Este martes, el actual ministro de Justicia, Rafael Catalá, conseguía el dudoso honor de convertirse en el primer ministro reprobado por el Congreso de la Democracia de nuestro país.

Pese a ello y pese a que está en el punto de mira acusado por la oposición de injerencias en la Justica por intervenir en las investigaciones del Caso Lezo, parece que a Catalá nada le importa.

Minutos después de escuchar las reprimendas de la oposición y de aprobarse su reprobación por abrumadora mayoría, Catalá sacaba pecho publicando unos mensajes en su cuenta de Twitter en los que defendía su trabajo y trayectoria.

“Desde hace 30 años ejerzo mi responsabilidad como servidor público desde el compromiso con el interés general”, escribió Catalá para añadir: “Entiendo la crítica política pero no el daño que se hace a una institución esencial de nuestra democracia”.

Sus mensajes tenían unos claros destinatarios: los fiscales más progresistas. Por ello sus palabras no se han quedado sin respuesta. Poco después, la Unión Progresista de Fiscales le exigían que “no faltase a la verdad” y lanzaban una buena reprimenda que ha sido aplaudida por otros usuarios de las redes sociales.

“Ministro, NO FALTE A LA VERDAD. 2 de las 3 asociaciones de Fiscales denunciamos sus INJERENCIAS en Fiscalía. La otra ayudó a colocar a #Moix”, advertía la asociación acusando a Catalá de haber dañado tanto la imagen de la Fiscalía y de la Justicia que ahora los ciudadanos no pueden verlo como algo imparcial.