La salud del exministro Eduardo Zaplana es cada vez más débil debido a una nueva afección motivada por el rechazo de su cuerpo al trasplante de médula ósea al que se sometió para tratar su enfermedad linfática.

El exministro de Aznar, en prisión desde mayo por el presunto blanqueo de comisiones ilegales por 10,5 millones de euros, tuvo que ser ingresado el lunes pasado en el Hospital de la Fe en Valencia por recomendación de los médicos que lo tratan de la leucemia que padece desde 2015, tras complicaciones de su salud.

La crítica situación que vive ha llevado a decir a Zaplana  que “ya lo que quiero es morirme”, para evitar a su familia el sufrimiento por el proceso judicial, según han dicho fuentes del entorno del exministro, citadas por El Confidencial.

La juez prohíbe a Zaplana la compañía de un familiar

La titular del Juzgado número 8 de Valencia,  Isabel Rodríguez, que autorizó el ingreso hospitalario del expresidente de la Comunidad Valenciana y exministro de Trabajo, ha dispuesto que esté custodiado por agentes de la Policía Nacional, a la puerta de su habitación, y ha rechazado que pueda estar acompañado por uno de sus familiares. Asimismo, ha prohibido a Zaplana que haga llamadas desde el hospital. El político sólo puede reunirse con su abogado.

La defensa de Zaplana ha solicitado su libertad en cinco ocasiones, alegando que no existe riesgo de fuga ni de destrucción de pruebas. El Partido Popular también pidió su excarcelación porque “su vida está en serio riesgo”. Una petición a la que se han unido el expresidente José María Aznar; el líder popular, Pablo Casado; el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias; y el presidente valenciano, Ximo Puig.