Las derechas no olvidan el caso Pegasus y los socios del Gobierno no le perdonan a Pedro Sánchez su gestión. Los primeros censuran que el presidente haya integrado al independentismo catalán y vasco en la comisión de gastos reservados (conocida como secretos oficiales); mientras los segundos lamentan que las explicaciones no solo son insuficientes, sino que abundan en su preocupación. Así, PP, VoxCiudadanos Esquerra han preparado un miércoles caliente para Sánchez.

La sesión de control ya acostumbra a alcanzar cotas elevadas de crispación, pero la del próximo miércoles 11 de mayo se aventura más sangrante. La comisión de secretos oficiales no sació la sed de nadie. Al contrario, agravó la situación. El PSOE esperaba aplacar a Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y EH Bildu principalmente. Objetivo frustrado. Ambos salieron peor incluso de lo que entraron. La directora del CNI, Paz Esteban, admitió haber espiado a 18 independentistas con orden judicial, entre los que se encuentraba el president de la Generalitat, Pere Aragonès. Sobre las intervenciones de los terminales móviles del resto de la lista de más de 60 desvelada por Citizen Lab y The New Yorker, los servicios de inteligencia dicen desconocer quién lo hizo y por qué. El diputado y portavoz del Grupo Republicano, Gabriel Rufián, deslizó que se barajan dos hipótesis: o una potencia externa u otros elementos del Estado.

Pedro Sánchez se vio las caras el pasado viernes con Pere Aragonès en un acto en el Cercle d’Economía de Barcelona e intercambiaron impresiones. Por sus rostros, la conversación fue de todo menos agradable. Se emplazaron a una reunión con carácter de urgencia que aún no está agendada. Será una cita privada y que sentará los mimbres del futuro de una legislatura que se tambalea.

Hasta que dicho acercamiento se produzca, Esquerra no rebajará sus revoluciones. “¿Está el Gobierno español satisfecho con la actuación de los servicios de inteligencia?”, preguntará Rufián a Margarita Robles en la sesión de control. Se espera un choque de trenes de consecuencias imprevisibles. La titular de Defensa ha sido especialmente áspera con los aliados del Ejecutivo desde que estalló Pegasus, provocando incluso fricciones con otros ministros socialistas como Félix Bolaños. Por su parte, ERC, Unidas Podemos y EH Bildu piden su cabeza. No obstante, su puesto no corre peligro pues cuenta con el respaldo sin fisuras del presidente.

Hurgando en la herida

Que se espiara al independentismo catalán y vasco no preocupó en absoluto a las derechas. Todo lo contrario, se celebró. Al fin y al cabo, les consideran “enemigos de España”. La ferviente defensa de Robles del CNI y la justificación en pleno del espionaje como medida preventiva ante ataques al Estado fueron jaleados por PP, Vox y Ciudadanos. Sin embargo, populares, ultras y naranjas no perdonan que Meritxell Batet, presidenta del Congreso, facilitara la integración de ERC, Bildu y la CUP en la comisión de secretos oficiales y, desde entonces, los aplausos han tornado en afiladas y envenenadas preguntas.

Para abrir boca, la secretaria general del PP, Cuca Gamarra, preguntará a Sánchez si considera “importante reforzar las instituciones del Estado”. A buen seguro, el debate encarrilará dirección CNI.

Carlos Rojas preguntará al ministro de Presidencia, Félix Bolaños, qué protocolos se están implementando para garantizar que los altos cargos del Gobierno “sigan los protocolos de seguridad”. Asunto espinoso, pues el espionaje a Pedro Sánchez y Margarita Robles ha provocado fricciones entre Bolaños y la ministra de Defensa a cuenta de quién es el responsable de la seguridad del móvil del presidente.

José Antonio Bermúdez de Castro preguntará, precisamente a Robles, “cómo valora las críticas que los socios de investidura hacen a los servicios de seguridad del Estado”.

Por su parte, la diputada de Vox y candidata a la Junta de Andalucía, Macarena Olona, insistirá a Bolaños para que aclare quién era el responsable de la seguridad del móvil de Sánchez; mientras Inés Arrimadas, líder de Ciudadanos, espera que Sánchez reflexione sobre los pactos con Esquerra y Bildu y la inestabilidad de la legislatura.