La convención nacional del PP se centró en un eje argumental inequívoco: unir para gobernar. “Todos los que han intentado solaparnos han ido desapareciendo”, argumentó Pablo Casado. “El PP no es solo un partido, es una institución”, entonó Teodoro García Egea. “Socialismo o libertad. Sánchez o Casado”, sentenció Ayuso. Tres afirmaciones para dar a entender que la única alternativa a Pedro Sánchez pasa por unir fuerzas en el centroderecha español obviando el proyecto de Ciudadanos y restando brillo al auge de la extrema derecha. “No se trata de vieja o nueva política, sino de buena o mala política”, explicó el secretario general del Partido Popular en un mensaje con una clara destinataria: Inés Arrimadas.

La líder de Ciudadanos, como ya hiciera su predecesor en el cargo, Albert Rivera, ha negado la posibilidad de construir proyecto en torno a una marca común en reiteradas ocasiones. Se ha negado a dejarse absorber por el PP incluso cuando altos cargos de su cúpula abandonaban el barco y recalaban en el organigrama de Génova. Este lunes, apenas 24 horas después del gran acto de fin de convención que Pablo Casado protagonizó en la plaza de toros de Valencia -frente a 9.000 personas y sintiéndose partícipe de un movimiento imparable como los de las viejas mayorías absolutas de su partido-, Inés Arrimadas ha contestado a todas estas advertencias: Ciudadanos no se moverá de donde está, enarbolará la bandera de la resiliencia y buscará ser agente indispensable en la configuración del nuevo tablero político. El ejemplo, Alemania, donde los liberales se presentan como pieza fundamental para construir mayorías tras las elecciones post-Merkel.

“La resiliencia que se necesita para ser liberal es palpable. Los liberales alemanes desaparecieron, todo el mundo les daba por perdidos y hoy serán decisivos para el próximo gobierno de Alemania”, ha expresado la presidenta de Ciudadanos en un acto con sus homólogos europeos para hablar del futuro de la Unión. “Los liberales seguiremos luchando frente al nacionalismo y el populismo. Lo hacemos en Europa y en España. En estos días se celebra la convención del PP, que ofrece la misma alternancia de los últimos 40 años, pero frente a esto nosotros proponemos alternativa. Ante la falta de reformas, queremos introducir el reformismo. Frente al ‘bibloquismo’, pedimos la cohesión. Ante el nacionalismo y el populismo, proponemos la centralidad del europeísmo para dar estabilidad a nuestro país”, ha sentenciado la dirigente naranja.

"Somos necesarios para hacer grandes acuerdos y hollar a los nacionalismos y el populismo e impulsar el proyecto común europeo, igual que en España somos imprescindibles para impulsar el proyecto común español, que no siga dividiendo a los españoles en dos bandos", ha sentenciado Arrimadas.

David contra Goliat

Lo cierto es que el mensaje llega en un momento poco halagüeño para su formación. Con el Partido Popular doblegando en las encuestas a Pedro Sánchez, con posibilidades de Gobierno si Vox no cae, y con Ciudadanos en la misma senda que en la última etapa de Rivera. Superados, los naranjas confían en alternar esta tendencia en la recta final de la campaña. Es un propósito a medio/largo plazo e Inés Arrimadas ha conseguido, al menos, silenciar las voces críticas de su partido y erigirse como la líder indiscutible de la formación liberal.

De hecho, algunos como Juan Carlos Girauta, quien fuera mano derecha de Albert Rivera en aquel sueño imposible de ser el partido líder de la derecha y desbancar con prisas a un PP en horas bajas, ya no esconden su cambio de afinidad. El exportavoz del grupo parlamentario naranja en el Congreso de los Diputados ha sido uno de los invitados estrella en la convención itinerante del PP que ha tenido lugar esta última semana, y, fiel a su estilo, sin dejar nada a la imaginación, se ha presentado como un firme defensor del proyecto que han tejido con mimo el propio Casado y su secretario general, Teodoro García Egea: “Existe un proyecto para España que es muy estimulante. Pablo Casado será presidente a no mucho tardar”, aseguraba frente al patio de butacas del auditorio de la Cúpula del Milenio de Valladolid, donde coincidió con el fundador de Vox, Alejo Vidal-Quadras, en la segunda jornada de convención del PP.

Así se cierra el último episodio de una guerra PP-Cs que empezó el pasado mes de marzo cuando, tras la fracasada moción de censura en Murcia, Teodoro García Egea abrió las puertas de Génova a todos aquellos miembros de Ciudadanos que quisiesen "dignidad, amor por España y unión del centro derecha".