A estas alturas de la película, pocos dudarán de que Isabel Díaz Ayuso es la testaferro de José María Aznar al frente de la Comunidad de Madrid. Del mismo modo que Pablo Casado representa sus intereses desde la oposición y al frente del PP. La presidenta de todos los madrileños sumerge en la perplejidad a propios y extraños cada vez que abre la boca. La penúltima, ha sido traducir a su manera la denominación COVID19 convirtiendo la D de disease (enfermedad) en diciembre, para acusar al Gobierno de Sánchez de dejación por conocer la enfermedad desde ese mes y no tomar medidas.

Este lunes lanzó una confusa teoría sobre que la genética del COVID nos asemeja, en cuanto a su virulencia, a latinoamericanos y españoles. Tal esperpento fue pronunciado en el transcurso de una video intervención en el Aula de Liderazgo, foro de un Instituto que preside Aznar, quien también intervino y le aplaudió las torpezas animándola como a una heroína: “La libertad siempre ha tenido muchos enemigos”, le dijo, ironizando: “Los hijos de Chávez están todos por aquí, y hay que decir que no están mal colocados: no sabes lo que te envidio porque te insulten a ti”. Ayuso no se quedó corta: “España actuó tarde, lo seguiré diciendo, aunque me torturen, para eso soy libre”.

El video encuentro sirvió para mostrar ese respaldo de Aznar a su protegida Ayuso, cuyo éxito y futuro ha confiado a dos de sus hombres al situarlos en la Comunidad, Miguel Ángel Rodríguez, asesor de la imagen de la presidenta, y Javier Fernández Lasquetty, consejero de Hacienda. Un dúo tristemente célebre por sus inescrupulosos ataques al doctor Luis Montes, en tiempos de Esperanza Aguirre.

Lasquetty orienta al Gobierno autonómico, por ejemplo, en la línea deque los intereses económicos prevalezcan sobre la salud, exigiendo el pase a la fase 1 de la desescalada sin atender a las recomendaciones sanitarias, incluso de su propia directora del ramo que tuvo que dimitir. En cuanto a los supuestos consejos de cómo debe comunicar, Rodríguez ha conseguido, sin ir más lejos, que dolidos familiares de ancianos de los 6.000 fallecidos en las residencias de la región presenten una querella contra la Presidenta. A renglón seguido, saltó la noticia de que la presidenta de Madrid vive su confinamiento en una lujosa suite de un complejo residencial hotelero, en el corazón de la capital desde hace dos meses. Claro, enseguida saltó la duda ¿Quién lo paga? Y comenzó un embarullado baile de datos: que si lo paga ella, que si hubo una adjudicación de la Comunidad a la empresa hotelera pero fue un error... En fin, que lo único seguro es que la presidenta volverá con lágrimas en los ojos a su piso de 50 metros en Malasaña.

Todo esto quedaría en pura anécdota de no ser porque Díaz Ayuso ocupa uno de los más influyentes cargos públicos en España, del que depende el bienestar de más de seis millones y medio de personas. Tal irresponsabilidad, auspiciada acaso también por su jefe Aznar, es una falta de respeto a la institución y a los madrileños.

Enric Sopena es Presidente Ad Meritum y fundador de ElPlural.com