El president de la Generalitat, Pere Aragonès, devuelve el referéndum al eje del debate político después de que el Congreso de los Diputados, amenazas y escollos mediante, aprobara la derogación del delito de sedición y la reforma de la malversación. El jefe del Ejecutivo catalán ha planteado ahora, tras la negativa inicial de Moncloa a la celebración de un plebiscito legal en Cataluña, una remodelación de la Constitución. "Si este es el problema, abordémoslo", ha deslizado ante los micrófonos de la Cadena SER. 

La reforma del delito de malversación ha alentado al independentismo a resucitar la añeja idea del referéndum. Varios líderes catalanes han jugado con los cambios de posicionamiento del Gobierno, sobre todo en materia de sedición y malversación. Cambios a los que se negaron en un principio. "También dijeron que no se tocarían ambos delitos", deslizó el pasado miércoles la secretaria general de Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), Marta Rovira.

Por su parte, desde el Gobierno han rebajado -o al menos lo intenta- el soufflé de la vía unilateral. En la noche del jueves, el jefe del Ejecutivo, Pedro Sánchez, aboga por medidas que cosan las brechas que aun perviven en la sociedad catalana. Entre ellas, sin embargo, no contempla la posibilidad de un referéndum de autodeterminación. Respuestas taxativas que ya ofrecieron a lo largo de la semana distinguidos miembros del gabinete, como las ministras de Hacienda y Política Territorial, María Jesús Montero e Isabel Rodríguez, o incluso el titular de Cultura y Deportes, Miquel Iceta.

Todas las voces del ala socialista del Ejecutivo convergen en que las soluciones que se apliquen en Cataluña no se saldrán del paraguas constitucional. Ni tan siquiera la propuesta de Salvador Illa, orientada a una consulta de “autogobierno”, tal y como ha matizado estos últimos días.

Reforma constitucional

Como la Constitución es el principal escollo para el referéndum Aragonès ha puesto sobre la mesa su remedio para solventar el principal escollo: una reforma constitucional. “Si este es el problema, abordémoslo”, ha puntualizado en una entrevista concedida a la Cadena SER, donde, además, se ha tomado la licencia de corregir a Pedro Sánchez: “El procés no ha acabado”.

Desde su aterrizaje en el Palau de la Generalitat, Aragonès ha enarbolado la bandera del diálogo y la negociación con el Estado, en contraposición a sus tres predecesores. No obstante, no ha abandonado los planes para abordar un referéndum pactado. “Cada uno puede tener la opinión que quiera, pero no vamos a renunciar a nuestras convicciones”, ha advertido el jefe del Ejecutivo catalán, quien al mismo tiempo ha perjurado que es por lo que está “batallando”.

El diálogo pasa por la mesa bilateral, cuya razón de ser no es sino la resolución del conflicto en Cataluña. Aragonès estima que, en primer lugar, las conversaciones orbitaban en torno a la reducción de la “capacidad opresiva del Estado” y esta debía despejar el camino para la “cuestión de fondo”, que es el “cómo se establece la relación” entre las dos partes. Asimismo. “nosotros defendemos la independencia y celebrar un referéndum y otros defienden el status quo, que es no hacer nada”, ha desgranado.

No obstante, el plebiscito aún no ha llegado a la mesa de diálogo, donde sí se han producido intercambios de pareceres. El president de la Generalitat ha confesado que espera abrir el melón del referéndum “en los próximos meses”, pero necesitan conocer primero que hay posicionamientos diversos, así como “plantear alternativas”.

Llegados a este punto, Aragonès ha recordado que la “resolución del conflicto” es el leitmotiv del apoyo republicano a la investidura de Sánchez. “Diálogo y negociación es la hoja de ruta”, ha puntualizado el president catalán. Acto seguido, ha planteado dos escenarios: proponerlo en las Cortes unilateralmente o alcanzar acuerdos y plantearlos en los parlamentos. No obstante, ha avisado de que no desdeñarán ninguna oportunidad que “tengan de avanzar”.

Aragonès ha sostenido que el Parlamento alberga una mayoría favorable a la independencia y a la celebración de un referéndum. “Calma y respetemos todas las opciones. Respeto la posición de Salvador Illa, que no quiere la independencia. Lo decidirá la ciudadanía”, ha resuelto.

La vía unilateral está prácticamente descartada por parte del independentismo y así lo ha verbalizado el propio Aragonès, que no ha retirado de su boca las palabras “acuerdo” y “diálogo”. Aboga por no abrazar escenarios “especulativos” y subraya que el mejor método para que se celebre el referéndum es mediante un acuerdo emanado de la mesa bilateral. Subraya que el “acuerdo político” ha de ser la primera piedra del edificio independentista. “Luego ver la forma jurídica de implementarlo”, ha resuelto.