El próximo martes 8 de noviembre EEUU elige a su cuadragésimo quinto presidente. Hillary Clinton o Donald Trump. Una decisión crucial ya que determinará no solo la hoja de ruta de EEUU para los próximos cuatro años, sino también el devenir de muchos otros países por aquello de que EEUU es el hegemón por antonomasia a nivel internacional -con permiso del geógrafo político John A. Agnew-. Pero… ¿Cómo se elige al nuevo inquilino de la Casa Blanca?

El sistema de elección presidencial en EEUU es indirecto y mayoritario con circunscripción plurinominal. Los ciudadanos votarán para elegir los denominados compromisarios o electores y éstos serán los que voten en su nombre para elegir al nuevo presidente.

El número de electores varía en cada Estado, coincidiendo con el número de representantes de cada uno de ellos: senadores (dos por Estado), diputados en la Cámara de Representantes y los tres delegados de Washintong DC. Entre los 100 senadores y los 438 representantes se alcanza el montante total de los 538 electores que votarán por Trump o Clinton. Para ganar se necesitan 270 votos electorales.

¿Cómo se ganan los electores de cada Estado?

Como decíamos, el sistema es mayoritario con circunscripción plurinominal. Los ciudadanos votan, y quién gane, Partido Republicano o Partido Demócrata, se lleva todos los electores de ese Estado. Independientemente de lo ajustado que haya sido el resultado de la votación. Hay dos excepciones a este sistema. Maine y Nebraska distribuyen el voto electoral de forma proporcional entre cada candidato de acuerdo al porcentaje de votos populares obtenido.

Un sistema abusivo: puedes ser presidente aún perdiendo

Este sistema es uno de los más criticados por los expertos ya que no respetan la minoría, por muy mayoritaria que ésta sea. Da igual ganar por un voto que por un millón, el que gana se lo lleva todo.

Esto permite que se den paradojas tales como que puede resultar elegido presidente el que menos votos populares haya recibido. Lo importante es tener el voto concentrado, ya que si tienes el voto ciudadano disperso, puedes sumar más votos populares que tu contrincante pero este puede ganar porque quien gana en un Estado se lleva todos los compromisarios del mismo.

Esto fue lo que ocurrió, por ejemplo, en el año 2000, cuando George W. Bush fue elegido como nuevo inquilino de la Casa Blanca con 271 votos electorales tras una impugnación y recuento en Florida. Bush obtuvo casi medio millón menos de votos que Al Gore (445.000), pero se llevó los compromisarios de Florida y ganó con 271 votos electorales frente a 266.

Pero éste no fue el único caso: ocurrió lo mismo en 1824, John Quincy Adams ganó a Andrew Jackson con 38.000 votos populares menos; en 1876 Rutherford B. Haya sometió a J. Tilden a pesar de sumar 264.000 votos menos; y en 1888 Benjamin Harrison se impuso a Grover Cleveland.

¿Puede ganar Trump?

He aquí la razón por la cual a pesar de lo que señalan las encuestas, Trump podría ganar, puesto que no necesita más votos populares, sino un voto concentrado en determinados Estados. En este sentido, los datos señalan que el magnate cuenta con una base de 102 compromisarios, mientras que Clinton cuenta con 210, por lo que aún estaría muy lejos. Pero la gran batalla se libra en los Estados clave, aquellos indecisos y con un gran número de compromisarios: Ohio 18, Florida 29, Washintong 12 y Carolina del Norte 15.

¿Qué ocurre en caso de empate?

Se necesitan 270 votos electorales para erigirse presidente de EEUU. Pero en caso de empate, el sistema cambia: el presidente sería elegido por la Cámara de Representantes entre los tres candidatos más votados y el Senado al vicepresidente entre los dos candidatos más votados. Si se diera este caso, podría ocurrir que presidente y vicepresidente no coincidan, por lo que el inquilino de la Casa Blanca tendría que lidiar con un número dos como oposición interna.