Hay gente que sólo sabe caer hacia arriba. Es el caso de Jaime González Taboada, el que fuera número tres de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes, y un nombre recurrente en el caso Púnica. Su situación siempre al borde de la imputación le sacó del Gobierno madrileño en un gesto que parecía un castigo. Pero a los pocos días fue recolocado en el Senado gracias a una carambola maestra de Cifuentes. Y ahora acaba de ser recompensado con una Vicepresidencia de Comisión en la Cámara Alta que ha hecho crecer su salario hasta el punto de cobrar más que cuando era consejero. Lo que parecía una condena se ha convertido en un premio.



La sombra de Taboada siempre ha estado sobrevolando el caso Púnica. Su nombre ha sido señalado por la Guardia Civil en sus informes, pero mientras su círculo iba siendo imputado, él, que tenía el blindaje de estar aforado como diputado madrileño, se ha librado. También le señaló David Marjaliza, el exsocio de Francisco Granados, cuando decidió colaborar con la Justicia y acusó al entonces consejero de cobrar comisiones.

Taboada respondió a estas acusaciones con una querella que llevará a Marjaliza a juicio, pero mientras, otros testigos repetían las acusaciones y la Fiscalía pedía al juez información acerca de la gestión del consejero en los asuntos investigados en Púnica. Una situación de equilibrismo que complicaba mucho las cosas a Cifuentes: el foco mediático apuntaba a su número tres y su gobierno depende de un pacto con Ciudadanos con cláusulas contra los imputados.

Así las cosas, Cifuentes remodeló su gobierno a finales de septiembre y sacó a Taboada. Y empezó la carambola: la presidenta hace consejera a una miembro de la Mesa de la Asamblea. Y ese asiento lo ocupa Ana Isabel Mariño, quien hasta entonces era senadora por designación del parlamento madrileño. ¿Y quién se queda el puesto en el Senado de Mariño? Jaime González Taboada, a quien la Asamblea nombra apenas 10 días después de su dimisión como consejero, gracias a la abstención de PSOE y Ciudadanos.

Ahora, Taboada vive plácidamente en el Senado, con un sueldo que no deja de subir. Atrás quedan los tiempos del sumario Púnica, con informes de funcionarios con acusaciones de corrupción y que le describían como “un auténtico semianalfabeto” sin “ningún tipo de titulación ni jurídica, ni técnica, ni económica”. En estos casi dos meses, sólo ha presentado una iniciativa y ha sido para pedir al Gobierno que prepare una fiesta para celebrar los 40 años de la Constitución. Sin embargo, el pasado día 21 fue ascendido de vocal a vicepresidente de la Comisión Constitucional, que tendría que ser de las más exigentes dados los tiempos que vivimos: desafío catalán, artículo 155, promesas de reforma de la Constitución…



El nuevo cargo tiene unas implicaciones monetarias. En concreto, 1.056,93 euros al mes, en 14 pagas anuales. Que se suman a sus 14 nóminas de senador de 2.842,05 euros al mes y a las 14 “indemnizaciones” como senador de Madrid, de 877,78 euros. Sin olvidar las dietas por sus viajes, los gastos de transportes y los 3.000 euros anuales para taxi. En total, hablamos de 70.000 euros brutos, aunque buena parte está exenta de impuestos.

Con la Vicepresidencia de la Comisión, Taboada se acerca un poco más al sueldo de 100.556,52 euros que tenía como consejero de Cristina Cifuentes. El hueco lo cubre con otra carambola. Al no formar parte del Gobierno autonómico, ahora ya puede cobrar las indemnizaciones de la Asamblea de Madrid como diputado regional. En su última nómina, ingresada el 25 de octubre, cobró 2.216,92 euros libres de impuestos. Que multiplicados por 14 pagas suponen más de 31.000 euros al año.

De esta manera, cobraría más como senador que cuando era consejero. Pero podría haber más, a la espera de que Taboada corrija –otra vez- su declaración de ingresos. Porque, aunque Cifuentes lo apartase del Gobierno, Taboada sigue siendo número tres –coordinador general- del PP de Madrid y es miembro del Comité Ejecutivo del PP nacional por orden de la presidenta madriña. Y al no ser ya consejero, puede cobrar sobresueldos por estas funciones, lo que elevaría aún más su nómina.

Sin embargo, no hay mayor recompensa como senador que asegurarse el aforamiento en caso de imputación. Taboada ya tenía ese escudo como diputado de Madrid, lo que haría que sólo el TSJM pudiera investigarle. Sin embargo, Cifuentes había prometido eliminar ese privilegio en esta legislatura. Pero, cumpla o no cumpla, al enviar a Taboada al Senado, se asegura que seguriá siendo aforado y sólo podrá investigarle el Tribunal Supremo. Ese es el verdadero premio.