El último Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), de mayo, coloca a la corrupción como el segundo mayor problema para los ciudadanos, solo seguido por el paro. Pero si hay algo en que los españoles son expertos es en darle la vuelta a la tortilla y convertir sus preocupaciones en materia prima para el humor. Que se lo digan a Guantini Manoplof y Miguel Artrastos, los creadores de El Tesorero, que han traducido los grandes casos de corrupción del país en un juego de cartas con el que cualquiera puede sentirse Luis Bárcenas, Rodrigo Rato o Francisco Correa durante un día. Y, lo más importante, sin hacer daño a nadie.

El Tesorero presenta un sistema de juego sencillo y asequible, basado en un centenar de cartas a cada cuál más llamativa. Todas han salido del pincel de Miguel Artrastos, artista plástico y diseñador gráfico, y retratan con sorna la actualidad política española hasta el punto de que, más allá de la función en el juego, por separado funcionan como ácidas viñetas de humor político.

Las cartas retratan a personajes que no resultan desconocidos para los españoles. Empezando, por supuesto, por Luis Bárcenas, el extesorero del Partido Popular que da nombre al juego y que, además, es la carta más poderosa de la partida. De hecho, en las instrucciones se le describe, en un guiño al Gran Wyoming, como el fucking master of the universe. También hay comodines, que simulan los clásicos Jocker, sólo que sus protagonistas son personajes como Rafael Hernando o Alberto Ruiz-Gallardón.

tesorero cartas

Nuevos protagonistas

La reedición de este exitoso juego que nació de un Crowfunding se debe a Crazy Pawn y Gen X, que han apostado por relanzar esta nueva versión. Y el esfuerzo de los creadores se ha traducido en un plantel de cartas nuevas que muestran lo pegados que están a la actualidad. De ahí que ahora haya ABES (sí, con b) a Murcia, con su muro incluido; a Extremadura, con una locomotora de vapor; o a Europa, con un Carles Puigdemont en plena fuga. Y que se haya incluido a Cristina Cifuentes presumiendo de su máster por la cara. Una carta en la que también aparece Pablo Casado -flamante presidente del PP- con sus estudios por Aravaca.

Pero hay mucho más que políticos en las cartas con las que jugar a El Tesorero. Los medios de comunicación también reciben su parte de crítica, con cartas para que durante la partida -que los autores llaman “legislatura”- puedas construir tu bloque mediático: Eduardo Inda al frente de tu propia “tertulia TDT”, a Francisco Marhuenda dirigiendo tu periódico, la posibilidad de usar una “encuesta favorable” o de controlar el Telediario, con una carta en la que se ve a Mariano Rajoy en su famosa escena del plasma.

Tampoco falta una buena ración de análisis del páramo económico que ha vivido España, con la aparición de cartas que te permitirán aspirar a tus propios Juegos Olímpicos o a construir un circuito urbano de Fórmula 1. Construir una autopista radial de pago, una “Ciudad de Vacaciones” o un “€uropelas”.

Mecánica de El Tesorero

El juego está basado en cartas, lo que permite transportarlo y que el montaje sea tan sencillo como jugar al mus. De ahí que la edad mínima para acercarse a El Tesorero sea de 14 años y que pueda desarrollarse con un mínimo de dos jugadores y un máximo de cinco. La duración de cada legislatura es de entre 15 y 30 minutos, lo que permite que cada partida sea diferente y que haya que jugar varias veces para poder conocer todas las cartas.

La mecánica de El Tesorero es similar al del Monopoly, en el que se han inspirado los autores por su dinámica, pero también por la parte metafórica que conlleva el retrato del desfalco. Los jugadores tendrán que competir por completar tres grupos de propiedades, que se podrán comprar con dinero (en forma de sobre, por supuesto), o a base de perjudicar a tus rivales gracias a tarjetas black o acciones poco éticas al más puro estilo de nuestra vida política y nuestros representantes. Pero sin consecuencias legales, como reza el lema del juego: “Juega con ellos como ellos han jugado contigo”.