Juan Carlos quiere volver a España, incluso este mes si fuera posible. Lo que enreda el proyecto es el supuesto de que su estancia tendría que ser breve por motivos fiscales. Si permanece en España menos de 183 días al año, no tendría que tributar aquí sino en el país donde resida el resto del tiempo. Algo muy poco patriótico e imposible de imaginar cuando sus primeros chanchullos eran conocidos por un grupo muy limitado de personas de la élite política o empresarial, y decidieron mirar hacia otro lado.

A medida que avanzaba la consolidación de la democracia, los valores monárquicos perdían vigor en el sagrado espacio que habían ocupado, y el Rey Juan Carlos campaba a sus anchas, el vaso de cristal empezó a resquebrajarse hasta caer roto en mil pedazos.

Buenos amigos nunca le han faltado al emérito, como se ha a demostrar ahora de nuevo al conseguir reunir los cuatro millones largos que necesitaba para regularizar su situación tributaria. Ha sido un préstamo con interés cero de un grupo de incondicionales. Una actuación que está siendo investigada y porque la Zarzuela tiene una norma sobre regalos que establece que ni los reyes, ni sus hijas o padres podrán aceptar obsequios de dinero o préstamos a interés inferior del que marca el mercado, o sin interés.

María Jesús Montero, portavoz del Gobierno y ministra de Hacienda, ha levantado el velo de las declaraciones vagas hechas hasta ahora por la presidencia del Gobierno y ha anunciado que se trata de averiguar si la regularización realizada por el Rey emérito “es veraz y es completa”. Y Dolores Delgado, Fiscal General del Estado, ha asegurado a su vez, en una reciente Y comparecencia parlamentaria, que esa acción tributaria aportará más datos que facilitarán nuevas investigaciones y comprobaciones.  

Mientras su hijo, el rey Felipe VI, aborda con gran discreción los  tejemanejes de su antecesor. Probable conocedor de algunas de las andadas de su padre, no tendrá muchas dudas acerca de quienes en su entorno facilitaron tantos desmanes.

Por si fuera poco, las infantas Cristina y Elena han aprovechado su viaje a los Emiratos Árabes para vacunarse contra el coronavirus. Una tentación que no quisieron rechazar a pesar de la delicada situación en la que se encuentra su hermano.

Para redondear tanto dislate, como manda la Ley, el juez ha puesto en libertad provisional al charlatán ex comisario Villarejo. Acaso tengamos pronto una completa información, veraz o inventada, sobre quien dijo qué en la feliz y bulliciosa celebración en Dubai del cumpleaños de quien fue capaz de derribar su propio prestigio.