En un mundo en el que las izquierdas y las derechas coinciden en un epicentro de difícil definición que puede simplificarse como puro y duro populismo, es posible ya hasta que la líder de la ultraderecha europea, Marine Le Pen, se presente como “la candidata del pueblo”.

Ante 3.000 personas, en el Anfiteatro del Centro de Congresos de Lyon, Le Pen hizo su discurso en la clausura de su primer gran mitin de campaña, contra el europeísmo y la inmigración, y pretendió colocar al Frente Nacional junto “al pueblo” y “contra las oligarquías”.

Contra la derecha de la pasta, la izquierda de la pasta, yo soy la candidata de la Francia del pueblo", afirmó la líder de la ultra derecha, que encabeza las encuestas de la primera vuelta a menos de 80 días de las elecciones presidenciales en Francia.

Le Pen ha hecho suyo el mensaje del ‘pueblo contra la casta’ que tan buenos resultados le ha dado en España a un partido como Podemos, que, sin embargo, no hace mucho esgrimía la indefinición con su mensaje de “ni de izquierdas ni de derechas”. Ironías de la política o el mundo al revés.

"El partido de los trabajadores", según Cospedal

La candidata del Frente Nacional no ha hecho más que reproducir el mensaje que tan buen resultado le dio al Partido Popular en las elecciones de 2011, cuando su secretaria general, María Dolores de Cospedal, tuvo la brillante idea de esgrimir que el suyo era el “partido de los trabajadores”.

En un acto en Guadalajara, en 2010, la número dos del PP prometió que su partido “defenderá a los trabajadores”, "apoyará todas las reformas que sean buenas para los trabajadores", porque "el PP es el partido de los trabajadores" por la "legitimidad" que, según dijo, le otorgaba haber creado "cinco millones de puestos de trabajo" durante sus ocho años de gobierno con Aznar.

Poco tiempo después, ya en el Gobierno, el PP de Mariano Rajoy y Cospedal aprobaría la reforma laboral de la precariedad, los recortes en Sanidad, la subida de impuestos y la ley mordaza, entre otros regalos para los trabajadores.