En 2009 ganó el premio nacional del Observatorio de la Violencia de Género y Doméstica. 5 años después el ministerio de Justicia denegó su indulto. Fue en 2014 cuando el suboficial jefe de la Policía Local de Algete, Gabriel Trejo González, se vio obligado a dejar su puesto de trabajo. Una destitución que provocó la indignación en amplios sectores de la población y que se justificó en base a la actuación que Trejo realizó en las fiestas patronales de Algete en septiembre de 2010 para evitar una pelea.

Francisco Anguita, de Amnistía Internacional, explica así lo sucedido: “Gabriel tuvo un enfrentamiento serio con la Guardia Civil de su localidad. Y a raíz de aquello quedó marcado como un policía que había que intentar marginar. La ocasión llegó con motivo de las fiestas de la localidad. Un grupo de jóvenes de un pueblo vecino se enfrentó con grupos locales, y la cosa estaba a punto de derivar en una pelea de consecuencias imprevisibles cuando la policía local de Algete se llevó a los visitantes, los tuvo en comisaría hasta que los ánimos se calmaron, y los devolvió a sus casas sin un rasguño, y muy agradecidos. Sin embargo, a raíz de estos hechos se presentó contra Gabriel una denuncia por detención ilegal”.

De aquello han pasado ya siete años. Ahora Gabriel Trejo ha publicado ‘El Dragón Verde’, el libro que nunca debería haberse escrito, pero que arrasa en ventas (la editorial Fanes ya ultima la segunda edición de la obra). Su autor rompe su silencio, concede una entrevista a ELPLURAL.COM y aclara: “Yo de la Guardia Civil no tengo nada que decir”.

Por cierto, cualquier parecido con la realidad es fruto de la coincidencia.

Acaba de salir a la luz ‘El Dragón Verde’, novela en la que relata la historia de un policía que investiga unas torturas. De forma paralela, se sucede una oscura trama que pretende acabar con la carrera profesional del policía. Esta obra, ¿constituye un relato de ficción o es un fiel reflejo de lo que usted vivió en Algete?

La novela es una ficción , y como tal debe de tomarse. No obstante, todo escritor plasma en sus obras vivencias, personajes, situaciones, momentos… que antes ha vivido y que le ayudan a construir ese mundo imaginario que es una novela.    

¿Por qué animaría al lector a adentrarse en la historia que relata en ‘El Dragón Verde’?

‘El Dragón Verde’ es una ficción sobre torturas policiales, jueces y políticos permisivos con las prácticas poco éticas de algunos miembros de las Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, y según cuentan quien lo ha leído tiene esos alicientes que hacen imposible que dejes de leer. Pero quizás lo que nadie se ha percatado es que dará pistas del porqué la lucha contra la violencia de género en este país es un fracaso .    

Entiendo que usted afirme que cualquier parecido con la realidad es fruto de la coincidencia, pero Javier, el protagonista de su novela, dejó la policía en octubre de 2014 y su condición de ex funcionario público le impide acceder a las ayudas por desempleo. ¿No negará que la historia de Javier recuerda mucho a la suya?

Sí, reconozco que existen ciertas coincidencias entre la situación de Javier y la mía, pero hay una diferencia importante: Javier Fernández Cano no existe y lo que se narra en su historia es ficción.    

En la vida real, ¿podrían darse situaciones como las que relata en su libro?

Usted utiliza el condicional, y yo voy a ser más claro: se dan. Pero no lo digo yo: España ha sido condenado por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos por no perseguir la tortura  de forma clara.

Al igual que le ocurre al protagonista de ‘El Dragón Verde’, ¿considera que aquellos agentes de la Policía que intenten modernizar las actitudes de los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado podrían ser perseguidos y marginados?

No me cabe la menor duda: el sistema policial cuando detecta que eres un problema te elimina. La discrepancia sobre la forma qué debe ser la Policía / Guardia civil, o cómo debe actuar, así como cualquier intento de reforma para que Policía y sociedad no vivan de espaldas, es considerado como un atentado al buen orden establecido.    

En el prólogo de su libro, firmado por Francisco Anguita, socio de Anmistía Internacional, se afirma: “Es que en la Policía hay muchos indeseables”. ¿Comparte la opinión? ¿Por qué?

La opinión que alude usted no es de Paco, es mía, y hay que situarla en un contexto determinado. Paco en esos momentos daba clases en la academia, yo era alumno y no le conocía. Acababa de relatar el caso de una prostituta brasileña que había sido detenida en Bilbao por no tener “papeles”, y que es violada en el calabozo. En los hechos probados de la sentencia el juez estableció que no había duda de la violación, pero que no podía haber condena porque nunca se pudo demostrar quién fue, ya que la noche y el mutismo de todo el mundo impidió esclarecer el hecho. ¿Qué adjetivo utilizaría usted para definir al policía que teniendo bajo su custodia a una persona detenida la viola? ¿Cómo definiríamos a los compañeros que le encubrieron?.  

¿Y qué dice de la Guardia Civil? Lo que relata en su libro desde luego no deja indiferente al lector.

Yo de la Guardia Civil no tengo nada que decir. La obra , al ser ficción, deja libre la interpretación por parte del lector.  

¿Es consciente que su libro no gustará mucho a determinados sectores de las fuerzas de Seguridad del Estado?

Soy consciente de ello.    

¿Cómo se encuentra en la actualidad? ¿A qué se dedica tras su expulsión? Y lo más importante: ¿echa de menos su profesión o tras todo lo sucedido nunca volvería a trabajar de Policía?

En la actualidad vivo del sueldo de mi mujer. En contadas ocasiones tengo la oportunidad de dar clases a policías o vigilantes jurados pero las cantidades percibidas son muy escasas. Sueño todos los días con volver con volver ser policía , y para que ese sueño se haga realidad tiene que florecer la verdad de mi caso, y hay demasiada gente que no le interesa que eso suceda. 

('El Dragón Verde' ya puede adquirirse en la página web de la editorial Fanes