Corren tiempos raros en Génova 13. Raros, por no decir tensos, inquietos y sumidos en una profusa contradicción entre los grandes nombres del Partido Popular. Tras el resultado de las elecciones generales del 23 de julio, mucho más apretado de lo que pronosticaban las encuestas, el Partido Popular ganó, pero de manera insuficiente para formar Gobierno, ni siquiera con los apoyos de Vox y del resto de formaciones de derechas de la Cámara Baja. Dicho panorama ha planteado tres posibles escenarios: una investidura de Pedro Sánchez con numerosos apoyos y la abstención de Junts, la repetición electoral, o una investidura de Alberto Núñez Feijóo con la abstención del Partido Socialista.

El último supuesto se antoja como algo surrealista, si se tienen en cuenta dos cosas: en primer lugar, que el dirigente 'popular' se ha pasado toda la campaña prometiendo que "derogaría el sanchismo", señalando al PSOE como "amigo de los enemigos de España" y abogando por sacar a Sánchez de las instituciones, y en segundo lugar, que a pesar de este repentino cambio de postura de Feijóo, únicamente explicable porque son los votos del PSOE los únicos que pueden hacerle gobernar, otros pesos pesados del PP siguen enrocados en la demonización al líder del PSOE, poniendo de manifiesto esta división de opiniones en las filas 'populares'.

Mientras la ciudadanía está viendo cómo Alberto Núñez Feijóo implora al sentido de Estado de Pedro Sánchez y del Partido Socialista, también se ha podido escuchar, en reiteradas ocasiones, a Isabel Díaz Ayuso alertar "a todos los españoles de que Sánchez ya lo tiene todo pactado y va a traicionar a España". "Está preparando un golpe contra el Rey para instaurar la República", sostuvo la dirigente madrileña. 

Por su parte, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, se ha pronunciado así sobre Pedro Sánchez: "En términos políticos es insultante que naturalice ser presidente apoyándose en un prófugo de la Justicia y en los 'bilduetarras'. Les vale todo para ser presidente, hasta pactar con 17 partidos distintos y no siendo la lista más votada". En la misma línea, el edil madrileño afeó que "Sánchez vaya a someterse a lo que pida un prófugo que quiere acabar con el modelo de convivencia de España, y todo ello mientras que el socialista se va de vacaciones a La Mareta".

"No se puede pactar con un prófugo de la Justicia como Carles Puigdemont, igual que pactar con ERC, los 'bilduetarras' y hasta 15 partidos diferentes sin ser la fuerza más votada", zanjó el alcalde de Madrid. Incluso la número dos de Feijóo, Cuca Gamarra, aseguró que "Sánchez pretende cambiar la capital española de Madrid a Waterloo", en referencia a un posible acuerdo de investidura del PSOE con la abstención de Junts. Declaraciones, todas las citadas, que no se encuentran precisamente cerca de la equidistancia que implica una abstención parlamentaria.

Por su parte, el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno Bonilla, se expresó en una línea similar a la del edil de la capital: "El PSOE no debería pactar con Junts, formación liderada por Carles Puigdemont. Es un prófugo de la justicia". "El PSOE tendría una magnífica oportunidad de apoyar esa investidura y de hacer un acuerdo de carácter constitucional con el PP", añadió el andaluz.

"Magnífica oportunidad"... para que el PP se ponga de acuerdo consigo mismo

Con estas perspectivas, el Partido Popular ha sido hipócrita en dos tiempos. En primer lugar, al desmarcarse de la estrategia de derribo que ha caracterizado toda su campaña, pasando a considerar al PSOE un partido con sentido de Estado, completamente a la contra de sus perspectivas en los meses anteriores.

Y en segundo lugar, porque los dirigentes del partido no parecen ponerse de acuerdo en lo que opinan sobre Pedro Sánchez: mientras algunos llaman a su sentido de Estado y abogan por un acuerdo constitucional que recupere el diálogo entre las dos principales formaciones políticas del país, otros lo desacreditan completamente y le afean sus pactos con los que consideran "filoterroristas y enemigos de España".

¿Cuál es, entonces, la línea real del Partido Popular? ¿La que confía en la abstención del PSOE y aboga por formar gobierno, o la que le arroja a Puigdemont, a Bildu y a Txapote a la más mínima oportunidad?

Desconcierto en la derecha mediática y prudencia en el PSOE

Esta doble vía en el seno de los 'populares' ha desconcertado a propios y extraños, incluso a escritores y opinadores de la derecha mediática poco susceptibles a ser partidarios de Pedro Sánchez. Por ejemplo, firmaba David Lema en 'El Mundo' este miércoles:

"Ha escrito González Pons que desescalar la ruptura de nuestra política es la oportunidad que no podemos dejar pasar. Ha sido leerlo y recordar algunas frases reveladoras de la desescalda del PP de estos días; las mejores, las escritas por Rafael Hernando, como aquellas en las que el propio 23-J detalló con todo lujo de detalles inexistentes una conspiración destinada a amargar al pueblo español la party de la democracia, celebrada sin duda con drogas y rock en las oficinas de Correos y culminada en unas orgías en unos trenes Valencia-Madrid con retraso", en referencia a las cuestionadas palabras que tuvo el senador del PP, asegurando que el Gobierno era "negligente e incompetente" por haberse producido este accidente y que esos pasajeros no iban a poder ejercer su derecho a voto, dando a entender que había una relación entre todos estos factores y agitando el fantasma del pucherazo.

"La frase de González Pons es extravagante en todos los sentidos. De hecho, es tan extravagante que hasta hace poco en el PP parecía que sólo Feijóo estaba en disposición de defender una desescalada, lo que no era poco si tenemos en cuenta que, según sabemos, es el presidente del partido". Así de crudamente retrata el columnista la confusa e irregular senda en la que está inmuscuido el Partido Popular. 

El PSOE, por su parte, se ha mantenido en una postura prudente, sin pronunciarse al respecto de estos choques en el PP y centrándose, únicamente, en el análisis de los resultados y en el respeto a los plazos y procedimientos de la democracia española. "España es una democracia parlamentaria, con sus plazos y procedimientos. Estoy seguro de que encontrará la fórmula para la gobernabilidad", expresaba el propio Pedro Sánchez.

"No hacemos ningún comentario (sobre la división en el PP). Es hora de reposar y analizar los resultados electorales, que llevan un mensaje claro para cada partido. Tampoco hemos hablado de fechas concretas. Queda mucho análisis por hacer", apuntan, por otra parte, diferentes fuentes socialistas.