En las últimas semanas el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha coleccionado todo tipo de críticas por su desfile por Europa refiriéndose en términos poco honorables del Gobierno de España, minando así su imagen. Pero que el líder de la oposición hablara mal del país no ha sido su mayor traición a la patria que tanto dice defender. Casado llegó a maniobrar para boicotear la llegada de los tan necesitados fondos europeos para la recuperación económica. Y ahora que han llegado, él mismo, es un ejercicio de cinismo como pocos, ha acudido a la UE para agradecer la inyección de liquidez.

A través de un mensaje en su perfil de Twitter, Casado ha comunicado que “hoy me he reunido con el comisario europeo de Presupuesto y Administración, Johannes Hahn, para agradecer la ayuda a España del plan Next Generation Eu, y la necesidad de hacer reformas para crecer y crear empleo”.

El plan Next Generation Eu no es otro que el plan de recuperación de Bruselas dotado de 806 900 millones de euros para todos loes estados miembro. El mismo para el que pidió mayores controles.

Célebres son ya las ilustres fotografías que Casado posteó en su cuenta oficial de Twitter el 29 de septiembre de 2020, cuando se reunió con los 27 embajadores de la Unión Europea en una cita nada habitual y en casa del emisario alemán: “Con los 27 embajadores de la UE he recordado mi propuesta ignorada por Sánchez de pactar el Plan de reformas y una agencia independiente para los fondos”, rezaba su tuit.

En otras palabras, mientras España negociaba y se pactaban las condiciones de los fondos europeos y con el país en el punto de mira por los datos de contagios (por aquel entonces eran los más altos de la UE), el líder del PP optó por maniobrar contra Sánchez, poniendo en serio riesgo el paquete de ayudas. Casado agitó el fantasma de la desconfianza, cuestionando la gestión que harían los socialistas de los 140.000 millones que le corresponderían en los próximos tres años.

Era una cuestión nacional y era vital que existiera cierto consenso y unidad nacional para defender los intereses del país, pero el líder de la oposición escogió la opción de desgastar al Ejecutivo y torpedear los fondos. Finalmente no lo  consiguió, pero no porque no se esforzara en ello.

Casado deslizó entre sus colegas europeos que España haría un uso fraudulento de las ayudas recibidas, aliándose con los denominados halcones de Europa, los cuatro grandes guardianes de la disciplina fiscal: Países Bajos, Suecia, Dinamarca y Austria. Junto a ellos, exigieron fuertes controles y condiciones al Fondo de Recuperación de los países del sur y, en consecuencia, maniobrando contra los intereses nacionales.