¿En qué mal momento decidió Pablo Casado competir por la presidencia del PP, enfrentándose a las dos preferidas de Mariano Rajoy, Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal? Ganada la plaza, le ha tocado torear con la sentencia del caso Gürtel y con las sucesivas noticias relacionadas con casos de corrupción de su partido cuando algunos aún siguen en los juzgados.  

El joven líder del PP afrontó varias campañas electorales con resultado adverso y se echó en los brazos de Vox para gobernar en plazas potentes, como la Comunidad de Madrid, dando muestras de irresponsabilidad ideológica y falta de visión. Casado actúa para quedar bien con las fuerzas de su partido, que son las que le mantienen ahí, obviando con torpeza las acciones de política de Estado, sin pensar mucho en España y en los españoles.

Tampoco se ha distinguido Pablo Casado por sus aciertos de orden interno. Desarticuló la estructura del PP en Euskadi, cambiando al candidato para las elecciones vascas en un territorio difícil, Alfonso Alonso, por otro que estaba políticamente más que descartado, Carlos Iturgaiz. Y no pudo mover ficha en Galicia porque quien sería reelegido presidente por cuarta vez consecutiva, Alberto Nuñez Feijóo, le paró los pies. En el Parlamento nacional, ha tenido que sobrevivir a las andanadas de su ex portavoz, Cayetana Álvarez de Toledo, nombrada por él mismo y quien, en palabras del exministro y eurodiputado José Manuel García Margallo, “nunca llegó a entender que un grupo parlamentario está al servicio del partido y no al revés”. Tras cesarla, Casado se ve ahora con que la indómita marquesa, reconvertida en youtuber, lanza dardos en su contra.

Para colmo, al PP le ha estallado el escándalo Kitchen, en el que se indaga si ministros y exministros del Gobierno de Mariano Rajoy Brey, utilizaron el erario público y a más de 70 funcionarios del Ministerio del Interior para hacerse con las pruebas que podrían incriminarles en la Caja B que controlaba el tesorero Luis Bárcenas.  No ha tenido más remedio Casado que anunciar este lunes en la COPE que será intransigente con la corrupción de su partido demostrada por un juez y que si algún cargo del PP es responsable “no voy a pasar ni una”.

A la instrucción de Kitchen y del otro caso que se ha reactivado en la Audiencia Nacional y que investiga la relación entre financiación al PP y adjudicaciones de obras públicas, se suma que el Tribunal Supremo dará a conocer pronto su resolución ante el recurso contra la sentencia del caso Gürtel.  Aun con tanto revés, Casado se niega tercamente a apoyar los pactos de Estado y a la renovación de las instituciones a lo que está obligado.

Pero Pablo Casado parce olvidar algo esencial: la talla de un político se mide en función de aquellas iniciativas en favor del bien común, aunque sean arriesgadas. Pero en este otoño que se vislumbra muy oscuro, veremos si el que acaba pasando a la historia por la catástrofe que se avecina es el presidente del PP.