Rodrigo Rato, Esperanza Aguirre y Mariano Rajoy.



La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, ha dado una nueva muestra de su habilidad política. Cuando volvía a ser protagonista en todos los medios de su propia polémica, a raíz de las grabaciones que la meten de cabeza en el turbulento caso de los Espías, ha conseguido tapar su escándalo echando tierra sobre Mariano Rajoy, culpándole de las corruptelas de Rodrigo Rato.

Aguirre ha recordado este miércoles que ella no propuso a Rato como presidente de Bankia, que al expresidente de la entidad Miguel Blesa "le mantuvo quien le mantuvo" y que a su sucesor en la caja, Rodrigo Rato, "le puso quien le puso".

Tras el Comité de Dirección del PP madrileño, Aguirre ha contestado a los periodistas que no quiere decir que Rato sea un corrupto sino que defiende la presunción de inocencia de todo el mundo. "Yo no propuse a Rato. A Blesa le mantuvo quien le mantuvo y a Rato le puso quien le puso"", ha manifestado. 

Aguirre se ha referido así a la guerra que mantuvo con Alberto Ruiz-Gallardón y Rajoy con relación a la Presidencia de Caja Madrid, donde ella quería colocar a Ignacio González, aunque tampoco se trate de un dechado de virtudes. El trasfondo de la batalla era mantener el control sobre una caja cuyo potencial publicitario podía comprar muchas voluntades mediáticas, justo cuando Aguirre estaba en su enésimo pulso con Rajoy por el control del PP. Al final, se impuso el criterio de Rajoy, quien colocó a Rato al frente de la caja madrileña.

Sin embargo, aunque Aguirre pujase por su mano derecha para Caja Madrid, lo cierto es que la lideresa se ha pasado sus años al frente de la Comunidad colocando a los fieles de Rato, mientras él estaba al frente del FMI. Y es algo que ella misma reconocía en el libro El club de las mujeres ambiciosas con esta frase: "Rodrigo (Rato) me dijo que cuidara de su gente y he cumplido: todos están colocados".

Ejemplo de ello es Juan José Güemes, polémico consejero de Sanidad madrileño que hizo carrera a la sombra de Rato. Y Güemes, mientras Rato estuvo en Washington, a su vez dio trabajo a la secretaria que él tuvo como ministro y a la que luego recuperó en Bankia: la todopoderosa Teresa Arellano que pasó dos días en el calabozo por su papel en la trama de empresas creada por Rato.

La lista es inacabable: Isabel Mariño, que pasó de tener cargos de nivel medio con Rato a ser consejera de Aguirre. O Manuel Lamela, que fue director de Gabinete de Rato y acabó también de consejero de Sanidad, con el infausto recuerdo de su persecución al doctor Montes. La exmujer de Rato, Ángeles Alarcó; Antonio Beteta; o Estanislao Rodríguez-Ponga y José Manuel Fernández Norniella, que encontraron acomodo en Caja Madrid de la mano de la propia lideresa.

Y, como suele hacer, Aguirre se ha dejado una puerta trasera de escape y ha señalado que la corrupción afecta a su partido "de manera tremenda", para acto seguido recordar las palabras de Rajoy, quien ayer aseguró que influyó más en la pérdida de votos la corrupción que el incumplimiento electoral.