fusiladas eran menores de edad en el momento del asesinato, ya que, en 1939, la mayoría de edad se adquiría a los 23 años. No fue hasta 1943 cuando se rebajó a los 21, y a los 18 en 1978. Sin embargo, estas cincuenta y seis personas no fueron las únicas represaliadas durante estos juicios, sino que, en los días venideros, un total de 31 personas más fueron también condenadas. Tres de ellas se libraron de ser ejecutadas, porque el régimen temía que esas ejecuciones pudieran granjearle una mala imagen en la política internacional.

Como intentar parar un tren con el pecho: Los fusilamientos saltaron más tarde a la prensa internacional al descubrirse que había trece mujeres jóvenes entre los ejecutados. Sin embargo, el régimen franquista jamás detuvo su maquinaria represiva a pesar de la ferviente crítica internacional.

Cabe destacar que estos fusilamientos fueron ordenados por Eugenio Espinosa de los Monteros, en calidad de comandante del I Cuerpo de Ejército franquista y primer gobernador militar de Madrid. Eugenio fue el hermano del bisabuelo de Iván Espinosa de los Monteros, hoy portavoz del grupo parlamentario de Vox en el Congreso de los Diputados. 

Cuando Ortega Smith las llamó "violadoras y torturadoras" y jamás se disculpó

La opinión del secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, al respecto de las Trece Rosas, quedó patente cuando concedió una entrevista al programa de Los Desayunos de TVE en 2019. En dicha se habló sobre las polémicas palabras de Isabel Díaz Ayuso e Ignacio Aguado, que referenciaban "la quema de iglesias en 1936". El ultraderechista lanzó un mensaje todavía más fuerte por el que jamás se ha disculpado: "Las 13 Rosas violaban, torturaban y asesinaban".

Durante la entrevista, le preguntaron si condenaba el franquismo. Lejos de dar una respuesta en firme, aseguró que “no todo es blanco o negro, sino que hay matices" y que hubo cosas que "ya me gustaría tenerlas ahora”. 

Un año después de ese encuentro, a finales de 2020, Ortega Smith no sólo no se disculpó por sus palabras, sino que reincidió en ellas. "Eran mujeres que torturaban, mataban y violaban vilmente". Las palabras del político en la primera entrevista ya le ocasionaron problemas judiciales, y a mediados de 2020 tuvo que enfrentarse a un juicio tras una denuncia por las citadas acusaciones a las represaliadas. El Supremo archivó aquella querella.