Cuanto más se acerca la fecha más sube la apuesta. El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, aguarda su turno de convencer al potencial bloque de su investidura para repetir mandato. Es el turno del presidente del PP y líder sin apoyos designado por el rey, Alberto Núñez Feijóo, pero la calculadora de la aritmética parlamentaria se controla en las sedes del PSOE, Sumar y los diferentes nacionalismos que conformar una mayoría inaccesible para las derechas españolas.

Tanto en el cuartel general de los socialistas como en Moncloa insisten en que las negociaciones aún no han empezado, respetando de esta forma los plazos de la democracia y dejando las conversaciones de alto nivel para después de la siguiente ronda de audiencias de Felipe VI. Esta vez, salvo sorpresa y escándalo mayúsculo, el Jefe del Estado designará a Pedro Sánchez como candidato a la investidura. El presidente del Gobierno ya ha demostrado en dos ocasiones que puede contar con los votos necesarios para ser investido: lo hizo a mediados de agosto, durante la Constitución de las Cortes con la presidencia de la Mesa del Congreso para Francina Armengol; lo repitió hace apenas una semana con el cambio del reglamento de la Cámara Baja que posibilita el uso de las lenguas cooficiales tanto en sesión plenaria como en las instrucciones oficiales de los diferentes grupos parlamentarios.

No obstante, y pese a que todas las miradas se depositan en los equipos negociadores del bloque de izquierdas, la versión oficial es que los pormenores de la nueva hoja de ruta del Gobierno no se perfilarán hasta que llegue el momento: “Ha habido contactos, pero no han empezado de forma oficial”, explican fuentes del Bloque Nacionalista Galego (BNG) a ElPlural.com.

No son los únicos que reconocen contactos. El independentismo catalán insiste en acelerar sus exigencias, llegando a decir públicamente que ya ha habido cruces de documentos sobre la amnistía que han solventado el problema político. “Queda cerrar la parte técnica”, reconocen, insistiendo en que esta herramienta, reclamada desde Bruselas por Carles Puigdemont, ya se da por conseguida. Los próximos pasos, según ERC y los posconvergentes, será fijar los pasos necesarios para conseguir su tan ansiado referéndum de autodeterminación. No será fácil: “No cabe en la Constitución”, han sostenido, hasta el momento, desde Ferraz.

El nacionalismo gallego y el catalán no se entienden sin el vasco. Todos los partidos soberanistas son necesarios para armar la suma necesaria, para alumbrar el Hemiciclo de votos verdes en la pantalla en la que demuestra la pragmática del poder. Desde EH Bildu, interpelados por ElPlural.com para saber si ya ha habido conversaciones, se limitan a señalar que por el momento solo se ha hablado de “cuestiones parlamentarias”: “La investidura aún no ha comenzado”, sentencian.

Una investidura condenada al fracaso

En paralelo, y a la espera de que los plazos del fracaso se cumplan, Feijóo arranca este martes el debate de investidura en condición de candidato designado por el rey Felipe VI. El presidente popular ha tenido dos meses para negociar, persuadir y tratar de convencer al resto de formaciones del arco parlamentario. No obstante, y pese a pedir expresamente un plazo suficiente a Francina Armengol, la estrategia diseñada por Génova 13 ha fracasado y acudirá a la investidura para constatar su papel de líder de la oposición.

Se espera que el candidato se pertreche tras un claro papel de estadista, mezclando sus ataques al Gobierno de España y sus potenciales socios con una vertiente propositiva en la que quede claro su programa político. Este lunes desde Génova difundían unas imágenes en las que se podía ver a Feijóo preparando el discurso, observando un taco de folios divididos con clips con rostro pensativo, atareado, metódico. Dos botones desabrochados de la camisa, las gafas perfectamente colocadas y mucho que memorizar para que nadie olvide que, pese a fracasar, trató con respeto el encargo recibido en Zarzuela.

“Es el único líder que, pudiendo contar con los votos, ha renunciado a ser presidente”, señalaba este lunes la portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra. De esta forma, la dirigente trataba de refrendar que su candidato no está dispuesto a ceder España a las voluntades de los nacionalismos, siendo de esta forma fiel a sus principios y cediendo el testigo a un Pedro Sánchez al que le piden que renuncie a sus voluntades y permita una nueva convocatorio de elecciones.

En Moncloa, no obstante, insisten: “Habrá Gobierno”. Por el momento se sabe con quién, pero no con qué. El presidente Sánchez ha dilatado sus explicaciones y ha prometido que será claro a los españoles. Mensaje coordinado: “Las conversaciones aún no han comenzado de forma oficial”. Será pronto.