Quiza es su forma de querer, tan solo eso. Igual es que adusta como es ella, no sepa mostrar el afecto de otra forma. Pero teniendo en cuenta los precedentes, escuchar hoy a Rosa Diez decir que “nunca me he llevado mal con Zapatero” ha causado general sorpresa. Mucha. Tanta, que ha obligado a tirar de archivo para comprobar que no se estaba alucinando.

Pero no. No hay que ir muy lejos en la memoria de los periódicos para comprobar que el comentario de Rosa Díez, que llega ahora, cuando Rodríguez Zapatero ha comenzado a despedirse, quizá se alimente de cierto deseo de lavar imagen, o de mala conciencia, pero no de sinceridad.

No habrá días en el calendario para perdonarle lo que ha hecho
La última ocasión que tuvimos de asistir al abrazo de oso que, al parecer, da Díez a aquellos con “quien no se lleva mal” fue en el reciente debate del Estado de la Nación. Durante una intervención durísima, la antigua militante socialista llegó a acusar al presidente del Gobierno de ser “principal responsable” de la legalización de Bildu porque “tutelaba” a los jueces del Constitucional.

Aún más, siguió: “los testaferros de ETA están en los ayuntamientos y diputaciones del País Vasco y Navarra. Y los responsables tienen nombres y apellidos, el principal, usted. No habrá días en el calendario para perdonar lo que ha hecho”. Frase de afecto ésta última donde las haya, que después ha intentado justificar escondiéndose detrás del hijo del asesinado Fernando Múgica.

Haga lo que suele hacer la gente después de despedirse, marcharse
Pero aún debió parecerle poca prueba de comprensión con las responsabilidades del cargo de presidente del Gobierno, y la señora Díez concluyó en el Debate su intervención con otro abrazo de osa: “No acabe usted de la peor de las maneras. Tenga finalmente un gesto patriótico de pensar en el interés del país antes de en el interés de su partido", acarició y palpó, antes de estrujar costillas de presidente al rematar la frase: "haga lo que suele hacer la gente después de despedirse, marcharse".

Por cierto, la antaño justiciera Rosa Díez que “nunca se ha llevado mal con Zapatero”, en el Debate volvió a pedir una reforma de la ley electoral que se guardó mucho de impulsar cuando era una destacada dirigente del PSOE en el País Vasco. Menos aún cuando, tras presentarse a secretaria general socialista y quedar cuarta de cuatro candidatos -obtuvo la gran cifra de 67 votos-, en lugar de ser consecuente con lo que luego pareció que eran sus ideas y quedarse a pelear por ellas aceptó el retiro dorado del Parlamento Europeo.

Gallego en el sentido más peyorativo del término
Otra perla de afecto hacia Zapatero tuvo ocasión de darla la diputada Rosa Díez en una entrevista que le hizo Iñaki Gabilondo. En el plató de la ya extinta cadena CNN+ calificó al presidente de Gobierno de “gallego en el sentido más peyorativo del término”. Es decir, para ella gallego tiene varias acepciones peyorativas, y Zapatero merecía la peor de ellas. Era reincidente, porque ya de Núñez Feijóo había dicho algo parecido. Eso sí, en este caso, la vasca nacionalista española tuvo la virtud de poner de acuerdo a todos los gallegos, porque desde el BNG calificaron su carrera política como una “progresión hacia el horror”.

Ciego… inconsciente… cobarde…
Las pruebas de respeto y contención verbal de la exsocialista hacia quien fue su secretario general son continuas según se va realizando la incursión en la hemeroteca. “El presidente del Gobierno parece vivir entre 'la ficción y el desacato'. El ciego que no quiere ver es el peor”, dijo en el Debate del Estado de la Nación de 2010.

“Zapatero ha optado por pasar a la historia como el presidente “más cobarde” de la democracia. No ha sido capaz de mantenerse al frente del barco”, dijo Rosa Díez, esta vez quizá sí, como prueba de que no podía imaginar su existencia sin el presidente, porque la frase la pronunció al saber que Zapatero no volvería a concurrir a las elecciones.

El partido de Díez, apoyo del PP
En fin… inacabable filón de pruebas de afecto rosadiezano hacia Zapatero y el PSOE en general que se concretaron tras las pasadas elecciones autonómicas y municipales, cuando gracias a la abstención de los concejales de UPyD el PP se hizo con el gobierno de varias localidades, especialmente en el cinturón de Madrid. Claro, que igual sus votantes, puestos a ponerse exquisitos y no “mancharse” situándose en un lado u otro hubieran preferido ser ellos los que se hubieran dado el gustazo de abstenerse. Pero esa es otra historia.